El Chile de Allende y los excesos democr¨¢ticos
Mi amable lector el se?or Mortimore (Cartas, 1-2-2007) tiene una memoria envidiablemente selectiva. Naturalmente que hab¨ªa ruido de sables y complicidad de la Embajada estadounidense en v¨ªsperas del golpe de Pinochet. Pero tambi¨¦n hab¨ªa una inflaci¨®n galopante, un fuerte aumento del paro, ca¨ªda de la inversi¨®n y huida de capitales, un MIR (guerrilleros al estilo de los montoneros argentinos) que llevaba a cabo la reforma agraria por su cuenta sin esperar leyes ni respetar procedimientos, invadiendo predios y fundos, y manifestaciones continuas por las calles tratando de forzar al Parlamento a pasar leyes revolucionarias.
El se?or Mortimore es muy due?o de pensar que todas estas cosas son signos de normalidad y no merecen menci¨®n. Pero es evidente que dieron alas a los conspiradores de la derecha. Si Allende hubiera contado con una mayor¨ªa electoral abrumadora, quiz¨¢ hubiera podido llevar a cabo su programa. Pero su mayor¨ªa era muy exigua, y fue nombrado presidente porque el centro cristiano-dem¨®crata no quiso pactar con la derecha. En estas circunstancias, el intento de llevar a cabo un programa de reforma maximalista y la impaciencia de sus seguidores priv¨® al Gobierno del respaldo de parte de las clases medias que en principio lo hab¨ªan apoyado y se produjo "un ambiente enrarecido que favoreci¨® el golpe del general". Aunque el tema de mi art¨ªculo (Contra la corriente, 29-1-2007) no era Chile, me ratifico en mi breve referencia al tema.
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