La cuadratura de la globalizaci¨®n
Luchar contra la pobreza y la desigualdad en el mundo, contra el calentamiento, y por m¨¢s comercio y m¨¢s seguridad social y geopol¨ªtica, y todo con cierta urgencia: desde su reci¨¦n estrenada presidencia del G 8, la canciller alemana Angela Merkel est¨¢ intentando la cuadratura de la globalizaci¨®n. Su agenda, que ha desgranado en el Foro Econ¨®mico Mundial en Davos y en anteriores ocasiones, intenta atraer a todo el mundo hacia un enfoque com¨²n, hacia lo que cabe considerar la globalizaci¨®n de la globalizaci¨®n. No se hab¨ªa intentado antes, y lo hace vinculando problemas, soluciones y ofertas.
Parte de la necesidad de frenar el calentamiento global derivado de las emisiones de di¨®xido de carbono, pero sabe que para que tenga sentido necesita que se sumen chinos, indios y americanos. En su discurso sobre el estado de la Uni¨®n, aunque habl¨® de cambiar el modelo de despilfarro energ¨¦tico de EE UU, Bush ha hecho caso omiso del impacto psicosocial que ha tenido que naranjos californianos dieran frutos en pleno invierno, por no hablar de los osos polares que no hibernan. Se centr¨® en la seguridad y la independencia energ¨¦ticas. Y la independencia, en este terreno, va a en direcci¨®n opuesta a la lucha contra el calentamiento. Pero para atraer a EE UU, Merkel le ofrece una integraci¨®n econ¨®mica, una nueva asociaci¨®n y mercado transatl¨¢ntico.
A los europeos, simplemente les ofrece que la UE funcione. A Rusia, miembro del G 8 para que se integre en el conjunto europeo, con una asociaci¨®n especial que incluya la garant¨ªa de los suministros energ¨¦ticos. Pero Merkel sabe tambi¨¦n que de poco servir¨¢ un nuevo Protocolo de Kioto -cuyos principios quiere fijar en la pr¨®xima cumbre en junio del G 8- cuando el actual expire en 2012, sin las econom¨ªas emergentes. Por eso les ofrece ayuda tecnol¨®gica para lograr energ¨ªas m¨¢s limpias, y otras ventajas, adem¨¢s de sumar a China, India, Brasil, M¨¦xico y Sur¨¢frica, al grupo, para llegar a un G 13. Y sobre todo el cerrar la Ronda Doha, la que se va haciendo eterna "ronda del desarrollo", para impulsar el comercio internacional, y que el presidente brasile?o, con toda raz¨®n, calific¨® de "acuerdo pol¨ªtico" antes que econ¨®mico. Pues lo debe mover un sentido moral, y por tanto desigual, que se dejar¨¢ sentir, en primer lugar, en ?frica.
Pese al avance logrado en Davos, el futuro de esta Ronda est¨¢ en el aire. Los europeos han dado un paso para bajar las tarifas de importaciones agr¨ªcolas, pero falta Estados Unidos, cuya nueva ley agr¨ªcola, que regular¨¢ las subvenciones, debe aprobarse en febrero. Ya los pocos centenares de productores de algod¨®n en EE UU, entre otros, hicieron fracasar anteriores intentos. Ahora se suma el nuevo entusiasmo por el etanol producido con ma¨ªz, subvencionado claro. "?Por qu¨¦ EE UU no compra el etanol en Brasil?", pregunt¨® Lula en Davos. Adem¨¢s, a Bush s¨®lo le quedan unos meses, hasta junio, de poderes especiales para poder cerrar esta ronda, y el nuevo Congreso dominado por unos dem¨®cratas m¨¢s proteccionistas, especialmente hacia China, tendr¨¢ dificultades para renovarle el mandato negociador conocido como fast track.
Merkel reconoce el cambio en la ecuaci¨®n de poder en el mundo que ha dominado algunos debates en Davos. Lo considera "bueno para todos". No es la democristiana liberal que se present¨® a las elecciones en su pa¨ªs, sino la canciller que ha cambiado en el Gobierno de coalici¨®n con los socialdem¨®cratas: En Davos vincul¨® m¨¢s liberalizaci¨®n con m¨¢s seguridad personal, social y geopol¨ªtica. No en vano cit¨® la famosa frase de Benjam¨ªn Franklin seg¨²n la cual quien sacrifica la libertad en aras de la seguridad acaba menoscabando ambas.
M¨¢s que de nuevas instituciones, como Blair que ha propuesto fusionar el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, Merkel habla de darle un marco pol¨ªtico a la globalizaci¨®n, lo que significa gobernarla de forma colectiva, aunque el G 8 + 5 se presente como una instancia de gobernabilidad. ?D¨®nde est¨¢ Espa?a en todo esto? En Davos, la oficial, ausente. aortega@elpais.es
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