Muere a los 94 a?os el abate Pierre
Defensor de los pobres, el sacerdote era el referente de la conciencia moral de Francia
Francia se sinti¨® ayer hu¨¦rfana. No es un recurso literario. El abate Pierre, el hombre m¨¢s querido por los franceses, muri¨® en el hospital militar de Val de Grace, en Par¨ªs, a la edad de 94 a?os. "Siempre tuve la impaciencia de la muerte", hab¨ªa dicho. Este hombre bueno era la conciencia del pa¨ªs. Cuando las cosas iban mal, cuando las lacras sociales se hac¨ªan insoportables, su voz ejerc¨ªa de revulsivo, sacaba a los ciudadanos de su confortable modorra. Su imagen asc¨¦tica y popular al tiempo; su boina y sus barbas; su iron¨ªa y su capacidad para indignarse parec¨ªan ser algo tan permanente como el paisaje.
Ayer, una y otra vez, las emisoras de radio y televisi¨®n repitieron su dram¨¢tica llamada en el g¨¦lido invierno de 1954. "?Amigos, socorro!", dec¨ªa, "una mujer ha muerto congelada esta noche...". Aquella llamada levant¨® una ola de solidaridad hasta entonces desconocida. Todo el mundo aport¨® dinero, e incluso el Gobierno acab¨® decretando un plan de urgencia para construir viviendas.
En Espa?a, su comunidad adopt¨® el nombre de Los Traperos de Ema¨²s
La ley francesa sobre los 'sin techo' llevar¨¢ el nombre del abate, ha prometido Chirac
Para entonces hac¨ªa ya cinco a?os que hab¨ªa fundado la primera comunidad de Ema¨²s, para acoger a los despose¨ªdos, en torno a un modelo que evitaba la receta de la simple caridad para incidir en que las personas necesitadas se valieran por s¨ª mismas: reparando y revendiendo objetos recuperados en la basura. En Espa?a la comunidad tom¨® el nombre de ese viejo oficio, Los Traperos de Ema¨²s. Sus comunidades se encuentran en 35 pa¨ªses.
Llevaba una semana en el hospital, aquejado de una bronquitis. Toda su vida hab¨ªa tenido problemas pulmonares y una salud fr¨¢gil, que le oblig¨® a abandonar la vida mon¨¢stica. Pero la suya era una mala salud de hierro. ?ltimamente se le ve¨ªa un tanto debilitado, pero eso no le impidi¨® acudir a la recepci¨®n de a?o nuevo que ofreci¨® el presidente Chirac en el palacio del El¨ªseo e insistir en la gran batalla de toda su vida: el derecho a la vivienda.
Un tema en el que, curiosamente, ha encontrado sucesores. La campa?a llevada a cabo estas navidades por la organizaci¨®n Los Hijos de Don Quijote en favor de los sin techo ha forzado al Gobierno a enviar al Parlamento un proyecto de ley que fija constitucionalmente este derecho. Chirac, ayer, a modo de homenaje, anunci¨® que cuando se apruebe la ley llevar¨¢ el nombre del abate Pierre.
Henri Grou¨¨s, pues ¨¦ste era su verdadero nombre, naci¨® en Lyon el 5 de agosto de 1912, en el seno de una familia pudiente de cat¨®licos fervientes que tuvo ocho hijos. Encontr¨® pronto su destino: los pobres. A los 19 a?os ingres¨® en la orden de los Capuchinos y reparti¨® su parte de la herencia familiar entre los pobres de Ly¨®n. Pero la invasi¨®n alemana cambi¨® moment¨¢neamente sus planes y le llev¨® a formar parte de la Resistencia contra la ocupaci¨®n nazi. De ah¨ª le ven¨ªa su nombre, Abb¨¦ Pierre, que no es otro que el alias que escogi¨® en los maquis.
Acabada la guerra, tras la liberaci¨®n, hizo sus pinitos en la pol¨ªtica y lleg¨® a ser elegido diputado por la democristiana MRP. Fue precisamente con el sueldo de representante del pueblo como compr¨® la primera casa de Ema¨²s, en Neuilly, a las afueras de Par¨ªs. Tras el famoso llamado a la solidaridad del invierno de 1954, emprendi¨® una actividad fren¨¦tica para sacar adelante la organizaci¨®n que hab¨ªa creado, pero, de nuevo, su salud le oblig¨® a parar. Entre 1954 y 1958 pas¨® 22 meses en los hospitales y sufri¨® 22 operaciones.
Pero ni estos ni otros episodios posteriores, como el Parkinson o un amago de infarto, consiguieron frenar su incre¨ªble energ¨ªa. Su imagen p¨²blica, sin embargo, pareci¨® desaparecer de la escena francesa. Pero, a principios de la d¨¦cada de 1980, cuando el desempleo empezaba a crecer y su impacto social se hac¨ªa imposible de obviar, el abate Pierre volvi¨® y reformul¨® su mensaje, esta vez dirigido a los "nuevos pobres".
Sus acciones p¨²blicas fueron siempre precisas y provocadoras. Por ejemplo, en 1984 denunci¨® "el esc¨¢ndalo de la destrucci¨®n de los excedentes agr¨ªcolas" y cre¨® el primer "banco de alimentos" de Francia. Tambi¨¦n su impulsividad le jug¨® malas pasadas, como cuando en 1996 sali¨® en defensa de su amigo el fil¨®sofo Roger Garaudy, a¨²n m¨¢s exc¨¦ntrico que ¨¦l, que se convirti¨® al islam y escribi¨® libros que niegan la existencia del Holocausto.
En los ¨²ltimos tiempos, su venerable figura se hab¨ªa convertido en una especie de referente moral de Francia. Cada a?o encabezaba la lista del personaje m¨¢s querido del pa¨ªs.
Pero no era un personaje f¨¢cil. Por supuesto, no lo era para la Iglesia, que nunca pudo pillarle en falso, pero a la que molestaba su sinceridad y sus opiniones radicales sobre el celibato de los curas, en favor del uso del preservativo en la lucha contra el sida y sobre el papel de las mujeres en la Iglesia. Sus opiniones se pueden encontrar en los muchos libros que escribi¨®, desde el teatro a las memorias: primero en Testament (1994), y despu¨¦s en Mon Dieu...pourquoi? (2005), donde desvelaba que hab¨ªa mantenido relaciones sexuales.
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