El polvor¨ªn balc¨¢nico tras las elecciones de Serbia
Lo que est¨¢ sucediendo hoy en los Balcanes, en la estela de una tragedia que dura ya m¨¢s de 16 a?os, podr¨ªa ocurrir ma?ana en el C¨¢ucaso o en varios pa¨ªses de Oriente Pr¨®ximo, pero tambi¨¦n en las dif¨ªciles relaciones con las minor¨ªas de diversos Estados, como los kurdos, los chechenos, y otros muchos. Desde que acab¨® la guerra fr¨ªa no sabemos exactamente qu¨¦ nombre dar a estos nuevos conflictos, que han surgido tras un reguero de contradicciones. El protectorado de la ONU y el env¨ªo de 16.000 cascos azules, por ejemplo, no han resuelto en absoluto el problema de Kosovo.
En los ¨²ltimos tiempos, una gran masa de serbios ha abandonado Kosovo y otros, m¨¢s de 100.000, han quedado "abandonados" en enclaves rodeados por la poblaci¨®n de origen alban¨¦s. Si a eso a?adimos los m¨¢s de 200.000 exiliados procedentes de Croacia y otras regiones, es comprensible que la vida pol¨ªtica y social de Serbia est¨¦ agrav¨¢ndose hasta el paroxismo.
Tras el absurdo refer¨¦ndum contra la independencia de Pr¨ªstina -sobre Kosovo como territorio "inalienable" de Serbia-, las elecciones del 21 de enero muestran una situaci¨®n desesperada. Los vencedores se anunciaron antes de conocer los votos; por desgracia, los pron¨®sticos resultaron acertados. Seg¨²n los resultados, que no parece que vayan a cambiar sustancialmente la situaci¨®n, el Partido Radical serbio, presidido por Vojislav Seselj -en prisi¨®n por orden del Tribunal Internacional de La Haya- es la agrupaci¨®n pol¨ªtica m¨¢s fuerte, con el 28, 56 % de los votos. Aun as¨ª, no puede gobernar ni aunque sume sus votos a los del Partido Socialista Serbio, la antigua coalici¨®n de Slobodan Milosevic, que consigui¨® un poco menos del 6%. El partido de Seselj ha obtenido 100.000 votos m¨¢s que en las elecciones de 2003. En cambio, el de Milosevic ha perdido aproximadamente 50.000.
El Partido Democr¨¢tico del actual presidente de Serbia, Boris Tadic (que se hace con el 22, 84 % de los votos), podr¨ªa aliarse, como se preve¨ªa, con el Partido Democr¨¢tico Serbio de Vojislav Kostunica, en la actualidad jefe del Gobierno serbio, nacionalista moderado pero conservador y clerical (que ha obtenido entre el 16, 38%). Esta alianza ser¨ªa posible pese a la escasa sinton¨ªa existente entre los dos pol¨ªticos y el precario acuerdo entre los representantes de los dos grupos. Para gobernar, por consiguiente, habr¨ªa que buscar el apoyo de los partidos peque?os, los que apenas han superado el umbral del 5 %, entre ellos el partido llamado G-17, de perfil claramente europeo, y el Partido Liberal Democr¨¢tico, el grupo m¨¢s positivo, vinculado a la labor del presidente Zoran Djindjic, que muri¨® asesinado en marzo de 2003.
Es decir, existe la posibilidad de que haya una mayor¨ªa filoeuropea, a pesar de todas las divisiones internas entre los grupos pol¨ªticos. Numerosos observadores cualificados opinan que el mediador de la ONU, el finland¨¦s Martti Athisaari, debe reconocer lo que quiere el 90% de los albaneses de Kosovo: una autonom¨ªa que piden y aguardan desde hace a?os. El aplazamiento de esta decisi¨®n en Viena se debi¨®, sobre todo, al deseo de evitar que las elecciones de Serbia se vieran arrastradas por una oleada de nacionalismo radical.
?Y c¨®mo gobernar racionalmente en una situaci¨®n as¨ª? El derecho hist¨®rico de la provincia de Kosovo se opone al derecho natural de una nueva mayor¨ªa. Y aqu¨ª pueden verse, tal vez, similitudes con la situaci¨®n de Israel y Palestina. Tras la separaci¨®n de Montenegro y la inminente p¨¦rdida de "la cuna de Serbia", la "Rep¨²blica de Srpska" podr¨ªa solicitar su incorporaci¨®n a Serbia y su separaci¨®n de Bosnia-Herzegovina, cuya unificaci¨®n -y cuyo funcionamiento como Estado real y aut¨®nomo- frena desde hace mucho tiempo. De esa forma, la parte central de los Balcanes volver¨ªa a encontrarse en una situaci¨®n de enorme conflictividad. Hasta ahora, las intervenciones de la Uni¨®n Europea, la ONU y Estados Unidos han resultado inadecuadas o insuficientes.
Rusia desear¨ªa apoyar a Serbia, no tanto por una "vieja alianza eslava", que hasta el momento ha dado siempre escasos resultados, como por temor a que se propongan otras situaciones de este tipo en las fronteras del antiguo imperio sovi¨¦tico. Putin declar¨® hace unos d¨ªas: "Queremos una soluci¨®n que agrade tanto a Belgrado como a Pr¨ªstina". Pero no existe una soluci¨®n de ese tipo, y casi ni es imaginable.
En resumen, lo que est¨¢ en juego no es s¨®lo una pol¨ªtica de los Balcanes o una pol¨ªtica europea. En estas tierras, que "producen m¨¢s historia de la que se puede consumir", como dec¨ªa Churchill durante la Segunda Guerra Mundial, se pueden descubrir las alianzas pol¨ªticas e hist¨®ricas m¨¢s amplias y, al mismo tiempo, las consecuencias m¨¢s graves y tr¨¢gicas, porque los Balcanes no son s¨®lo "la vieja cuna" de Europa o su escaparate, sino tambi¨¦n su "polvor¨ªn".
Predrag Matvejevic es escritor croata, profesor de Estudios Eslavos en la Universidad de Roma.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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