Conductores 'multados' por insolidarios

"?A ¨¦se, vamos a multar a ¨¦se!", dice Esther Rodr¨ªguez se?alando un coche que ha aparcado en medio de un paso de cebra. Yago, el voluntario que la acompa?a, se saca un papel verde del bolsillo y se lo entrega a la mujer. ?sta lo dobla y lo pone debajo del limpiaparabrisas del veh¨ªculo infractor. Cuando vuelva su conductor, se encontrar¨¢ con una sorpresa. Una multa simb¨®lica con el mensaje "tu libertad para aparcar, mi esclavitud para moverme".

Esther conoce muy bien esa esclavitud. Tiene 40 a?os y una par¨¢lisis cerebral al nacer hizo que lleve toda su vida en una silla de ruedas. Bordeando baches o socavones, sorteando coches mal aparcados y escalando por las aceras de Madrid. "M¨¢s de una vez he discutido con alguno que ten¨ªa el coche mal aparcado", cuenta.

"Una vez colocamos uno de los papeles a un coche de polic¨ªa", cuenta Esther

Desde el 3 de diciembre, Esther y los otros 12 miembros de la Asociaci¨®n Auxilia Madrid hacen rutas por la ciudad para multar a los coches mal aparcados o que impidan el paso a personas que, al igual que ellos, tienen movilidad reducida. "Queremos concienciar a los conductores para que piensen m¨¢s en los discapacitados f¨ªsicos", explica Yago, secretario de esta asociaci¨®n que agrupa 35 voluntarios y que lleva 30 a?os funcionando en la Comunidad.

"Me da mucha rabia; en mi barrio, Vallecas, aparcan tan mal que a veces no puedo ni salir del portal", explica Fernando. Este madrile?o de 40 a?os lleva en Auxilia desde sus comienzos. "Ah¨ª hay uno. ?Vamos!", dice se?alando un coche mal aparcado. De repente, el due?o del veh¨ªculo se acerca corriendo. "Lo siento, ?molesta?", pregunta apurado. "Est¨¢s en un paso de cebra, as¨ª no podemos pasar", le contesta un voluntario se?alando la silla de ruedas de Fernando. "Disculpad, prometo que no lo voy a volver a hacer", dice guard¨¢ndose la multa en el bolsillo.

La iniciativa lleva en marcha un mes y ya han multado a m¨¢s de 500 coches. "Hemos multado hasta a un coche de polic¨ªa, ?verdad, Esther?", dice Yago. La mujer sonr¨ªe. "S¨ª, ellos tambi¨¦n aparcan mal a veces", cuenta. "Lo mejor fue cuando pusimos una multa a un coche y luego la polic¨ªa vino y le puso otra m¨¢s gorda", r¨ªe Esther. "Pero no s¨®lo los coches estorban. Tambi¨¦n las aceras estrechas o las obras que nos tienen invadidos", explica Nieves Carracedo, trabajadora social de Auxilia. En media hora el grupo ha multado a siete coches por la zona de Oporto

"?lvaro lo tiene peor. Su silla es el¨¦ctrica y ocupa m¨¢s", dice Roberto y se?ala a su amigo. Roberto tiene 35 a?os, tuvo un accidente a los tres y, aunque tambi¨¦n tiene par¨¢lisis cerebral, puede andar y moverse sin dificultad. "Mira, otro, y en el mismo paso de cebra de antes", exclama Carlos, coordinador de la asociaci¨®n se?alando un reluciente Mercedes azul.

Fernando y Roberto se acercan al coche para dejarle sendas multas. Cuando la comitiva se aleja, aparece el due?o del veh¨ªculo. Recoge la sanci¨®n, la lee y mira alrededor. Cuando ve el grupo de Esther se acerca: "Lo siento, lo he dejado ah¨ª de forma puntual. Normalmente, dejo el coche muy bien aparcado", se excusa. El infractor se aleja acompa?ado de las risas del grupo. "Ya. De forma puntual. Eso es lo que dicen todos", asegura Nieves, la trabajadora social. "Oye, ?lo puedo dejar aqu¨ª cinco minutos m¨¢s?", grita desde lejos el conductor del Mercedes. "?Ves?", dice Nieves, "mucha disculpa, mucho lo siento, pero hay cada uno con un morro... ?Qu¨¦ poca solidaridad!".