Ex Aznar

El ex presidente Aznar acaba de reconocer (dos a?os despu¨¦s de que lo hiciera Bush) que en Irak no hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva en v¨ªspera de la invasi¨®n de ese pa¨ªs. Es cierto que es m¨¢s f¨¢cil saberlo ahora que entonces, pero ello no justifica el tonillo sarc¨¢stico con que el presidente de honor del Partido Popular intent¨® sacudirse la responsabilidad: "Tengo el problema de no haber sido tan listo de haberlo sabido" entonces, "cuando nadie lo sab¨ªa".

Efectivamente, nadie pod¨ªa estar seguro de si hab¨ªa o no tales armas en 2003, entre otras cosas porque constaba que Sadam Husein las hab¨ªa pose¨ªdo en los a?os noventa. ?sa es la raz¨®n de que las personas prudentes y los gobiernos responsables fueran partidarias de que los inspectores de la ONU, que compart¨ªan esas dudas, siguieran investigando antes de que se tomase una decisi¨®n tan grave como la de invadir un pa¨ªs con el resultado probable de miles de muertos.

Aznar no s¨®lo no dud¨®, sino que se prest¨® a respaldar esa aventura ante la opini¨®n p¨²blica espa?ola (muy mayoritariamente opuesta) e internacional. No lo hizo entonces con el tonillo sarc¨¢stico de ahora, sino con gravedad y pidiendo (en el Congreso y en recordadas entrevistas en televisi¨®n) ser cre¨ªdo bajo palabra. Si la comprometi¨® por haber sido enga?ado por la Administraci¨®n norteamericana, hace tiempo que debi¨® haber pedido explicaciones a Bush (y a Powell, que declar¨® en la ONU tener pruebas fehacientes). En lugar de eso, lo que hizo fue declararse "avergonzado" (nueve d¨ªas despu¨¦s de abandonar La Moncloa) por la decisi¨®n de su sucesor de retirar las tropas espa?olas.

Hoy est¨¢ claro que, como sostiene Richard Clarke, ex asesor de varios presidentes, entre ellos Bush padre e hijo en pol¨ªtica antiterrorista, primero se decidi¨® ir a la guerra, atacando Irak, y despu¨¦s se buscaron argumentos para justificarla. El papel de Aznar fue el de avalista de Bush, comprometiendo a Espa?a en un desastre cuyas dimensiones son hoy demasiado evidentes como para hacer bromas con aquella decisi¨®n.