Celebraci¨®n de las arboledas urbanas
Una gran mayor¨ªa de las personas no conocemos los nombres de los ¨¢rboles que viven en la ciudad, su origen, los mitos o las leyendas que les son propias. Ello no es un impedimento para que disfrutemos de los muchos beneficios que nos aportan con su presencia aunque s¨ª una limitaci¨®n para una comprensi¨®n m¨¢s a fondo de los mismos. En este sentido, he de confesar que una de las demandas que m¨¢s estoy recibiendo en mi calidad de candidata a la alcald¨ªa de Valencia, ya sea de viva voz ya sea por escrito, es la de una mayor presencia de ¨¢rboles en la ciudad.
En Valencia tenemos numerosos ¨¢rboles centenarios en el Jard¨ªn Bot¨¢nico, alg¨²n ejemplar en el Jard¨ªn de Monforte, Alameditas de Serranos, Parterre y Jardines del Real, pero la mayor¨ªa de los casi 150.000 ¨¢rboles de la ciudad tienen menos de 20 a?os. Es una poblaci¨®n joven pero no vigorosa, que malvive en los alcorques con apenas un metro cuadrado de tierra y rodeada de cientos de metros cuadrados de asfalto. Aunque la mayor¨ªa de las personas no conozcan los datos exactos de ¨¢rboles existentes en la ciudad y, en general, de zonas verdes -Valencia tiene 5 metros de jardines por habitante cuando las ciudades de nuestro entorno tienen 10 y deber¨ªa tener un ¨¢rbol por cada tres habitantes, es decir, 260.000- no s¨®lo perciben este abrumador d¨¦ficit, sino que lo sienten como una necesidad no s¨®lo f¨ªsica o emocional, sino que me atrever¨ªa decir que en cierta manera tambi¨¦n espiritual.
Quiz¨¢ sea un sue?o imposible pretender recuperar el esplendor del pasado, cuando Valencia era conocida con el nombre de "jard¨ªn de flores", pero lo que s¨ª podemos y debemos aspirar, al menos, es a ponernos a la altura europea en cuanto a ¨¢rboles y zonas verdes en pocos a?os. Desde luego, es un compromiso que los socialistas asumimos con entusiasmo.
Y es que los ¨¢rboles no son s¨®lo ornamento que embellece nuestras calles y jardines, no s¨®lo proporcionan reposo a la vista y serenidad a nuestros corazones, son seres indispensables para reforzar la trama de la vida de nuestro hogar Tierra. Mejoran la calidad del aire, empobrecida por las emisiones de CO2 -lo que los convierte en diques contra el cambio clim¨¢tico-, reducen la contaminaci¨®n ac¨²stica y proporcionan sombra y frescor, tan necesarios en una ciudad como la nuestra que deviene una isla de calor algunos meses del a?o.
Actualmente la decisi¨®n de donde se plantan ¨¢rboles en las calles de la ciudad est¨¢ supeditada a criterios del tr¨¢fico rodado. Este tambi¨¦n determina el tipo de pavimento duro e impermeable que lo domina todo y no deja que el agua de lluvia entre en la tierra para que puedan vivir los ¨¢rboles con lozan¨ªa. Se trata de criterios que habr¨ªa que repensar teniendo en cuenta que los protagonistas de la calle deben ser los ciudadanos. As¨ª, a la hora de elegir los emplazamientos se debe buscar, por encima de otras consideraciones, la creaci¨®n de recorridos y estancias para los viandantes. Basta un par de ¨¢rboles para hacer plaza lo que antes era solar o erial, para que los vecinos lo disfruten como lugar acogedor, de juegos y de convivencia. Tambi¨¦n habr¨ªa que repensar la tipolog¨ªa de las plantaciones, parecen m¨¢s recomendables los ¨¢rboles de hoja caduca porque dejan pasar los rayos del sol en invierno y proporcionan una buena sombra en verano que los que se vienen plantando.
Como dice un c¨¦lebre paisajista chino, recreando la naturaleza en la ciudad, satisfacemos "nuestros deseos de bosques y primavera" al tiempo que aseguramos una mejor calidad de vida. Por ello, en el D¨ªa del ?rbol de este 2007, quiero manifestar nuestro compromiso de aumentar de manera sensible el espacio verde de la ciudad as¨ª como de dise?ar una trama verde que d¨¦ continuidad a jardines, calles y plazas arboladas de la ciudad hasta alcanzar la huerta y bosques que la envuelven. Transformaremos el paisaje urbano actual en una fronda armoniosa, capaz de generar brisas refrescantes con ayuda de la tierra f¨¦rtil, del agua de la lluvia y de los ¨¢rboles que habitaron estas tierras en el pasado: en especial una inmensa olmeda. Se trata de una opci¨®n ¨¦tica y est¨¦tica, una apuesta por la buena vida. Por la vida tout court.
Carmen Alborch es candidata socialista a la alcald¨ªa de Valencia.
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