Una Europa sin identidad
Tres ensayos abordan la encrucijada del viejo continente, que ha perdido la hegemon¨ªa mundial que tuvo y busca su espacio en un mundo cada d¨ªa m¨¢s desorientado.
Hay quienes recuerdan con nostalgia aquel tiempo en el que la fuerza de Europa se confund¨ªa con la historia del mundo (seg¨²n c¨¢lculos de Edward Said, en 1914 controlaba casi el 90% de la superficie habitada del planeta). Pero el hacer historia universal tiene un alto precio: su formidable expansi¨®n mar¨ªtima y terrestre llen¨® el mundo de sus fantasmas, algunos hermosos y otros terribles, espejos que reflejaron sus vicios y sus virtudes y que ahora, rotos en mil pedazos, vuelven a ella en sus horas bajas como espectros amenazadores y figuras de un miedo desacostumbrado. Y es que Europa es tambi¨¦n el nombre de un gran experimento, el de la modernizaci¨®n o, si se quiere, la "europeizaci¨®n" del orbe.
Uno de sus laboratorios m¨¢s fascinantes fue, sin duda, el que se erigi¨® en Estados Unidos, que por esta raz¨®n suscit¨® muy pronto la curiosidad de los intelectuales que se hicieron cargo de pensar la modernidad tambi¨¦n como un problema te¨®rico. Claus Offe nos propone comparar tres de estas miradas europeas sobre Am¨¦rica, que son tres maneras en las que Europa se contempla exc¨¦ntricamente a s¨ª misma y descubre algunos de sus rasgos m¨¢s equ¨ªvocos. El m¨¢s conocido de estos viajes, el de Alexis de Tocqueville, signa de alg¨²n modo esa mezcla de estupor, atracci¨®n, rechazo, extra?eza, entusiasmo y familiaridad que Estados Unidos produce a los europeos: Am¨¦rica era entonces una naci¨®n incipiente, m¨¢s libre de pasado y tambi¨¦n m¨¢s inconsciente, una especie de "Europa inacabada" en la que se pod¨ªan presentir los conflictos que ya afloraban en el viejo continente pero que estaba a¨²n a tiempo de corregir sus defectos. As¨ª se lo pareci¨® tambi¨¦n a Max Weber, que cruz¨® el Atl¨¢ntico para asistir a un congreso y realiz¨® una intens¨ªsima experiencia geogr¨¢fica e intelectual, entrevist¨¢ndose con l¨ªderes de todos los estamentos relevantes mientras acumulaba observaciones para su investigaci¨®n acerca del esp¨ªritu del capitalismo.
Pero si ambos present¨ªan que Estados Unidos, para lo mejor y para lo peor, acabar¨ªa por llegar al mismo punto en el que ya estaba la madre colonizadora, Theodor W. Adorno, el tercero de los viajeros consultados por Offe, tuvo una impresi¨®n casi contraria y presinti¨® la americanizaci¨®n de Europa. ?l, que no hab¨ªa llegado a Am¨¦rica como curioso ni como invitado, sino como refugiado, y que por tanto hizo un movimiento migratorio m¨¢s convencional (las colonias eran el lugar al que la metr¨®polis exportaba lo que no cab¨ªa en ella), viaj¨® poco (casi ¨²nicamente a Nueva York y Los ?ngeles), aunque residi¨® mucho m¨¢s que Weber y Tocqueville (11 a?os), se movi¨® casi siempre en c¨ªrculos germanohablantes, no se involucr¨® en la actualidad del pa¨ªs, y volvi¨® a Alemania convencido de haber visto en Am¨¦rica el destino de Europa, al menos en lo que concierne a una cultura de consumo de masas en la que comenzaba a diluirse toda la desgastada discursividad ideol¨®gica. En ese momento, la m¨¢s lograda de las fantas¨ªas europeas ya hab¨ªa hecho de Europa una simple provincia de su imperio y pon¨ªa en marcha un gigantesco proceso de "des-europeizaci¨®n" del mundo. Como dice acertadamente Zygmunt Bauman, este nuevo poder universal ya no es expansivo ni ocupante, sino m¨¢s bien compresor y fugitivo: domina mediante el aire y el fuego, deshace la historia m¨¢s que hacerla, y en lugar de colonizar o invadir impera ampliando cada vez m¨¢s esa zona ciega de extraterritorialidad, carente de soberan¨ªa, en la cual la nueva fuerza -que ya no tiene el rostro napole¨®nico del Estado nacional- ataca y huye como un rel¨¢mpago.
De esta flamante forma de dominio no escapan ni Europa ni Estados Unidos, desde el momento en el que la l¨®gica econ¨®mica ha decidido desligarse de la pol¨ªtica y, por tanto, liquidar el Estado social de derecho que representa el umbral de mayor dignidad alcanzado por las instituciones occidentales. Casi todos los colaboradores del volumen Buscando im¨¢genes para Europa comienzan recordando este "pesimismo" que parece abatirse sobre un continente humillado en su antiguo orgullo y que descubre su profunda irrelevancia en el actual desconcierto internacional; pero tambi¨¦n muchos de ellos nos recuerdan, no lo que Europa hizo, sino lo que hizo a Europa, lo que constituye su origen y lo ¨²nico en lo que podr¨ªa cifrarse su "identidad", ahora que tal cifrado parece indispensable para la supervivencia: eso para lo que s¨®lo tenemos un t¨¦rmino anacr¨®nico, ambiguo y algo pretencioso, la filosof¨ªa.
Pero es una identidad con la que es imposible identificarse porque, como declara Vincenzo Vitiello citando a Mar¨ªa Zambrano, ser europeo s¨®lo significa, en este sentido, "saber vivir en el fracaso". ?Ser¨¢ posible extraer de esta "inferioridad" europea una ventaja capaz de contraponer al realismo hobbesiano de los se?ores de la guerra otra pol¨ªtica de inspiraci¨®n netamente cr¨ªtica precisamente por su condici¨®n desarmada? Una vez le escuch¨¦ a Bauman exponer su propia distinci¨®n entre optimismo y pesimismo: un optimista -ven¨ªa a decir- es el que piensa que este mundo es el mejor de todos los posibles; un pesimista es el que sospecha que el optimista tiene raz¨®n.
Ser optimista ser¨ªa, desde luego, indecente en el actual estado de Europa y del mundo; pero lo ser¨ªa a¨²n m¨¢s dar la raz¨®n a los grandes optimistas de nuestro tiempo. La gran contraofensiva que hoy se requiere, nos dice el soci¨®logo, es de nuevo una lucha contra el miedo. Pero ?qui¨¦n teme a Europa y a qui¨¦n teme ella, recorrida como en tiempos de Marx por un extra?o fantasma, que ahora se llama identidad? ?No ser¨¢ acaso a s¨ª misma como -seg¨²n la expresi¨®n de Jacques Delors- OPNI (objeto pol¨ªtico no identificado)?
Traducci¨®n de L. ?lvarez-Mayo. Katz Editores. Buenos Aires, 2006. 160 p¨¢ginas.
Europa. Una aventura inacabada.
Traducci¨®n de J. Etorena. Losada. Madrid, 2006. 213 p¨¢ginas. 17 euros.
Buscando im¨¢genes para Europa. Varios autores.
.C¨ªrculo de Bellas Artes. Madrid, 2006. 329 p¨¢ginas. 13 euros.
Autorretrato a distancia. Claus Offe.
Zygmunt Bauman.
Traducci¨®n de M. Caro y otros
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