La fiesta de Maceo
Todo estaba preparado: la orquesta, a punto; el Palacio Municipal de Congresos, a reventar; y el maestro de ceremonias, que nos puso en situaci¨®n: el programa, coment¨®, constar¨¢ de dos partes, Ra¨ªces y Grooves, respectivamente. En la primera, Parker evocar¨¢ la figura de su admirado Ray Charles, mientras que la segunda estar¨¢ dedicada a su propia m¨²sica. Habr¨¢ blues y habr¨¢ funky y su poquito, o no tan poquito, de jazz. Con esto, ya s¨®lo faltaba la estrella de la noche.
Maceo Parker, Mister 98% Funky + 2% Jazz, no se hizo de rogar. La suya fue una de esas apariciones en escena que se recordar¨¢n: notoriamente m¨¢s delgado que en su ¨²ltima visita, gafas de sol y sonrisa al viento, balance¨¢ndose al modo del "genio del soul", uno pod¨ªa creerse que estaba ante el mism¨ªsimo Raymond Charles Robinson revivido. Los mismos gestos, id¨¦ntica, o parecida, forma de acompa?arse al piano, el mismo quiebro de garganta... Verlo, y escucharlo, para creerlo.
Maceo Parker
Maceo Parker (saxo alto, piano, vocal) y WDR Big Band. Michael Abene (director y arreglista), Dennis Chambers (bater¨ªa), Rodney Curtis (bajo). Palacio de Congresos. Madrid, 2 de febrero.
Maceo toc¨® -menos de lo habitual- y cant¨® -bastante m¨¢s- y todo lo que cant¨® y toc¨® fueron composiciones del susodicho en versiones razonablemente fieles a las originales. Algunas fueron m¨¢s afortunadas -Hallelujah I love her so, Georgia on my mind-, otras menos -un Hit the road Jack algo fl¨¢cido, un You don't know me de dudosa entonaci¨®n-...; a su favor tuvo el acompa?amiento m¨¢s que competente de la WDR Big Band, conocida de su anterior visita a Madrid junto al multiteclista Joe Zawinul.
What'd I say puso el punto final a esta primera parte, momento que aprovech¨® una fracci¨®n del respetable para abandonar la compostura y sus localidades y corear el pegadizo estribillo del tema a grito pelado. Y as¨ª qued¨® el ambiente, caldeado y a punto de caramelo para recibir al tremebundo Dennis Chambers, especie de Arnold Schwarzenegger de la bater¨ªa, que cop¨® buena parte del inter¨¦s durante la segunda parte del espect¨¢culo. Eran ¨¦l, y el no menos contundente Rodney Curtis, al bajo el¨¦ctrico, y la big band, que ah¨ª segu¨ªa, y Maceo Parker, que volv¨ªa a ser ¨¦l mismo.
El resultado: una raci¨®n de funky orquestal sudoroso de proporciones casi wagnerianas. De Ray Charles hab¨ªamos pasado a James Brown a trav¨¦s de la m¨²sica de quien fue su director musical.
No faltaron ninguno de sus grandes ¨¦xitos, ni Pass the peas ni To be or not to be o Shake everything you got. Sobr¨® la balada, un Moonlight in Vermont que dej¨® en evidencia lo que ya sab¨ªamos: que Parker no es un m¨²sico de jazz (pero para eso estaban los magn¨ªficos solistas de la WDR Big Band). Al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar y a Maceo Parker lo suyo, que es el funky. Para quien no estuvo, la sesi¨®n se grab¨® y ser¨¢ editada en disco. Un ¨¦xito, seguro.
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