Del desencuentro al compromiso de pa¨ªs
Fui de aquellos que pens¨¦ que los l¨ªderes de los partidos pol¨ªticos iban a llegar a un acuerdo sobre la reforma estatutaria de Galicia. Tambi¨¦n cre¨ª que se iban a realizar todos los esfuerzos posibles para culminar con ¨¦xito un nuevo marco de derechos y obligaciones para la ciudadan¨ªa gallega, as¨ª como nuevas reglas de juego en el campo de la financiaci¨®n y promoci¨®n del desarrollo socio-econ¨®mico. Y finalmente, estaba convencido y apost¨¦ que la culminaci¨®n de un texto-acuerdo com¨²n a?adir¨ªa un plus adicional al valor de imagen de marca de pa¨ªs. Como pueden comprender me equivoqu¨¦ y, hoy en d¨ªa, lamento dicho desencuentro y la escenificaci¨®n final.
?Tiene efectos negativos dicha falta de acuerdo? En principio, nadie puede dudar que un desencuentro genera efectos directos e indirectos negativos sobre el valor, posicionamiento y niveles de apuesta de un pa¨ªs. Los nuevos conceptos de gobernaci¨®n y de marketing territorial incluyen entre sus indicadores "la actitud de las fuerzas pol¨ªticas y sus compromisos por el pa¨ªs, entendido como uno de los activos m¨¢s representativos de la capacidad de atracci¨®n y seducci¨®n territorial". En este sentido, no ser¨¦ yo qui¨¦n se?ale al culpable(s), pues cada uno de los l¨ªderes ha explicado con nitidez, profusi¨®n e intensidad las causas del desencuentro estatutario.
Me preocupa el d¨ªa despu¨¦s. Y aqu¨ª no conviene olvidar varios aspectos de relevancia. El primero se sustenta en la l¨®gica de los procesos de reforma estatutaria. Salvo el partido socialista, que hist¨®ricamente ha sido un ferviente defensor de las reformas estatutarias, como ya ocurriera en 1981, los otros han jugado m¨¢s t¨¢cticamente, como si estuvieran amagando ante nuevas realidades.
La actuaci¨®n hist¨®rica de cada partido pol¨ªtico y su comportamiento reciente da a entender lo que tenemos que recuperar. Los gallegos queremos un nuevo Estatuto para poseer m¨¢s y nuevas competencias, m¨¢s recursos y una mayor capacidad de participaci¨®n y exigencia a la hora de adoptar decisiones y apostar por nuevos objetivos en la sociedad que se conforma cotidianamente. En segundo lugar, existe una amplia divergencia entre los partidos pol¨ªticos en lo que concierne a si las din¨¢micas son continuas o discontinuas; esto es, no puede enfocarse un proceso de esta importancia por fases, con discontinuidades, con paralizaciones.
Dicho de otra forma, no deben utilizarse pol¨ªticas de stop and go, pues ¨¦stas son malas consejeras, como lo son, asimismo, aquellas que apuestan por "dos pasos adelante y uno para atr¨¢s" o los que no hacen m¨¢s que buscar adversarios en el exterior. Y en tercer t¨¦rmino, las apuestas pol¨ªticas deben poseer coherencia, y, por tanto, abrir la posibilidad a evaluar las actuaciones. En ese caso no es aconsejable ni cre¨ªble bascular de un lado a otro de los posibles l¨ªmites de los programas pol¨ªticos en funci¨®n de la b¨²squeda de un r¨¦dito electoral cortoplacista.
Mi reflexi¨®n final, ser¨ªa una apuesta por la l¨®gica hist¨®rica; por una pol¨ªtica consistente en los principios y en continua coherencia con sus postulados y acciones. Aqu¨ª, el presidente de la Xunta de Galicia debe jugar un papel muy relevante (y dicho sea de paso, lo ha jugado con seguridad, honestidad y valent¨ªa) y los dem¨¢s, incluyendo el conjunto de la ciudadan¨ªa, debemos converger en el compromiso de pa¨ªs.
Los m¨¢rgenes de maniobra dan pie a nuevos escenarios positivos en donde las limitaciones, paralizaciones e ineficacias no tengan cabida.
Fernando Gonz¨¢lez Laxe fue presidente de la Xunta de Galicia de 1987 a 1990.
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