400 prostitutas, en huelga de multas
Las meretrices de Barcelona se rebelan contra el acoso municipal y deciden no pagar las sanciones. Los clientes, en cambio, abonan de inmediato
La cruzada sexual emprendida por la Guardia Urbana de Barcelona amenaza con desbordarse. En los 12 primeros meses de aplicaci¨®n de las nuevas normas municipales, se han impuesto 4.280 multas por infracciones relativas al comercio sexual, que corresponden tanto a prostitutas como clientes. La gran mayor¨ªa de las mujeres sancionadas no est¨¢n dispuestas a pagar las multas o no pueden hacerlo, actitud que contrasta con la de sus clientes, dispuestos casi siempre a pagar de inmediato, seg¨²n demuestran los expedientes.
Algo m¨¢s de 400 prostitutas se han rebelado contra el Ayuntamiento, en una especie de huelga de multas. Una de ellas es F. D. B., la muchacha rumana que se ha convertido en la prostituta m¨¢s castigada de toda Barcelona: en poco m¨¢s de siete meses ha acumulado 11 multas, nueve en el tiempo r¨¦cord de dos semanas.
Solo el 3% de las que recurren las multas en Barcelona son espa?olas
Su expediente desvela adem¨¢s que la multaron dos veces el 23 de febrero de 2006 y otras dos el 28, y que el par de multas del d¨ªa 23 se las impusieron guardias urbanos diferentes en s¨®lo 40 minutos. Todo por ofrecer sus servicios sexuales a menos de 200 metros de un centro escolar en la Rambla de Sant Antoni. La chica, de quien s¨®lo se sabe que viv¨ªa en una pensi¨®n en Ciutat Vella, ha desaparecido, dejando 4.125 euros por multas impagadas, sin incluir recargos por demora.
Ella no es un caso aislado. Algo m¨¢s de 400 mujeres han planteado recursos administrativos contra las multas por infracci¨®n de las ordenanzas en materia de comercio sexual. El 87% de las prostitutas que recurren son rumanas, seg¨²n un muestreo realizado entre las que fueron multadas en los seis primeros meses de 2006. No hay m¨¢s de un 3% de espa?olas entre las que han recurrido. Las b¨²lgaras y brasile?as, que absorben el 2% de los castigos, tampoco pagan. En la misma situaci¨®n se encuentran mujeres camerunesas, chinas, marroqu¨ªes o nigerianas. Organizaciones c¨ªvicas y asistenciales se han alineado con ellas, dispuestas a ayudarlas en su enfrentamiento con el Ayuntamiento. El proceso que se ha iniciado en la v¨ªa administrativa se enfrenta ahora al desaf¨ªo de la prueba en los tribunales.
D. D. C, de 50 a?os y brasile?a, se instal¨® en Barcelona hace siete a?os tras haber dado tumbos por el mundo. En su expediente figura una sola multa -del 1 de abril de 2006- impuesta en las escaleras de un meubl¨¦ de la calle de Sant Pau, a cuya puerta se hab¨ªan apostado guardias urbanos de paisano, a la espera de que llegaran las mujeres con sus clientes. En un escenario muy similar se vio la rumana M. G. B., cuando fue sancionada el 23 de marzo del a?o pasado.
"Los [guardias] urbanos de paisano llamaron a la puerta. Los clientes que hab¨ªa dentro se quedaron en silencio, mientras la polic¨ªa nos ordenaba salir. En poco m¨¢s de media hora quedamos todos multados: las cuatro chicas y los tres muchachos", recuerda M. G. B. Ella tampoco pagar¨¢. Su abogado le aconseja no hacerlo y alega en su favor que los agentes actuaron con exceso de celo, invadieron la esfera de lo privado y se extralimitaron en el af¨¢n sancionador.
A juicio de S. R. D., un transexual originario de Ecuador, cualquier "excusa" es buena para sancionar. Le multaron el pasado mes de julio, cuando estaba agazapado detr¨¢s de un contenedor de basuras en las Ramblas arregl¨¢ndose unas prendas ¨ªntimas. Un guardia asegur¨® haberlo sorprendido mientras hac¨ªa sus necesidades. En su expediente, tras 10 a?os de oficio, figura una sola multa; orinar en espacio p¨²blico. No est¨¢ dispuesto a pagar. "Yo vivo de eso; soy una profesional. Podr¨ªa trabajar en un piso. Ya lo he hecho, pero eso significa pagar la mitad de lo que recaudo al due?o del piso. Ahora asumo mis riesgos en la calle, pero no tengo que compartir las ganancias con nadie. No he pagado, pero si es necesario lo tendr¨¦ que hacer, a pesar de que es un error. No quiero problemas", afirma, y a continuaci¨®n se lamenta de lo "duro que es vivir de esto".
T. E. S. es un caso singular. Rumana, sancionada cuatro veces por ofrecer los servicios sexuales a menos de 200 metros de un centro escolar, ha acumulado en su expediente una quinta multa: el agente n¨²mero 29.252 la acusa tambi¨¦n de arrojar una colilla al suelo. Diez minutos despu¨¦s de esta sanci¨®n, otro agente, el 25.088, la volvi¨® a castigar por ofrecer servicios sexuales.
La actitud reticente de las mujeres, que en muchos de los casos no quieren ni pueden pagar las multas, contrasta con la de sus clientes, que casi siempre prefieren abonar el importe de las sanciones sin rechistar por temor a un esc¨¢ndalo familiar. El 44,3% de los solicitantes de servicios sexuales paga a pie de calle y sin poner peros. A pesar de estas circunstancias, en la lista de impagados varones se recogen casos excepcionales.
Acusado de pedir sexo a los 79 a?os
J. M. ya hab¨ªa cumplido 79 a?os cuando un guardia urbano le mult¨® por haber solicitado los servicios sexuales de una prostituta mientras pasaba por la calle de San Ram¨®n, en mayo de 2006. A pesar de sus excusas y de su avanzada edad, la sanci¨®n impagada gravita sobre la vida de este anciano, que, protegido por su familia, no piensa pagar.
Los recursos contra las multas impuestas por la Guardia Urbana se acumulan en los despachos de los abogados de Barcelona. Los primeros procedimientos administrativos se han puesto ya en marcha mientras se otean en el horizonte los recursos ante los tribunales.
Al margen de estos procedimientos, contin¨²a instruy¨¦ndose el recurso planteado por diversas organizaciones e instituciones barcelonesas contra la totalidad de la nueva ordenanza c¨ªvica.
"El Ayuntamiento de Barcelona quiere imponer una nueva pol¨ªtica de excepcionalidad punitiva en el espacio p¨²blico que, con la excusa del incivismo, instaurar¨¢ un nuevo orden urbano en la ciudad", afirma el abogado Jaume Asens, vocal de la Comisi¨®n de Defensa del Colegio de Abogados de Barcelona, uno de los impulsores del recurso contra la ordenanza c¨ªvica del Ayuntamiento barcelon¨¦s.
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