Ciegos en Alcorc¨®n
Hasta aquel d¨ªa nadie repar¨® en todo lo que aquello hab¨ªa cambiado. Las plazas no presentaban la misma cosm¨¦tica que hac¨ªa ocho, seis a?os. Una extra?a mezcla hab¨ªa enterrado probablemente para siempre la imagen de ciudad entre decadente y conforme con su destino. Esa estampa del parque con m¨¢s cemento que c¨¦sped, plagado de jubilados que se entreten¨ªan rememorando batallas de la Guerra Civil junto algunos j¨®venes que echaban sus primeros pitillos sentados en el borde del respaldo de los bancos compitiendo por ver qui¨¦n de ellos hab¨ªa sacado mayor n¨²mero de suspensos, se confund¨ªa ahora con otros colores y otros sonidos dulces que ven¨ªan de las orillas de todos los mares.
Muchos habr¨ªan jurado que aquella mezcla se hab¨ªa ido construyendo de la manera m¨¢s natural. Nadie parec¨ªa mirar de reojo a nadie. Pero un t¨ªpico asunto de faldas encendi¨® el ambiente y se arm¨® la marimorena. En esta ¨¦poca tan virtual, el amor exaltado conserva su capacidad de reclamo. La pelea particular de aquellos enamorados y aquellas familias sirvi¨® de excusa a todo el barrio y a toda la ciudad tranquila para tomar partido a bofetadas y a navajazos. Desde entonces, el vecindario, como cualquiera de los del extrarradio de Madrid, de Barcelona, de Valencia; de Londres, de Par¨ªs, cambiaron el paisaje habitual de los vejetes ociosos y los chavos jugando a la pelota por los furgones de antidisturbios. Adem¨¢s, todos los p¨¢jaros huyeron asustados por el aleteo de los helic¨®pteros.
Precisamente para eso se invent¨® la pol¨ªtica: para hacer posible la convivencia que no existe en la ley de la selva
Fue la gota que colm¨® un vaso que puede estar a punto de rebosar en cualquiera de las dem¨¢s ciudades que se parecen a Alcorc¨®n. El m¨¢s que preocupante c¨®ctel puede no haber sido originado por racismo y se entiende el enfado de muchos vecinos por ser confundidos con ese instinto despreciable. Hasta ahora, la convivencia con los inmigrantes en la Comunidad de Madrid est¨¢ siendo ejemplar por el talante de muchos ciudadanos. Pero lo que ha ocurrido s¨ª ha respondido al odio racial en el ¨¢nimo de muchos porque ha resultado de lo m¨¢s atractivo como caldo de cultivo y llamada para todos esos grupos de descerebrados fascistas y ultraderechistas contra los que las autoridades del Gobierno regional, tan obsesionadas por las bandas latinas, no han dicho una sola palabra. Son ultrasur, cierto; pero son sus ultrasur, sus peque?os cachorros desviados, los que en un momento de debilidad tambi¨¦n pueden hacer ganar al equipo.
Si la capacidad de reacci¨®n de las autoridades p¨²blicas y la sociedad civil tomara nota y aplicara medidas, todo esto podr¨ªa quedar en un hecho aislado. Pero si la ceguera contin¨²a, el episodio puede ser s¨®lo el principio de algo generalizado. Da pena comprobar que nadie da se?ales de querer arreglar la situaci¨®n. El tiempo que pierden arroj¨¢ndose los informes a la cabeza. La man¨ªa que contamina a todo el PP en bloque con esa petici¨®n constante de dimisiones por cualquier cosa y a discreci¨®n es pat¨¦tica. Y la actitud del PSOE, tan pobre, esa de a m¨ª que me registren que yo no he visto nada, resulta c¨®mica. Los dos echan balones fuera y ponen de manifiesto una falta de sensibilidad hacia lo que ocurre en la calle escandalosa.
Cualquiera que d¨¦ un paseo por los ya mestizos barrios de la comunidad, que gracias a la inmigraci¨®n se ha convertido en definitivamente moderna, puede comprobar que todas las monedas tienen dos caras: si bien en esta era apenas existe nada destacable que no surja de la riqu¨ªsima mezcla de culturas, tambi¨¦n corremos un inevitable riesgo de choque. La llegada de nuevos ciudadanos en busca de una vida mejor, con todo el derecho, ha sido un fen¨®meno que se ha producido en avalancha y a algunos les ha costado asimilarlo.
Pero precisamente para eso se invent¨® la pol¨ªtica: para hacer posible la convivencia que no existe en la ley de la selva. Y en este caso, lo que ha faltado, lo que ha brillado por su ausencia son acciones eficaces de integraci¨®n. Programas que eviten que algunos j¨®venes se echen en brazos tanto de esas bandas mafiosas como de deleznables grupos, hijos bastardos y amorales de ¨¢guilas imperiales, esv¨¢sticas y cruces gamadas.
Aqu¨ª, cada uno tiene su parte de responsabilidad. Cuando desde el Gobierno regional se congelan y reducen los gastos para los colegios -menos los concertados religiosos, que es donde se hace proselitismo de tinieblas- y en vez de dotarles de recursos se les condena a ser guetos y meros contenedores donde sencillamente pasen las horas los alumnos; cuando los alcaldes y los delegados del Gobierno ni ven, ni huelen que es lo que pulula por sus calles, pasa lo que pasa. As¨ª que, a espabilar, que no os enter¨¢is de la misa a la media, colegas.
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