Pasado presente
Me cuesta conmemorar acontecimientos, al tiempo que me preocupa la falta de memoria hist¨®rica. Debe ser la resistencia a sentirte golpeado por la conciencia del paso del tiempo. Invitaciones a participar en el 20, 25 o 30 aniversario de algo que has vivido, directa y apasionadamente, te muestran m¨¢s horizonte a tu espalda que ante ti.
Pero el de Madrid, 15 a?os despu¨¦s de la Conferencia de Paz sobre el conflicto ¨¢rabe-israel¨ª, no nos meti¨® en los archivos, que es lo m¨¢s dif¨ªcil de aceptar. ?ste ha sido un repaso a la dram¨¢tica actualidad de toda la regi¨®n, comprendido el epicentro palestino-israel¨ª, pero tocando las implicaciones de la crisis irak¨ª, el papel de Ir¨¢n y otros temas entrelazados. No estaban todos los que eran necesarios, pero s¨ª muchos de ellos.
El inter¨¦s de la Conferencia de Madrid del a?o 91 era de perspectiva, de posibilidad de comparar el contexto con los cambios hist¨®ricos vividos desde entonces. El pasado haci¨¦ndose presente para explicar y condicionar el futuro, pero sin definirlo como un destino inexorable. Lo podemos ver en el Informe Baker-Hamilton.
La conclusi¨®n de todos los debates ser¨ªa: cada vez est¨¢ peor, cada vez est¨¢ m¨¢s claro lo que se necesita, cada vez queda menos tiempo para que empiece a estar mejor. Solana urgi¨® a retomar el di¨¢logo y la negociaci¨®n.
Un activista de la paz como condici¨®n necesaria, aunque no suficiente, lo ver¨ªa as¨ª:
1. Hace 15 a?os las distancias en las posiciones entre ¨¢rabes e israel¨ªes parec¨ªan insalvables. El lenguaje de aquella primera y ¨²nica Conferencia de todos con todos, y de todos bilateralmente, era duro o dur¨ªsimo. Sin embargo, las esperanzas de avanzar hacia un horizonte de paz estaban muy presentes.
2. Hace unos d¨ªas, el lenguaje de los participantes era m¨¢s moderado, m¨¢s preciso y realista respecto de las soluciones posibles. La distancia parec¨ªa menor que anta?o, pero la esperanza de paz ha sido mucho menor.
3. La experiencia permite constatar que, desde la Segunda Guerra Mundial, ninguna potencia ha consolidado una ocupaci¨®n territorial. Como si esas aventuras pertenecieran al siglo XIX o comienzos del XX. Con pol¨ªtica de bloques y tras la pol¨ªtica de bloques, para Vietnam o para Afganist¨¢n, para Irak en la invasi¨®n de Kuwait o de Ir¨¢n, ninguna se mantuvo. Lo mismo ocurrir¨¢ con la ocupaci¨®n de Irak o con la de Palestina. ?Lo sabemos, pero no se sacan conclusiones!
4. Unos dicen que el conflicto israelo-palestino es el epicentro de toda la conflictividad del Pr¨®ximo y Medio Oriente y otros lo niegan. En pol¨ªtica la verdad es lo que los ciudadanos perciben como verdad, no lo que los dirigentes creen o saben que es verdad. La percepci¨®n en el mundo ¨¢rabe es que ese conflicto es el origen y la causa de todos los dem¨¢s. De la misma forma que para Israel, y para gran parte de la comunidad internacional, el prop¨®sito de Ir¨¢n es tener capacidad nuclear militar, sea o no la verdad para los responsables iran¨ªes. Igual ocurre en la convicci¨®n de la opini¨®n p¨²blica mundial de que tras la guerra de Irak est¨¢ el petr¨®leo.
5. La realidad es obstinada y muestra que, para luchar contra las amenazas como el terrorismo internacional, los procedimientos b¨¦licos tradicionales son, casi sin excepci¨®n, in¨²tiles y contraproducentes con el objetivo. Lo mismo ocurre con la lucha contra la proliferaci¨®n de armas de destrucci¨®n masiva que va llevando a los pa¨ªses a la convicci¨®n -constataci¨®n- de que s¨®lo son amenazados y sancionados si no las tienen.
6. Todos saben que la paz ¨¢rabe-israel¨ª pasa por la devoluci¨®n de los territorios del 67, por la creaci¨®n del Estado Palestino responsable de su destino y el derecho de Israel, como de los dem¨¢s, a vivir en fronteras seguras y reconocidas. Pocas excepciones confirman esta convicci¨®n de fondo. El Gol¨¢n o la Palestina ocupada terminar¨¢n encontrando ese destino. ?No fue prematuro, por no haber llegado al punto de irreversibilidad, el afloramiento de los acuerdos de Oslo?
7. Tiene que haber una estrategia clara de salida para la ocupaci¨®n de Irak, si se quiere, porque se necesita, comprometer a otros actores relevantes de la regi¨®n. Aumentar las tropas, unilateralmente y a destiempo, no facilitar¨¢ la salida del t¨²nel y puede provocar la escalada en la b¨²squeda de culpables ajenos.
8. La situaci¨®n afgana est¨¢ lejos, tal vez m¨¢s que hace tres a?os, de alcanzar los objetivos propuestos, y las implicaciones regionales son cada vez m¨¢s evidentes. Faltaron medios y concentraci¨®n del esfuerzo. La frontera paquistan¨ª parece menos segura que la iran¨ª. ?Paradojas de la historia de aliados y enemigos!
9. La dimensi¨®n energ¨¦tica de la conflictividad regional no est¨¢ suficientemente evaluada. Es imprescindible hacerlo para disminuir el conflicto y evitar su extensi¨®n.
10. Hay que recuperar el di¨¢logo entre todos los implicados, directos e indirectos, sin descalificaciones previas o exclusiones arbitrarias. Contar con EE UU no es suficiente, ni siquiera a?adiendo a la Uni¨®n Europea y Rusia. Los actores ¨¢rabes de la regi¨®n, Turqu¨ªa e Ir¨¢n, son necesarios para encontrar la paz y la estabilidad. Hay que hablar con quien no est¨¢ de acuerdo, de lo contrario el di¨¢logo es de sumisos obedientes, no de actores en la soluci¨®n.
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno espa?ol.
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