El archivo escondido
La ¨²ltima persona autorizada a consultarlo fue Ernest Lluch, hace m¨¢s de 20 a?os. Desde entonces nadie ha podido entrar en la biblioteca-archivo de Narciso Fages de Rom¨¤, en la casa inaugurada en 1852 en el ¨¢ngulo noreste de la Rambla de Figueres. Desde la muerte de su biznieto Antonio Fages Neyra de Gorgot, la viuda decidi¨® apartar de la curiosidad p¨²blica, con celo digno de mejor causa, los fondos conservados durante cuatro generaciones.
Las ventanas de la biblioteca, en la planta noble de la Casa Fages, est¨¢n siempre cerradas. Dan a la esquina de las calles de Moreria y Enginyers. En ¨¦sta se halla la puerta principal, donde una placa municipal describe el inter¨¦s hist¨®rico-art¨ªstico del edificio neocl¨¢sico, as¨ª como la personalidad de cuatro de sus moradores. De Narciso Fages de Rom¨¤, propietario liberal ilustrado y modernizador de la agricultura, pero tambi¨¦n de Mariano Fages Ferrater, que fue diputado a Cortes por el partido conservador a finales del XIX, de Carlos Fages Perramon, dirigente cat¨®lico y uno de los fundadores de la Caja de Ahorros y Montep¨ªo del Ampurd¨¢n, y del poeta Carles Fages de Climent, cuyo centenario se ha celebrado recientemente. La tercera fachada da a la calle de Monturiol, con otra placa en la que se lee un epigrama sobre los cuatro genios que en ella nacieran: el inventor del submarino que le da nombre, el propio Fages de Climent, autor del verso, el pintor Salvador Dal¨ª y el farmac¨¦utico Alexandre Deulofeu, te¨®rico de los or¨ªgenes del rom¨¢nico y de la matem¨¢tica de la historia.
Ninguno de los historiadores que han solicitado durante a?os el acceso al archivo de Casa Fages ha obtenido otra cosa que la negativa contundente de la viuda, por m¨¢s inter¨¦s que hayan podido desplegar en su favor los sobrinos y herederos del ¨²ltimo propietario. Tampoco a ¨¦stos les ha sido franqueada la puerta de la biblioteca. Al propio Ernest Lluch le cost¨® semanas de gestiones.
Do?a Mar¨ªa Pag¨¦s, viuda de Fages, transigi¨® al fin, ante la categor¨ªa del solicitante. Era un ministro del Gobierno de Espa?a. Pero a punto estuvo de torcerse, al saber que era socialista. Volvieron a su memoria recuerdos y pesadillas de la Guerra Civil, cuando archivo y biblioteca acompa?aron a la familia en su refugio en la propiedad de Palol, cerca del r¨ªo Fluvi¨¤, lejos de la vista de los comit¨¦s revolucionarios de la comarca. Fages de Rom¨¤ hab¨ªa sido uno de los primeros contribuyentes de la provincia de Girona, como m¨¢s tarde los Pag¨¦s.
Alfons Romero, historiador y persona de confianza de la familia, evoca las condiciones en que Ernest Lluch pudo consultar los documentos que le interesaban. Lo recuerda de pie, en una habitaci¨®n fr¨ªa y poco iluminada, tomando notas, bajo la vigilancia cordial, impuesta, de uno de los sobrinos. Debi¨® de ser en 1984, durante las vacaciones de Navidad, que Lluch sol¨ªa pasar en Mai¨¤ de Montcal. Apenas pudo entrar en la biblioteca, donde recogi¨® una caja de documentos cuya existencia conoc¨ªa de antemano. Nadie m¨¢s ha podido entrar desde entonces. Al menos dos alcaldes de Figueres lo han intentado, pero ha sido en vano.
La viuda de Fages falleci¨® a primeros de diciembre. El proceso testamentario, de por s¨ª premioso, ha de permitir a los herederos sospesar adecuadamente el destino de un archivo tan celosamente escondido del inter¨¦s p¨²blico, durante un cuarto de siglo, como apreciado y deseado por los historiadores. Y considerar las propuestas que puedan hacer las administraciones p¨²blicas para la conservaci¨®n y el acceso a unos fondos cuyo contenido ya casi nadie es capaz hoy de describir.
La personalidad e influencia de Narciso Fages de Rom¨¤ pueden darnos una idea. Coet¨¢neo del republicano Abd¨®n Terradas, le defendi¨® como abogado cuando el regente Espartero lo destituy¨® hasta cinco veces tras haber sido elegido, otras tantas, alcalde de Figueres, en 1842. Fue comisario regio de agricultura, fund¨® la Sociedad Agr¨ªcola del Ampurd¨¢n, inspir¨® la creaci¨®n por Jos¨¦ Estrada de la Granja Escuela de Fortianell, edit¨® y redact¨® personalmente dos peri¨®dicos especializados -El Bien del Pa¨ªs y La Granja, ¨®rgano de las Juntas de Agricultura de Girona y de Barcelona- y public¨® libros en castellano, catal¨¢n y franc¨¦s. Entre ellos, Cartilla rural e aforismes catalans, que promov¨ªa la higiene rural. En sus ¨²ltimos d¨ªas, tuvo un papel destacado en la lucha contra la plaga vit¨ªcola de la filoxera.
?Qu¨¦ habr¨¢n a?adido los descendientes a sus libros y papeles? Fages de Rom¨¤ ya hab¨ªa recogido documentos de sus antecesores, como el austriacista Francesc Rom¨¤ i Rossell, a cuya figura dedic¨® Ernest Lluch especial atenci¨®n. En su obra sobre La Catalunya ven?uda del segle XVIII (Edicions 62, 1996), lo presenta como "jurista mon¨¤rquic, absolutista, moderat i il¡¤lustrat" en un cap¨ªtulo titulado 'Rom¨¤ i Rossell, un pensament germ¨¤nic per a Catalunya i Espanya'.
En una nota a pie de p¨¢gina, Lluch agradece a Antonio Fages Neyra de Gorgot una informaci¨®n sobre el traslado a Figueres del padre de Rom¨¤, al final de la Guerra de Sucesi¨®n, y que le permitiera consultar por primera vez el archivo. "El fet que se'ns torn¨¦s a obrir fou gr¨¤cies a Rupert Sanlleh¨ª Fages i a Merc¨¨ Argem¨ª", a?ade. Conf¨ªa que "una ordenaci¨® de l'Arxiu pot fer emergir nous materials'. Ahora es el momento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.