En busca de la felicidad
Eduardo Punset lleva escritos varios libros sobre la felicidad. Le gusta explicar esas complejidades de nuestro cerebro que nos permiten ser felices por un serm¨®n, el amor o una hamburguesa. Pero ni ¨¦l ni nadie nos explican por qu¨¦ nos da felicidad que el Estado amanezca cada d¨ªa para solucionarnos la vida. Ante el problema de la vivienda, que Zapatero nos ponga casa gratis. Ante el cambio clim¨¢tico, pues que Camps o Gonz¨¢lez Pons cierren el grifo del urbanismo. S¨®lo falta que las p¨¢ginas de puticlubs en los peri¨®dicos las pague la conseller¨ªa de Bienestar. ?No anuncian felicidad?
Y viene esto porque la mayor parte de los debates que encierra la diaria dial¨¦ctica valenciana viajan a caballo entre el derecho a la felicidad y la cruda realidad por conseguirla. Quiero poner dos ejemplos. El precio del agua desalada y el huidizo debate sobre la energ¨ªa necesaria en la Comunidad Valenciana. No son temas que est¨¦n en la agenda de Camps o de Pla, ni siquiera en la agenda medi¨¢tica. Pero al igual como la productividad, la competitividad de nuestros productos, el final del ciclo citr¨ªcola o la inmigraci¨®n, aquellos asuntos permanecen agazapados bajo el eterno debate del tripartito valenciano y de izquierdas, las corruptelas urban¨ªsticas de los buenos o de los malos y la excentricidad diaria de Gonz¨¢lez Pons.
El hedonismo no es s¨®lo una cuesti¨®n del placer que da comprar. Es tambi¨¦n la suma de las corrientes pol¨ªticas que nos aseguran un futuro correcto si ahora nos protegemos. Por ejemplo, hay que protegerse de la planta de biodi¨¦sel a instalar en el puerto de Alicante porque la sostenibilidad as¨ª entendida da la felicidad. Nadie aclara de d¨®nde tendr¨¢ que salir la energ¨ªa necesaria para iluminar la Explanada. Pero a nosotros los pol¨ªticos nos deben proveer de luz sin que nosotros admitamos el biodi¨¦sel, entrar a plantear las centrales nucleares o los molinillos de viento.
El man¨¢ llov¨ªa del cielo en los tiempos b¨ªblicos. Ahora lo comercializa el estado a cambio de votos para el gobierno ocupante. Por ejemplo: en Espa?a todos queremos tener una o dos viviendas en propiedad como percepci¨®n de la felicidad que da ser propietario. Pero llega Francia y, ante los Hijos de Don Quijote, reconoce el deber del Estado de garantizar vivienda gratis. A partir de ahora la felicidad de ser propietario la conceden S¨¨gol¨¨ne Royal, Nicolas Sarkozy o Pedro Solbes. ?Guay!
Porque si la felicidad es tan barata y la provee Madrid ya hemos ca¨ªdo en la trampa del Gran Hermano. No queremos en nuestro patio casero ninguna de las doce plantas de biodi¨¦sel previstas en la Comunidad Valenciana. Ni los molinillos de viento, ni las enormes superficies necesarias para conseguir energ¨ªa solar rentable y suficiente. Y, por supuesto, ni hablar de hablar de la energ¨ªa nuclear. Ni de incineradoras, ni de vertederos. Pero tampoco queremos gastar petr¨®leo, porque provoca el efecto invernadero, ni que se construyan nuevos apartamentos. S¨®lo queremos la felicidad de ver los cielos limpios desde nuestro adosado en una playa caribe?a en el Perellonet. Por eso la batalla entre el¨¦ctricas y energ¨ªas alternativas se la hemos trasladado a la Moncloa.
Es como el debate sobre las desaladoras, por encima de si son mejor o peor soluci¨®n que los trasvases. ?Han o¨ªdo hablar del enfrentamiento entre los ministerios de Industria (Joan Clos) y el de Medio Ambiente (Cristina Narbona) por la repercusi¨®n del consumo energ¨¦tico de las desaladoras sobre el precio de las tarifas el¨¦ctricas? Seguro que no. Eso romper¨ªa el concepto de felicidad que da abrir el grifo y que salga agua o dejar encendida toda la noche la luz de la cocina.
?Para qu¨¦ quiero enterarme de los romances que hay para ser consejero y presidir Bancaja o la CAM? Mi felicidad es conseguir la hipoteca y que me cubran el descubierto de la tarjeta de vez en cuando. ?Modesto Crespo presidente de la CAM? ?Pero no era un tal Gisbert el director general de la CAM? ?Este Crespo es tambi¨¦n el de Coepa, IFA y otros cargos? ?Y no era Jos¨¦ Luis Olivas presidente de la Generalitat? Mi felicidad est¨¢ en darle a la llave y encender la luz o meter la tarjeta en el cajero y que me suelte un microcr¨¦dito. ?Planta de biodi¨¦sel? ?Nucleares? ?Elecciones para consejeros? ?Concentraci¨®n del poder econ¨®mico? ?No joda! Entender de todo eso contamina mi felicidad. Llamen a Greenpeace para que entre en la CAM.
www.jesusmontesinos.es
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