Francisco Rallo, escultor
Algunas de sus obras se han convertido en s¨ªmbolo de la capital aragonesa
Francisco Rallo naci¨® en Alca?iz (Teruel) en 1924. Falleci¨® en Zaragoza, ayer, 31 de enero de 2007.
Los cuatro leones de bronce del puente de Piedra de Zaragoza siguen erguidos y en posici¨®n de guardia, uno lleva un lazo negro de luto que alguien le ha colocado. Lloran la muerte de su autor, el escultor aragon¨¦s Francisco Rallo Lahoz, que los cre¨® en 1988 en posici¨®n altiva, con el rabo erguido y encar¨¢ndose al cierzo que azota la ciudad. Rallo era un hombre pegado a la vida y por eso al arte. Naci¨® en la localidad turolense de Alca?iz pero a los dos a?os se traslad¨® a Zaragoza donde vivi¨® siempre.
Disc¨ªpulo del escultor F¨¦lix Burriel, sus manos trabajaron desde peque?o el barro, la madera, para adentrarse luego en el m¨¢rmol o el bronce. No desde?¨® nunca trabajos apegados a lo cotidiano como la confecci¨®n de caballitos para ferias o figuras de circo. Por eso no es extra?o que en las esquinas de Zaragoza, en iglesias, parques y paseos sus obras gui?en un ojo a la gente.
Obras s¨ªmbolos de la ciudad, como lo leones del puente; las musas que coronan el Teatro Principal; la fuente de los Ni?os con peces de 1979 en la plaza del Pilar, donde en 1991 se coloc¨® otra obra suya -en la plaza ya remodelada-, el globo terr¨¢queo en hormig¨®n; el caballito de bronce r¨¦plica del de cart¨®n que usaba el fot¨®grafo Cordero para montar a los ni?os y fotografiarles desde el a?o 1925 hasta que se jubil¨®. De Rallo son pasos procesionales de Semana Santa como el Jes¨²s Atado a la Columna para la cofrad¨ªa de El Nazareno de Alca?iz.
Maestro en el arte de esculpir rostros, comenz¨® trabajando el bronce, en los a?os sesenta del pasado siglo, con bustos de los oficiales de la base americana de Zaragoza. Suyos son tambi¨¦n lo de la pianista Pilar Bayona, el del poeta Miguel Labordeta, el monumento en bronce al torero Nicanor Villalta o el del entonces pr¨ªncipe Juan Carlos, que realiz¨® en 1970. Santos, artistas, reyes, pero Rallo era un hombre pagado a la ciudad por eso, porque esparc¨ªa su arte por los rincones, se puso manos a la obra para realizar La Pilara, la ultima cabezuda que se incorpor¨® a la comparsa de Gigantes y Cabezudos de Zaragoza cuando llegaron los ayuntamientos democr¨¢ticos. En 1982 la Pilara -r¨¦plica de una c¨®mica del Oasis- fue bautizada en la plaza junto a otras obras de Rallo como las fuentes. Hoy, el escultor sigue mirando en rincones de Zaragoza y en las iglesias. Hay retablos suyos de alabastro, en las parroquias de Gargallo, en Fortanete, en las Dominicas de Alca?iz...
Rallo estudi¨® en la escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artesanales de Zaragoza, fue becado por el Ayuntamiento de la ciudad, su obra est¨¢ representada en monumentos p¨²blicos, instituciones oficiales y privadas de toda Espa?a, y en Francia, Alemania, Estados Unidos, Jap¨®n, Puerto Rico o Per¨², entre otros. Era Acad¨¦mico de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis, hab¨ªa ganado numerosos premios en la ciudad, era, sobre todo, un artista que arrimaba el hombro defendiendo los derechos de los creadores visuales, fundador de diversas asociaciones de artistas. En su estudio de la zaragozana calle de Madre Sacramento, donde trabaj¨® desde los a?os cincuenta, se apilan sus moldes y sus empe?os. En 2006, 25 artistas se volcaron en decorar otros tantos leones que a partir de sus moldes tomaron el centro de la ciudad. Su antol¨®gica entre 2001 y 2003 en el palacio de S¨¢stago de Zaragoza repasaba su medio siglo de escultor. Un oficio sobre el que a veces le preguntaban si era m¨¢s artesano que artista.
No contestaba, sonre¨ªa. Ahora trabajaba en el busto del cronista oficial de la ciudad, el catedr¨¢tico Antonio Beltr¨¢n, fallecido hace meses ("quiero terminarlo antes de morir", dec¨ªa hace poco). Ayer, desde el Ayuntamiento, se lamentaba su muerte y se aseguraba que el busto estaba terminado.
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