La agria libertad de Brigitte Mohnhaupt
Alemania debate la salida de la c¨¢rcel de una ex dirigente de la Baader-Meinhof
La situaci¨®n, vista hoy desde Espa?a, tiene un inter¨¦s especial: la ex terrorista Brigitte Mohnhaupt, de 57 a?os, que lleva m¨¢s de 24 en la c¨¢rcel condenada a cinco cadenas perpetuas por varios asesinatos en 1977, est¨¢ a punto de salir en libertad provisional. Su compa?ero de armas Christian Klar, de 54 a?os y m¨¢s de 24 encarcelado por sus cr¨ªmenes de los a?os de plomo del terrorismo alem¨¢n en los setenta, ha solicitado un indulto al presidente, Horst K?hler, que estudia el caso. Junto con otras dos terroristas de la tercera generaci¨®n -Birgit Hogefeld, de 50 a?os, y Eva Haule, de 52-, tambi¨¦n condenadas a cadena perpetua, son los ¨²ltimos presos del terrorismo alem¨¢n, iniciado en 1970 por la Fracci¨®n del Ej¨¦rcito Rojo (RAF), m¨¢s conocida como Grupo o Banda (seg¨²n la tendencia pol¨ªtica) Baader-Meinhof.
Mohnhaupt nunca pidi¨® perd¨®n por sus cr¨ªmenes y llam¨® "traidores" a quienes dejaron las armas
Brigitte Mohnhaupt lleva 24 a?os en la c¨¢rcel por participar en varios asesinatos terroristas en 1977
Otro ex miembro de la banda, Christian Klar, ha pedido el indulto al presidente federal, K?hler
Los cr¨ªmenes de este grupo y las dos generaciones que le siguieron hasta la disoluci¨®n definitiva, el 28 de abril de 1998, arrojan un saldo de 36 muertos por los terroristas: 7 polic¨ªas, 7 militares estadounidenses, 7 escoltas o ch¨®feres, 6 m¨¢ximos dirigentes empresariales, 5 altos funcionarios, 2 aduaneros holandeses, 1 piloto y 1 ama de casa. En 28 a?os murieron 27 terroristas, la mayor¨ªa en choques con la polic¨ªa, 4 se suicidaron en la c¨¢rcel y 1 muri¨® en una huelga de hambre.
Cuando est¨¢n a punto de cumplirse 30 a?os del llamado oto?o alem¨¢n de 1977, punto culminante de la lucha de los terroristas contra el Estado, las heridas siguen abiertas. La posibilidad de que dos de los ¨²ltimos cuatro terroristas salgan en libertad ha desencadenado la pol¨¦mica.
El ex ministro del Interior Gerhart Baum, del partido liberal (FDP), que llev¨® adelante la lucha antiterrorista a principio de los ochenta, es partidario de ponerlos en libertad: "Es una buena pr¨¢ctica del sistema jur¨ªdico no dejar toda la vida en la c¨¢rcel a delincuentes que cumplen una o varias penas de cadena perpetua. Un Estado de derecho debe por definici¨®n castigar de forma adecuada, pero tambi¨¦n dar oportunidad de reingresar en la sociedad". No comparten esta opini¨®n pol¨ªticos de la Uni¨®n Social Cristiana de Baviera (CSU). El recientemente dimitido primer ministro Edmund Stoiber (CSU) sostiene: "No es el Estado quien debe a los terroristas una se?al de reconciliaci¨®n, sino que ellos tienen primero que lamentar sinceramente sus actos y pronunciarse a favor del Estado de derecho". Su futuro sucesor en el cargo, G¨¹nther Beckstein (CSU), declar¨®: "El terrorismo brutal de la RAF puso a Alemania al borde del estado de excepci¨®n. Los principales cabecillas Klar y Mohnhaupt no han mostrado hasta ahora el menor arrepentimiento". A sus 90 a?os, Waltraut Schleyer, viuda de la v¨ªctima m¨¢s famosa del terrorismo, el jefe de la patronal alemana Hanns-Martin Schleyer, no perdona y apela: "?No dejen en libertad a los asesinos de mi marido!".
El asesinato de Schleyer el 18 de octubre de 1977 se produjo tras seis semanas de secuestro para conseguir la libertad de los l¨ªderes de la primera generaci¨®n de la RAF: Andreas Baader, Gudrun Ensslin y Jan Carl Raspe. Tras el fracaso del secuestro de un avi¨®n de Lufthansa en Mogadiscio (Somalia) y la liberaci¨®n de los rehenes, y la negativa del Gobierno de Helmut Schmidt a negociar la libertad de Schleyer, los cabecillas de la RAF Baader, Meinhof, Ensslin y Raspe se suicidaron en la c¨¢rcel de alta seguridad de Stammheim. ?ste fue su camino para sembrar la duda de si se trataba de un crimen de Estado y enviar un mensaje a sus seguidores.
La respuesta de la segunda generaci¨®n de la RAF fue casi autom¨¢tica. El mismo d¨ªa en que se conoci¨® la muerte de los cabecillas mataron a Schleyer con varios disparos en la nuca y dejaron su cad¨¢ver en el maletero de un coche en territorio franc¨¦s. Ya hab¨ªa tomado el mando de la RAF la que estaba considerada "la mujer m¨¢s peligrosa de Alemania", Brigitte Mohnhaupt, cuya libertad condicional est¨¢ a punto de conceder la audiencia provincial de Stuttgart.
Mohnhaupt y Klar presentan tal vez el mayor curr¨ªculo criminal del terrorismo alem¨¢n. Aquel mismo a?o 1977 asesinaron, por sus propias manos o por sus ¨®rdenes, al fiscal federal Siegfried Buback el 7 de abril en Karlsruhe; el 30 de julio, en su casa de D¨¹sseldorf, a J¨¹rgen Ponto, presidente del Commerzbank; m¨¢s el secuestro de Schleyer, en el que murieron el ch¨®fer y tres polic¨ªas de la escolta, y seis semanas despu¨¦s, el jefe de la patronal. De Mohnhaupt consta que dispar¨® cinco veces a Ponto. Adem¨¢s se atribuye a Mohnhaupt y Klar la planificaci¨®n con un comando palestino del secuestro del avi¨®n de Lufthansa.
En noviembre de 1982 la detuvo la polic¨ªa, y cinco d¨ªas m¨¢s tarde cay¨® su compa?ero Klar. El 2 de abril de 1985, la audiencia de Stuttgart les conden¨® o cinco penas de cadena perpetua m¨¢s 15 a?os de c¨¢rcel. En la prisi¨®n, Mohnhaupt y Klar se mantuvieron inflexibles en su lucha contra el Estado. Cuando, en 1992, un grupo de la ya tercera generaci¨®n terrorista renunci¨® al asesinato como m¨¦todo, Mohnhaupt los calific¨® de "traidores". En 1993 escribi¨® desde la c¨¢rcel: "El sentido y contenido de nuestra pol¨ªtica son una parte de mi vida, una unidad existencial inseparable". Cuando el entonces ministro de Justicia, Klaus Kinkel (FDP), visit¨® las c¨¢rceles en un intento de reintegrar a los presos por terrorismo, Mohnhaupt se neg¨® a dialogar con ¨¦l. Mohnhaupt se opone a todo lo que sea "intercambiar mimos con el Estado". Wolfgang Deuschl, director de la c¨¢rcel de Aichach, en Baviera, donde Mohnhaupt cumple condena, ya no la considera una representante de la l¨ªnea dura. Justifica Deuschl que Mohnhaupt no pida perd¨®n por su pasado: "No se puede esperar que diga: 'Todo lo que hice fue una porquer¨ªa'. Con esa conclusi¨®n, la ¨²nica salida es ahorcarse". Frank Schwinghammer, abogado de Mohnhaupt, declara a EL PA?S: "Se puede pedir perd¨®n por lo hecho sin querer, pero no por lo que se hizo de forma consciente y voluntaria por motivaci¨®n pol¨ªtica".
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