Problemas y alegr¨ªas

Pacheco. El martes pasado, en una desconexi¨®n para Andaluc¨ªa de la Cadena SER, Mar¨ªa Esperanza S¨¢nchez y Antonio Y¨¦lamo entrevistaban al jerezano Pedro Pacheco. Me produjo un efecto de saturaci¨®n inmediato: Pacheco es un profesional del verbo engominado y encendido, tan eficaz en el mitin y la soflama. Los entrevistadores apenas si ten¨ªan que terminar sus preguntas, porque Pacheco se basta y se sobra. El tema de la entrevista era el refer¨¦ndum del Estatuto. Y Pacheco era muy entusiasta. La naturaleza de su entusiasmo acab¨® revelando, sin embargo, una esquina un poco sorprendente. Insist¨ªa en hablar del Estatuto como una miniconstituci¨®n: es un recurso ret¨®rico que sirve para ensalzar, no al Estatuto -que es lo que tiene que ser- sino a quien lo toma como bandera: no se vaya a creer usted que yo defiendo cualquier cosa. La mejor prueba de que estamos ante algo m¨¢s que un Estatuto de Autonom¨ªa es que los catalanes y los vascos -siempre seg¨²n Pacheco- est¨¢n muy molestos porque "ya notan nuestra respiraci¨®n detr¨¢s de la oreja". No ten¨ªa yo noticias ni de ese enfado y no s¨¦ hasta qu¨¦ punto es conveniente recurrir a estas exaltaciones parroquianas para estimular un voto afirmativo al Estatuto andaluz. Lo ¨²nico seguro es que Pacheco est¨¢ a sus anchas, con su alegr¨ªa.

Los reporteros. El estupendo reportaje que este s¨®lido programa de Canal Sur emiti¨® el viernes pasado sobre el problema de las viviendas ilegales tuvo la virtud de poner los datos sobre la mesa y se?alar los puntos a partir de los cuales esos datos remiten a problemas de fondo que requieren ya un tratamiento distinto al puramente informativo.

Los datos son escalofriantes: en Andaluc¨ªa tenemos una cifra aproximada de 1.200 urbanizaciones ilegales, cuya existencia no se explica s¨®lo con la remisi¨®n a una trama maligna y corrupta. Es probable que la palabra corrupci¨®n est¨¦ empezando a funcionar como paraguas bajo el que se ocultan problemas de muy distinta naturaleza y que no siempre tienen detr¨¢s a un malo malayo. La directora general de Urbanismo de la Junta se?al¨® dos extremos que ponen de relieve la complejidad del asunto. El primero es la falta de medios de muchos peque?os y medianos ayuntamientos para llevar un efectivo control de lo que ocurre en su territorio. El segundo es que precisamente la cercan¨ªa de la administraci¨®n (el ayuntamiento, en este caso) al administrado puede convertirse en una mayor dificultad a la hora de resistirse a ciertas presiones. ?Lleva esto necesariamente a una reducci¨®n de competencias municipales -y de medios, por tanto- en materia urban¨ªstica? Hubo otra intervenci¨®n m¨¢s interesante a¨²n. El fiscal de Medio Ambiente de C¨¢diz se?al¨® c¨®mo el planeamiento (que era el concepto central de la cultura urban¨ªstica) ha sido sustituido por una alternativa que resume la pol¨ªtica urban¨ªstica que hoy se puede hacer: o demolici¨®n o legalizaci¨®n. Crecimiento sin planeamiento; econom¨ªa sin direcci¨®n pol¨ªtica. Ah¨ª estamos.