Un tocador de se?oras
Un boudoir era, en el siglo XVIII, el saloncito privado en el que las damas acog¨ªan a sus amistades ¨ªntimas, se acicalaban, bordaban, escrib¨ªan sus cartas y tocaban o escuchaban m¨²sica. El boudoir se decoraba con ricos tejidos, tapicer¨ªas, l¨¢mparas de cristal, espejos, brocados, muebles fr¨¢giles y exquisitos... De hecho, la chaise longue deriva del boudoir, as¨ª como otros muebles de asiento cuya utilidad fascina por lo ambiguo y lo sugerente de su dise?o. Alguien en Barcelona ha querido emular aquellos viejos tiempos y ha montado un boudoir en la calle de Canuda para que las se?oras se sientan transportadas a aquella ¨¦poca en el momento de probarse unos sostenes o unas bragas. Hace tres a?os, las hermanas Roser y S¨ªlvia Texid¨® abrieron una tienda donde se vende mucho m¨¢s que lencer¨ªa fina y donde las damas pueden dar rienda suelta a su imaginaci¨®n en los deliciosos probadores. Cortinajes, ara?as de cristal, paredes forradas de telas sugerentes, l¨¢mparas rojas... ¨¦ste es el marco para que ella, o ¨¦l, se enamore de un cors¨¦ de blondas, un tanga de perlitas o unas pezoneras que se comen. Y cuando digo "¨¦l", es porque cada vez son m¨¢s las parejas que se animan a ir juntas a comprar estos menesteres, o los hombres que piden consejo para elegir lo m¨¢s electrizante, aunque, seg¨²n M. dels ?ngels, la amable se?orita que les atiende, lo que les sigue fascinando a ellos son los ligueros.
"Esto es una tienda de lencer¨ªa, pero tambi¨¦n queremos fomentar el deseo, erotizar la vida de la mujer"
Me adentro en este mundo de perlas, plumas y blondas para sentirme part¨ªcipe de la sociedad y ser uno de estos compradores an¨®nimos que, seg¨²n estad¨ªsticas, esta temporada gastar¨¢n 250 millones de euros en rebajas. Le boudoir, erotic lifestile -as¨ª se llama la tienda- me ofrece mil posibilidades para sentirme mucho mejor en esta ma?ana fr¨ªa y gris que nos ha ca¨ªdo de sopet¨®n. Roser me cuenta lo mucho que ha cambiado la mujer en este pa¨ªs y lo atrevida que se vuelve. "Esto es una tienda de lencer¨ªa, pero tambi¨¦n queremos fomentar el deseo, erotizar la vida de la mujer, aunque estemos lejos del sex-shop, porque nuestros juguetes sexuales son distintos: aqu¨ª se cuida el dise?o y la imagen". Y me ense?a ese conjunto de tanga y pezoneras que en realidad son chuches de todos los colores. O ese stock de plumas para hacer cosquillas donde a uno o a una le plazca. O ese polvo (nunca tan bien dicho) de chocolate que se esparce por el cuerpo y se come. "Lo del chocolate tiene mucho ¨¦xito", comenta M. dels ?ngels.
S¨ªlvia y Roser decidieron montar esta tienda viendo las muchas que hay en Europa, sobre todo en Inglaterra. "All¨ª las mujeres est¨¢n mucho m¨¢s desinhibidas que aqu¨ª y buscan la provocaci¨®n, mientras la mujer mediterr¨¢nea se preocupa m¨¢s de ser elegante". Me ense?an gargantillas, m¨¢scaras, zapatillas de seda y plum¨®n y otros adornos que embellecen a las juguetonas mujeres en sus zonas m¨¢s ¨ªntimas. Me recomiendan un pack con aceite de masaje comestible que cuando se lame te calienta la boca y unos polvos blancos que se esparcen con un plumero y que saben a fresas al cava. Meto la nariz en diferentes ung¨¹entos de todos los gustos y ojeo la secci¨®n de libros: Orgasmo simult¨¢neo, C¨®meme... En Cocina er¨®tica me ense?an a preparar unos muslos de conejo, o unos pl¨¢tanos con canela, o una fritura de alcachofas. Me siento algo empalagada y decido enfocar mi atenci¨®n a esas prendas que cuanto menos ropa llevan m¨¢s cuestan. Me encantan las pezoneras en forma de flor, o de coraz¨®n, incluso las hay de cristal. Me muero por prob¨¢rmelas, pero intuyo que al final no me las quedar¨¦.
Le Boudoir fue la primera tienda er¨®tica de mujer que se mont¨® en Barcelona. Ahora han abierto otra en Pedralbes Center y ya piensan en abrir franquicias en Madrid y toda la costa de Levante. "?Sabes lo que se est¨¢ poniendo de rabiosa actualidad?", me comenta M. dels ?ngels, "pues la bolas chinas". Me suena que hace unos a?os se rumoreaba el poder vaginal de la Presley gracias a esas bolas, pero tampoco me veo con la vagina ocupada con piedrecitas mientras voy al mercado o redacto esta cr¨®nica. "?Ah¨ª radica la gracia!", contin¨²a mi asesora sexual, "porque se ejercita el m¨²sculo sin enterarte. Y los beneficios son, adem¨¢s de er¨®ticos, terap¨¦uticos. ?Sabes cu¨¢ntas mujeres acaban usando dodotis por incontinencia?". Veo que la conversaci¨®n adquiere otros aires bastante lejos del glamour del liguero, pero es lo que hay.
Dice M. dels ?ngels que la gente se corta cada vez menos, que le explican lo que sea y que quieren saber toda clase de detalles para escoger el mejor producto. "A veces esto parece un consultorio sexual". Al final no me quedo nada, pero le prometo que meditar¨¦ sus ofertas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.