El recuperado M¨¦ndez
Francisco Gonz¨¢lez Ledesma rescata su novela 'Expediente Barcelona', y re¨²ne 22 relatos en un libro. Esta semana participa en el Encuentro de Novela Negra de Barcelona
De joven, M¨¦ndez, mil veces entrenado en los s¨®tanos de Via Laietana, fue polic¨ªa de la Brigada Criminal franquista, pero llevaba bocadillos a los rojos detenidos y les serv¨ªa de correo. Ahora, el viejo poli trabaja en la comisar¨ªa de Nou de la Rambla, alguna vez le han confinado a los archivos y sabe que nunca ascender¨¢ ni le encargar¨¢n casos importantes. Conoce al dedillo todos los bares y prost¨ªbulos del antiguo barrio chino. Es esc¨¦ptico y en algunas cosas no ha cambiado nada: no soporta el asesinato cobarde, pero comprende a los peque?os delincuentes. No cree en la ley oficial, aunque s¨ª en la de la calle.
En eso se parece algo a Francisco (Paco) Gonz¨¢lez Ledesma (Barcelona, 1927), su creador (que esta semana es uno de los protagonistas del Encuentro de Novela Negra de Barcelona). Con la diferencia de que Ledesma es abogado y periodista. De periodista se jubil¨® en 1993, de La Vanguardia, donde era redactor jefe. Lo de la abogac¨ªa lo dej¨® en 1966, en un momento en que ganaba bastante dinero, pero ten¨ªa una crisis de conciencia diaria. "El Derecho es bueno en los libros, luego hay que interpretarlo y durante el franquismo era terrible". Fue un aut¨¦ntico salto al vac¨ªo, pero no pod¨ªa m¨¢s y se fue de redactor eventual a El Correo Catal¨¢n.
"Lo consideran mi personaje, cuando en realidad mi personaje son las calles"
'Expediente Barcelona' cuenta el resurgir de la burgues¨ªa catalana tras la Guerra Civil
Trabaj¨® en la editorial Bruguera desde 1947, donde entr¨® de la mano de su t¨ªo Rafael para hacer guiones de historietas de personajes como el inspector Dan o el doctor Niebla. Lleg¨® a ser abogado personal de su propietario, Francisco Bruguera, y de todas las empresas de su grupo. "En Bruguera ten¨ªa que hacer contratos que explotaban a amigos y colegas, como V¨ªctor Mora. Bruguera apretaba cada vez m¨¢s y yo sent¨ªa un gran malestar". Eso le acab¨® de decidir a colgar la toga.
Hubo otras cosas. Un d¨ªa le toc¨® de oficio defender a un ex legionario. "Yo era un buen defensor y consegu¨ª que quedara libre". El hombre estaba desesperado y sin un duro. Le dio dinero. "Se lo devolver¨¦, lo juro", le dijo el legionario. Un a?o despu¨¦s, para su sorpresa, fue a verle y le pag¨® lo que le deb¨ªa. "Me alegr¨¦ sobre todo porque supuse que hab¨ªa encontrado trabajo". El ex legionario le sac¨® pronto de su error. "?Qu¨¦ trabajo ni qu¨¦ leches! Acabo de cometer un atraco". Le impresion¨® mucho. "He llegado a pensar que la justicia de los tribunales no es la mejor. Hay otra justicia de la gente de la calle que no est¨¢ en las leyes y que a menudo me parece mejor. Es el mismo sentimiento que tiene M¨¦ndez. Es muy comprensivo con ciertos delitos y con ciertos delincuentes. Pero ante otros no. El que viola y mata tiene que ser apartado de la sociedad. Yo estoy de acuerdo con ¨¦l".
M¨¦ndez (Ricardo) naci¨® en la p¨¢gina 134 de Expediente Barcelona, que Gonz¨¢lez Ledesma public¨® en 1983 y que La Factor¨ªa de Ideas ha recuperado ahora. M¨¦ndez tiene un papel muy secundario en esta novela. El protagonista es un abogado de tres al cuarto -es f¨¢cil intuir en ¨¦l al Ledesma joven- que tiene que resolver un caso de pruebas de paternidad que implican a Ram¨®n Masnou, un empresario influyente en la burgues¨ªa catalana conectado por amistad con j¨®venes revolucionarios. Lo que la novela cuenta en realidad es el resurgir de la burgues¨ªa catalana despu¨¦s de la Guerra Civil. "De boquilla se dec¨ªan liberales y eran unos grandes explotadores. Unos grandes hip¨®critas, que se dec¨ªan catalanistas y no dejaban hablar catal¨¢n en sus empresas". Los buenos revolucionarios viven la amargura de ver que ya nadie los necesita, ni siquiera sus propios compa?eros.
En las novelas de M¨¦ndez, un personaje creado a partir de cuatro polic¨ªas que conoci¨® Ledesma cuando era abogado, predomina una atractiva mezcla de furia y melancol¨ªa. Furia ante la injusticia y el entreguismo; melancol¨ªa por un paisaje perdido. "Lo que a?oro no es el pasado, sino la juventud perdida". Ledesma utiliza un lenguaje directo, barriobajero cuando hace falta. Siempre le preocupa m¨¢s la historia que la trama. El ¨¦xito de M¨¦ndez le sorprendi¨®. "Lo consideran mi personaje, cuando en realidad mi personaje son las calles. Adem¨¢s, nunca pretend¨ª hacer novela negra, siempre quise escribir novela social, aunque, quiz¨¢, en el fondo venga a ser lo mismo".
A los 14 a?os, Ledesma ya ten¨ªa claro que iba a ser escritor. Apenas cumplidos los 20 escribi¨® Sombras viejas. "Pensaba que ya ten¨ªa suficiente experiencia para escribir la novela de mi vida", se r¨ªe. La present¨® al Premio Nadal y ni la votaron. Pero algo deb¨ªa tener, porque prob¨® de nuevo suerte, esta vez en el Premio Internacional Jos¨¦ Jan¨¦s, en 1948, y gan¨®, con un jurado presidido por Somerset Maugham. "En la cena no me hizo ni caso, pero yo disfrut¨¦ mucho".
No tard¨® en llegar el jarro de agua fr¨ªa que apag¨® su entusiasmo. La censura la prohibi¨®. "Mientras vivi¨® el dictador no pude publicar. Yo era de familia republicana y nac¨ª y me cri¨¦ en un barrio humilde. Sombras viejas ten¨ªa un fuerte contenido social y pol¨ªtico, ambientada en la guerra hasta la entrada de los fascistas en Barcelona. Era una novela de sentimientos. Se parec¨ªa algo a Los cipreses creen en Dios, de Jos¨¦ Mar¨ªa Gironella, s¨®lo que ¨¦l escrib¨ªa desde la derecha y yo desde la izquierda". Su siguiente novela, Los Napoleones, no pudo publicarse hasta 1977. "Me hundieron la vida intelectualmente". No les ha perdonado, aunque durante su etapa de abogado intent¨® encontrar algo bueno en el franquismo. "No lo consegu¨ª". Pero s¨ª public¨® durante la dictadura: novelas del Oeste firmadas con el seud¨®nimo de Silver Kane. "Estaba muy desanimado despu¨¦s de lo de Sombras viejas y adem¨¢s no ten¨ªa un duro. Empec¨¦ en 1952 o 1953, no recuerdo bien, y Bruguera me hizo un contrato por dos a?os, y luego otro y otro, y as¨ª hasta 1980. Estoy contento de haberlas escrito, primero porque me pude ganar la vida y luego porque me sirvieron de aprendizaje de todos los trucos y t¨¦cnicas de la novela".
Fueron tiempos duros. Ledesma trabajaba nueve horas en Bruguera y por la noche y los domingos escrib¨ªa las novelas de Silver Kane, de tres a cinco al mes. A partir de las dos de la madrugada se dedicaba a la literatura que le gustaba: Los Napoleones, Expediente Barcelona... Ha currado mucho. Ahora, a punto de cumplir 80 a?os, la vida le parece una broma. ?Todo ha pasado tan r¨¢pido! Pero, como dice Paco Ignacio Taibo II, tiene una gran ventaja: sigue escribiendo como un joven rabioso. La mejor muestra, sus memorias, Historias de mis calles (Planeta), publicadas en 2006.
Todas las facetas
Junto a Expediente Barcelona, ha salido tambi¨¦n M¨¦ndez (colecci¨®n Tapa Negra, de Almuzara), que re¨²ne 22 cuentos in¨¦ditos del polic¨ªa, al que podemos ver en todas sus facetas. En 'La Casa' explica la historia de un famoso burdel convertido ahora en geri¨¢trico; en 'La serpiente negra' M¨¦ndez, ante la sorpresa de sus jefes, paga la fianza de un violador. No es un gesto gratuito, el viejo polic¨ªa espera que los familiares de la muchacha le ajusten cuentas; en 'Casa de perros y gatos' aparece el polic¨ªa m¨¢s compasivo.
Las novelas de M¨¦ndez -Las calles de nuestros padres, Cr¨®nica sentimental en rojo, que le vali¨® el Premio Planeta; La dama de Cachemira, Historia de Dios en una esquina y Cinco mujeres y media, entre otras- han sido publicadas en la S¨¦rie Noir de Gallimard. "Me vinieron a buscar ellos. Yo no tengo agente literario, soy uno de los idiotas que trabajan solos. Lo que m¨¢s me gusta de Gallimard es que luego las sacan en Folio, en bolsillo".
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