El mito del di¨¢logo
Seg¨²n parece, la proyectada y ya menguante asignatura de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa incluir¨¢ lecciones dedicadas al di¨¢logo y a la negociaci¨®n. Nada puede resultar m¨¢s oportuno, en vista de la fenomenal catarata de equ¨ªvocos y malentendidos -creo que no todos inocentes- que rodean el frecuente uso de esos t¨¦rminos tan ensalzados como aborrecidos. En una democracia parlamentaria, elogiar el di¨¢logo es un empe?o tan aparatosamente ocioso como pasearse por un hospital cantando loores a la medicina. En ambos casos parece m¨¢s ¨²til indicar los requisitos para que uno y otra sean efectivos, as¨ª como se?alar sus l¨ªmites en el tratamiento de males especialmente graves. Para empezar por lo m¨¢s obvio, se dialoga con los amigos y se negocia con los enemigos o adversarios. El di¨¢logo supone aceptar una base com¨²n de valores, a partir de los cuales se discute para ver qu¨¦ orientaci¨®n com¨²n es preferible en tal o cual proyecto. En la negociaci¨®n se contraponen fuerzas y se pretenden ventajas estrat¨¦gicas: es un pulso, no un intercambio argumental. En ciertos casos, los m¨¢s civilizados, puede aliviarse la brusquedad negociadora con la persuasi¨®n dialogante, combinando ambos m¨¦todos. Pero la presencia de la violencia o la amenaza contra una de las partes anula dram¨¢ticamente esa posibilidad.
Viniendo a lo que nos interesa, insistir en que el di¨¢logo -as¨ª, sin m¨¢s aditamentos ni matices- es la soluci¨®n de los problemas creados por el terrorismo etarra (y de su rentabilizaci¨®n por el nacionalismo vasco radical, que tambi¨¦n es parte del problema) constituye una patra?a y un fraude. O, en el mejor de los supuestos, un malentendido. Pongamos que a m¨ª, en una de esas encuestas de planteamiento tan poco convincente que suelen hacerse, me preguntan si me parece aceptable "un final dialogado" para el terrorismo de ETA. Interpretando a mi modo la cuesti¨®n, puedo responder afirmativamente. Supondr¨¦ que el encuestador llama "di¨¢logo" a negociar con ETA las condiciones de su rendici¨®n cuando los terroristas admitan que tienen que dejar las armas: hablar con ellos de cuestiones penales, garant¨ªas de desarme, situaci¨®n legal de los a¨²n no procesados sin delitos de sangre, etc. Es algo que ocurrir¨¢ antes o despu¨¦s y ojal¨¢ fuera pronto (aunque s¨®lo depende de ETA, claro). De modo que respuesta afirmativa. Pero tambi¨¦n puedo contestar negativamente. Sospechar¨¦ que mi interrogador considera "di¨¢logo" establecer un foro pol¨ªtico extraparlamentario que incluya a portavoces de los terroristas junto a los partidos legales, con el fin de negociar concesiones pol¨ªticas al nacionalismo (otras no le interesan a ETA) que refuercen su hegemon¨ªa en la CAV e incluso en Navarra, blind¨¢ndola ante posibles intervenciones del Estado de Derecho, seg¨²n el esquema del plan Ibarretxe m¨¢s o menos radicalizado para premiar el "final de la violencia". De modo que mi respuesta ser¨¢ "no". O sea que, seg¨²n este planteamiento hipot¨¦tico pero nada fant¨¢stico, soy a la vez partidario del di¨¢logo y contrario al di¨¢logo... y unos me juzgar¨¢n entreguista, mientras que otros me tachar¨¢n de intransigente. Pero la culpa la tiene la ambig¨¹edad de la palabra "di¨¢logo", no yo.
Esa ambivalencia no desanima, desde luego, a quienes -como el lehendakari, por ejemplo- siguen predicando la buena nueva del di¨¢logo, cuyas gen¨¦ricas virtudes nos ensalzan una y otra vez de un modo escolar hasta devolvernos a los felices d¨ªas del parvulario. O como el socialista Torres Mora (al que algunos conceden rango de ide¨®logo gubernamental, algo as¨ª como el Suslov de nuestro r¨¦gimen), que en una reciente entrevista en El Mundo, tras el acostumbrado paneg¨ªrico del di¨¢logo, acu?a este dictamen prodigioso: "El di¨¢logo no ha fracasado, han fracasado los terroristas en su intento de dialogar". ?Toma ya! Es dif¨ªcil ser m¨¢s autocomplaciente y con menos motivos que esta gente, la verdad.
A mi entender, el Gobierno en un principio plante¨® el "di¨¢logo" con ETA seg¨²n la primera de las dos acepciones que m¨¢s arriba he dado del t¨¦rmino. Pero cometi¨® el error de dejar abierta la posibilidad, para m¨¢s adelante -una vez liquidada la violencia terrorista en todas sus formas-, de emprender el segundo "di¨¢logo" como premio de consolaci¨®n al nacionalismo y camino para asegurarse su apoyo en el pr¨®ximo mandato electoral. Con el resultado de que ETA y sus mariachis (que entre tanto han alcanzado un reconocimiento pol¨ªtico como interlocutores respetables y a¨²n cr¨ªticos autorizados de las decisiones de los partidos democr¨¢ticos) se han apresurado a saltar por encima de la primera mesa de di¨¢logo para exigir inmediatamente la segunda. ?Por qu¨¦ no se centran en hablar de presos, beneficios penitenciarios, etc.? Sencillamente, porque todo eso lo dan por descontado. Est¨¢n convencidos de que una vez consolidada su posici¨®n pol¨ªtica en el Pa¨ªs Vasco y ya abandonado el terrorismo innecesario, el acercamiento de los presos y su pr¨®xima puesta en libertad es cosa he-cha. Aunque justificadamente denegada, es probable que la simple propuesta de excarcelaci¨®n de De Juana Chaos venga a reforzar esta convicci¨®n (como contraste, recordemos la triste suerte de Bobby Sands y sus diez compa?eros del IRA, que murieron sucesivamente durante una huelga de hambre en la prisi¨®n de Mazen sin lograr ablandar a Margaret Thatcher). De modo que ?para qu¨¦ se van a molestar en suplicar lo que piensan obtener de cualquier modo? M¨¢s les vale ir directamente a lo dif¨ªcil, a por aquellas concesiones que una vez desaparecida la amenaza terrorista bien pudieran neg¨¢rseles sin mayores remilgos. Hay que aprovecharse de los efectos de la intimidaci¨®n mientras dura. Sobre todo cuando se les est¨¢n mandando constantes mensajes de que, hagan lo que hagan, en cuanto dejen de cometer fechor¨ªas estaremos encantados de volver a escucharles: "Hay que esperar a que vuelvan a hacer alg¨²n gesto, seremos generosos, etc.". Lo apropiado para desanimarles ser¨ªa indicarles inequ¨ªvocamente de una vez que est¨¢n a punto de ver caducar todos los plazos, m¨¢s all¨¢ de los cuales no obtendr¨¢n el m¨¢s m¨ªnimo beneficio penal...; es decir, que se les tratar¨¢ por fin como merecen, dejen las armas o no.
Los partidarios del di¨¢logo a lo loco, caiga quien caiga, nos apedrean constantemente con denuncias m¨¢s o menos expl¨ªcitas de las medidas judiciales que pueden "dificultarlo", es decir, que amenazan convertirlo en algo distinto a dar la raz¨®n a los nacionalistas: as¨ª que no ser¨¢ Ibarretxe quien desaf¨ªa a la justicia, sino los jueces quienes desaf¨ªan al sentido com¨²n (o¨ªdo, c¨®mo no, en la tertulia de Francino en la SER), la declaraci¨®n de Jarrai y Segui como partes del entramado etarra son un abuso que trata de criminalizar a todos los j¨®venes independentistas vascos, etc. La verdad es que en el Pa¨ªs Vasco el terror fundamental, de fondo, lo pone ETA: pero de la administraci¨®n del terrorismo para acogotar a la poblaci¨®n no nacionalista se encargan desde hace mucho otros. Un caso reciente y repetido todos los a?os: el de la fiesta de San Sebasti¨¢n. Lo malo no es que en la izada de bandera que da comienzo a la jornada festiva en la plaza de la Constituci¨®n hubiera muchas pancartas a favor de ETA, de Juana Chaos, de la amnist¨ªa, llamando asesino al PSOE (?se imaginan las fiestas patronales de otra poblaci¨®n espa?ola en que se permitiera insultar o amenazar tan gravemente a cualquier partido?), hasta el punto que Od¨®n Elorza dijera que le parecieron "excesivas"..., pues por lo visto hay un l¨ªmite admisible para estas cosas, que s¨®lo ¨¦l conoce; ni siquiera es lo peor que todo eso no ocurriera espont¨¢neamente, en el tumulto del gent¨ªo a las doce de la noche, sino que se preparase tranquilamente desde las cinco de la tarde con numerosas personas que colgaban los carteles y guirnaldas subversivas a la vista de municipales y ertzainas..., como todos los a?os desde hace una d¨¦cada. No, lo malo es que tres televisiones retransmiten durante horas la izada sin aventurar la m¨¢s m¨ªnima palabra ni comentario sobre este paisaje urbano terrorista. Y lo peor es que este a?o algunos ciudadanos (de ?Basta Ya!, que son de los pocos que quedan por all¨ª) han presentado denuncia documentada contra el Ayuntamiento por estos sucesos, que sigue su tr¨¢mite, de la cual han dado cuenta los medios period¨ªsticos nacionales menos afines al "di¨¢logo", pero ninguna de las publicaciones de ¨¢mbito donostiarra, tan atentas a todo concurso de quesos que ocurre en nuestra demarcaci¨®n. Que quede claro: con esos silencios medi¨¢ticos y los terrores que reflejan cuentan los "dialogantes" para que al final del "proceso de paz" haya parad¨®jicamente m¨¢s nacionalismo que antes y no m¨¢s libertad y visibilidad para los no nacionalistas, como ser¨ªa l¨®gico esperar.
Bien, muy bien que se incluya "di¨¢logo y negociaci¨®n" como temas de la minusvalorada e injustamente criticada Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa. Lo ¨²nico que me preocupa ahora es qui¨¦n dar¨¢ la asignatura...
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
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