La noria
En la Oda triunfal, el se?or Pessoa, por boca de ?lvaro de Campos, viene a decir: "En la noria del fondo de mi quinta, el burro da vueltas y vueltas. Y el misterio del mundo tiene el mismo tama?o". Esa es la clave. La noria. Tambi¨¦n en el fondo de esta era de Espa?a hay una noria. El burro da vueltas y vueltas. El c¨ªrculo que traza no es muy grande, ajeno al espacio de realidad donde vive la gente, pero desprende la hipn¨®tica impresi¨®n de que todo lo abarca. As¨ª, al se?or P¨¦rez Tremps no lo han recusado sus colegas conservadores del Tribunal Constitucional. No se trata de un asunto a dilucidar por el intelecto, como demuestra el hecho de que esos mismos magistrados hab¨ªan rechazado con anterioridad la recusaci¨®n. Adem¨¢s, P¨¦rez Tremps no escribi¨® su trabajo para la reforma del Estatuto catal¨¢n sino antes de que se pusiera en marcha ese proceso. ?Qu¨¦ sucedi¨® entonces? La noria. La inercia imperativa de la noria tiene ese efecto de modificar voluntades, curva a curva, haciendo creer que uno piensa lo mismo que cuando pensaba lo contrario. Hay tiempos hist¨®ricos en que suceden cosas que luego resultan inexplicables, incluso para los que tomaron las decisiones causales. ?Por qu¨¦ se mont¨® el caso Dreyfus o se desboc¨® el maccartysmo? Por la noria. ?Por qu¨¦ se ha vuelto a "expulsar" a Unamuno y ratificar al tirano como "alcalde honor¨ªfico a perpetuidad" de Salamanca? ?La noria, se?oras y se?ores! El movimiento tenaz, abductor, de la noria. La noria te descentra totalmente, aunque est¨¦s convencido de que no te mueves. Crees estar leyendo, pero lo que hacen tus ojos es vigilar. Ya lo dec¨ªa Bufalino de los autores contempor¨¢neos en El malpensante: "El escritor no lee a sus colegas: los vigila". Todos somos v¨ªctimas de la noria. Aznar se apunt¨® a un disparate b¨¦lico que en su d¨ªa nos coloc¨® de diana y que ha transtornado el mundo y su futuro. Ahora lo escucho conmovido. Me recuerda al valeroso soldado Schwejk, pero en superior. F¨ªjense. Despu¨¦s de todo lo que ha pasado, despu¨¦s de apoyar semejante guerra por un falso se?uelo, ¨¦l mantiene una envidiable sonrisa. La culpa es de la noria. El burro da vueltas y vueltas. Y en el fondo del pozo r¨ªe la nada.
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