El crimen del pueblo de los 25 vecinos
Contin¨²a el misterio sobre la muerte del alcalde de Fago, Miguel Grima, asesinado de un escopetazo el pasado d¨ªa 12. Los amigos de la v¨ªctima, que le definen como una persona "vehemente", est¨¢n seguros de que el crimen tiene que ver con la actividad pol¨ªtica del regidor. La Guardia Civil no lo tiene tan claro. Nadie ha sido detenido todav¨ªa por el crimen.
La casa rural que regentaba el alcalde no marchaba bien, seg¨²n cuentan los vecinos
"Comprometerse tiene sus riesgos en estos pueblos peque?os, ya que es m¨¢s c¨®modo no hacer nada. No podemos entender c¨®mo alguien pudo envalentonarse para hacer algo as¨ª. Miguel apost¨® fuerte por algunas personas que hoy le han dado la espalda. Ponerse a trabajar le supuso la muerte". Es lo que proclam¨® ayer un amigo de Miguel Grima Mas¨ªa al leer un comunicado en la concentraci¨®n ciudadana convocada en repulsa por el asesinato del alcalde de Fago (Huesca), muerto a tiros el pasado d¨ªa 12.
Los amigos, pues, parecen tener claro que el crimen est¨¢ directamente relacionado con la actividad pol¨ªtica de Grima y las rencillas que ¨¦sta origin¨® en una parte de su vecindario. Sin embargo, la Guardia Civil, aparentemente, no lo tiene tan claro. A¨²n no hay detenido ning¨²n sospechoso.
Unas 300 personas acudieron a mediod¨ªa de ayer ante el Ayuntamiento de Fago para expresar su repulsa por el vil asesinato de Grima, que muri¨® por un escopetazo el pasado d¨ªa cuando se trasladaba desde Jaca a su domicilio, tras asistir a una reuni¨®n del organismo comarcal de la Jacetania.
Varios individuos le tendieron una celada a dos kil¨®metros de Majones y despu¨¦s intentaron arrojar su cad¨¢ver por un terrapl¨¦n, sin llegar a conseguirlo. Ocho d¨ªas despu¨¦s del crimen, la Guardia Civil no ha logrado desenmascarar a los autores del homicidio.
Durante el acto ciudadano, al que asistieron alcaldes y dirigentes del PP, los amigos de Grima se?alaron que "no existe causa alguna que justifique un asesinato como el ocurrido", y recordaron unas palabras de Grima en las que afirmaba que "un pueblo sin campana es un pueblo sin vida". Los amigos recordaron que Grima, que llevaba dos legislaturas al frente del min¨²sculo Ayuntamiento, gobern¨® con "vehemencia" para conseguir para su pueblo repetidores de telefon¨ªa, alcantarillado y otras mejoras, lo que, por otra parte, hab¨ªa suscitado rencores y "rumores sin fundamento" entre sus convecinos.
Sergio, un argentino que recal¨® en Fago en 1992 y desde entonces trab¨® una s¨®lida relaci¨®n con el alcalde, envi¨® una carta "desde el otro lado del oc¨¦ano", en la que evocaba c¨®mo se fragu¨® su amistad con Grima. "Miguel se indignaba por que un vecino tiraba esti¨¦rcol al canal que discurre por el pueblo o por que alguien se dedicaba m¨¢s a cuidar sus vacas que a los animales salvajes", se?alaba Sergio, haci¨¦ndose eco de los litigios que el fallecido hab¨ªa mantenido durante a?os con uno de los vecinos del pueblo. "Muchos no perdonaron que un ma?o, un forastero, mandase en Fago", agregaba la carta le¨ªda por expreso deseo de los familiares. Y finalizaba diciendo: "Debe hablar la gente de bien que conoce el asunto... Y se har¨¢ justicia".
Sin embargo, esa gente que "conoce el asunto" no habl¨® ni lo ha hecho en los d¨ªas transcurridos. Estas personas, casi siempre nerviosas y crispadas, se han limitado a repetir una y otra vez que "se est¨¢n diciendo muchas mentiras" y que "Miguel se sent¨ªa perseguido y amenazado", en especial durante los ¨²ltimos meses.
Grima "situ¨® a Fago en el siglo XXI, y esto le llev¨® a granjearse la enemistad de personas de la zona que a¨²n viven en el XIX", asegura un amigo del regidor asesinado. Fago protagoniz¨® hace media centuria, junto a Ans¨®, Roncal y Urdu¨¦s, un tipo de emigraci¨®n temporal fundamentalmente femenina que, como las golondrinas, cruzaban los Pirineos en oto?o para ir a trabajar a Francia como sirvientas o a las f¨¢bricas de alpargatas de Mauleon. Esas mujeres regresaban a sus casas en primavera y por esos se les conoc¨ªa popularmente como las golondrinas.
Sin embargo, este diminuto pueblo del Alto Arag¨®n tiene algo de decimon¨®nico: posee Ayuntamiento propio desde 1862, debido a que entonces su poblaci¨®n era de varios cientos de almas. Desde entonces, este pueblo goza del privilegio de contar con su propio Gobierno local, constituido s¨®lo por el alcalde, debido a que jam¨¢s ninguna autoridad se dio cuenta del brutal descenso de poblaci¨®n (hoy s¨®lo tiene 25 personas censadas con derecho a voto). El regidor s¨®lo manda sobre un pu?ado de casas porque no tiene t¨¦rmino municipal, sino que ¨¦ste pertenece en su integridad al vecino Ans¨®.
Precisamente la carencia de suelo y bosques es lo que llevo a Grima a emprender una de sus frecuentes batallas judiciales. Ans¨® le cede en la actualidad la quinta parte de los aprovechamientos de los montes, pero Grima deseaba que el pueblo hermano le cediera la titularidad de la quinta parte de los hayedos y otras especies que pueblan ese terru?o. Pele¨® y litig¨® por hacerse con ese solar, pero la Diputaci¨®n General de Arag¨®n le quit¨® hace un par de a?os la raz¨®n.... Y se dio por vencido.
El pol¨ªtico asesinado era as¨ª: litigaba por todo y contra todos. Una veces para oponerse al empadronamiento de nuevos vecinos; otras veces porque alguien hab¨ªa hecho una chimenea o una obra que ¨¦l consideraba irregular; otras veces para impedir que un fagotano pasara sus vacas por las calles del pueblo... Dicen que gast¨® miles de euros de las arcas municipales en estas batallas jur¨ªdicas, que en su mayor parte perdi¨® en los tribunales.
Estas frecuentes disputas fueron generando en el pueblo un clima de enfrentamiento y radicalizaci¨®n entre la treintena de vecinos. "O estabas con Miguel o eras su enemigo. Y si t¨² no eras de ninguno de los dos bandos, pero te ve¨ªan hablar con alguna persona claramente alineada, ya te buscabas la enemistad del contrario. El clima social ha llegado a ser irrespirable en los ¨²ltimos meses", explica un vecino que, como es habitual, requiere mantenerse en el anonimato.
Los amigos de Grima le describen como un hombre vehemente a la hora de defender sus opiniones, tanto que en m¨¢s de una ocasi¨®n vio c¨®mo sus seguidores se opon¨ªan a alguna de sus decisiones. A la vez, recuerdan que era muy aficionado a la monta?a, a la naturaleza, a las flores y a los p¨¢jaros. "Conoc¨ªa las especies de la mayor¨ªa de las aves", afirma una mujer.
?Pero el emponzo?amiento social de Fago hab¨ªa llegado a tal extremo como para explicar un asesinato? Nada de lo que cuentan los vecinos parece suficiente como para explicar que alguien hubiera decidido vengarse del alcalde quit¨¢ndole la vida. ?Hay alguien capaz de matar a un ser humano por negarle el empadronamiento? ?Hay alguien con agallas como para dar muerte a un semejante por subirle las tasas municipales? ?Hay alguien capaz de dar un tiro a un hombre s¨®lo porque le ha paralizado una obra? Parece imposible de creer. Adem¨¢s, Grima ya hab¨ªa manifestado a sus amigos que no volver¨ªa a presentarse a las elecciones municipales del mes de mayo. Entonces, ?no ser¨ªa lo m¨¢s sensato esperar pacientemente a que abandonara el cargo y confiar en la llegada de un nuevo regidor?
La Guardia Civil ha tomado huellas y muestras de saliva a varios vecinos de Fago para cotejarlas con el perfil gen¨¦tico extra¨ªdo de dos pelos hallados en el autom¨®vil Mercedes 190 del alcalde, que los criminales dejaron abandonado junto a una ermita pr¨®xima a Berd¨²n, a unos 12 kil¨®metros de la curva donde le esperaron para matarle. Pero las pesquisas han dado resultado negativo.
El regidor asesinado y su esposa, Celia Estalrich, eran propietarios del hotel rural Casa Tadeguz, un inmueble de 1850 reconstruido durante 2002 y 2003. Dicen sus convecinos que el matrimonio gast¨® en este hotel alrededor de 400.000 euros en rehabilitarlo. Pero el negocio no iba bien, ya que la mayor parte de sus seis habitaciones estaban habitualmente desocupadas (el dormitorio doble cuesta entre 80 y 90 euros). El hecho es que la inversi¨®n no estaba dando los resultados apetecidos y hay vecinos que sospechan que Grima estaba atravesando dificultades econ¨®micas. ?Est¨¢ este problema detr¨¢s del crimen? No hay ning¨²n dato objetivo para sospecharlo, pero es m¨¢s que probable que la Guardia Civil lo est¨¦ investigando.
El ¨²nico hecho incontestable, por ahora, es que el alcalde de Fago muri¨® de un disparo de postas sobre las diez de la noche del viernes de la semana pasada, tras verse obligado a parar su coche en una curva de la estrecha carretera que discurre desde Majones a su casa. Los homicidas colocaron unas piedras para forzarle a parar y, cuando lo hizo, le dispararon un cartucho que rompi¨® el cristal de la ventanilla del conductor. Arrojaron su cad¨¢ver a dos metros de ese punto y huyeron llev¨¢ndose consigo el viejo Mercedes de la v¨ªctima, que dejaron abandonado en las proximidades de Berd¨²n, a una treintena de kil¨®metros de Jaca. Lo unico que se sabe de los homicidas es que uno de ellos llevaba una linterna frontal y que vest¨ªa un mono de trabajo.
Los amigos de Grima, alcalde independiente por las listas del PP, reh¨²san comentar las dificultades econ¨®micas u otros aspectos de su vida. Se limitan a proclamar una y otra vez que ha sido "el mejor alcalde" que tuvo jam¨¢s el pueblo. Pero reniegan de hablar con las docenas de periodistas y c¨¢maras de televisi¨®n que desde hace una semana han ocupado las calles del pueblo y han roto su tranquilidad. "Que se haga justicia y que se detenga a los asesinos", dicen solamente, convencidos de que en la emboscada mortal participaron al menos tres personas. Su desenmascaramiento y captura es un reto para la Guardia Civil. Mientras tanto, la muerte planear¨¢ sobre el id¨ªlico paisaje de Fago, representado por las dos ardillas que campean en su escudo her¨¢ldico.
La familia y los m¨¢s amigos del regidor asesinado mantienen que este ven¨ªa siendo v¨ªctima de m¨²ltiples amenazas. Pero la Delegaci¨®n del Gobierno en Arag¨®n sostiene que jam¨¢s lleg¨® a presentar ninguna denuncia, por lo que las autoridades no le hab¨ªan asignado escolta. Pese a eso, su c¨ªrculo de familiares y amistades le hab¨ªa recomendado que dejara el cargo porque la situaci¨®n, seg¨²n dicen, hab¨ªa llegado a ser insostenible. No obstante, ninguna de las supuestas amenazas parece de tal gravedad como para sospechar que quien las hizo decidi¨® cumplirlas de un escopetazo en la noche del pasado d¨ªa 12. El misterio contin¨²a.
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