Claroscuro serbio
Para desaliento occidental, los radicales serbios, un partido ultranacionalista de abiertas connotaciones fascistas, han vuelto a ser los m¨¢s votados en las elecciones anticipadas del domingo. A falta de resultados definitivos, han obtenido incluso mejores resultados que en 2003, pese a que en estos a?os se ha multiplicado el esfuerzo europeo para intentar desgajar a Serbia del tenebroso camino que marc¨® Slobodan Milosevic y que ha llevado al pa¨ªs balc¨¢nico a perder varias guerras y al desastre econ¨®mico y moral.
La UE prefer¨ªa ayer ver el aspecto amable de la cuesti¨®n. Los radicales, pese a su triunfo, no podr¨¢n gobernar. No s¨®lo porque su 30% aproximado resulta insuficiente, sino porque no tienen socio natural con que hacerlo. Lo presumible, y Europa y EE UU no escatimar¨¢n esfuerzos para conseguirlo, es una alianza entre el segundo partido m¨¢s votado, el centrista del presidente Boris Tadic, y el tercero, el conservador del primer ministro saliente, Vojislav Kostunica, un nacionalista moderado prisionero de grandes contradicciones entre sus instintos y la modernizaci¨®n democr¨¢tica. Ambas formaciones mantendr¨ªan a Serbia en el camino reformista.
Pero ese desenlace puede ser pan para hoy y hambre para ma?ana en el mismo momento en que irrumpa formalmente en el proceso la cuesti¨®n de Kosovo, el territorio serbio de abrumadora mayor¨ªa albanesa cuyo futuro se conocer¨¢ de inmediato. Para los radicales serbios, es anatema la independencia de Kosovo o cualquier figura asimilada a ella, como la que seg¨²n todos los indicios propondr¨¢ el plenipotenciario de la ONU, Martti Ahtisaari, esta misma semana a los poderes occidentales, antes de hacerlo a serbios y albanokosovares. Los ac¨®litos de Vojislav Seselj, juzgado en La Haya por cr¨ªmenes de guerra, siguen creyendo en el sue?o panserbio, por el que su l¨ªder encarcelado dirigi¨® a pistoleros que cometieron en Bosnia las peores atrocidades contra los musulmanes, y tienen a¨²n como h¨¦roes a los asesinos pr¨®fugos Ratko Mladic y Radovan Karadzic.
Que al Partido Radical le importe mucho m¨¢s Kosovo que el futuro democr¨¢tico de su pa¨ªs tiene un valor relativo. Pero el estatuto definitivo de la provincia de mayor¨ªa albanesa va a tener presumiblemente un efecto disgregador sobre los probables socios del nuevo Gobierno. Mientras los proeurope¨ªstas del presidente admiten que Belgrado debe dar por perdido su territorio sagrado, el primer ministro saliente tiene puntos de vista muy diferentes, para los que parece haber ganado a Vlad¨ªmir Putin, con poder de veto en el Consejo de Seguridad. Kosovo es el catalizador del futuro inmediato de Serbia y como tal un elemento de incertidumbre para el conjunto de Europa.
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