Juan Mars¨¦: "Me har¨ªa feliz enamorarme locamente de un amor imposible"
Isabel Coixet: "A m¨ª me har¨ªa feliz la paz, que Rajoy y Zapatero se entendieran"
Juan Mars¨¦ e Isabel Coixet, la literatura, el cine. Se encontraron en un restaurante de Barcelona. La conversaci¨®n gir¨® en torno a la actualidad y desemboc¨®, inesperadamente, en una novedad sobre la biograf¨ªa del novelista. Lo que siempre supo sobre su origen resulta que era err¨®neo. Hablaron de lo que les indigna y de lo que les hace felices.
Mars¨¦, Coixet. Comieron pescado, bebieron vino. ?ste es un extracto de su larga conversaci¨®n.
Isabel Coixet. Te invit¨¦ a un programa de televisi¨®n y no viniste. Hablamos de cine. Y llegamos a la conclusi¨®n de que el cine cada vez influye menos en la vida.
Mars¨¦: "?Por qu¨¦ tengo que pagar a una Iglesia franquista si ni siquiera soy creyente?"
Coixet: "Si hay confort, no hay nada. Cuando un escritor tiene ya piscina climatizada, no tiene manera de crear"
Mars¨¦: "Me indigna que el Gobierno no haya puesto a¨²n
Coixet: "Me gusta escribir, pero cuando entro en el rodaje me entra una felicidad enorme"
Coixet: "Creo que estamos secuestrados por un debate que crean los que ponen las bombas"
Mars¨¦: "Ha habido una gran miseria moral por parte del PP para sacarle partido al atentado"
Juan Mars¨¦. Era un arte popular, y ha dejado de serlo. La incultura cinematogr¨¢fica es enorme.
I. C. Pero eso pasa tambi¨¦n en las escuelas de cine. Muy pocos sienten inter¨¦s en saber de cine.
J. M. ?T¨² no crees que el cine deber¨ªa haberse puesto como asignatura en las escuelas?
I. C. S¨ª, o al menos haberlo agregado a la Historia del Arte... Y ah¨ª est¨¢, perdiendo papel en la vida de la gente...
J. M. Forma parte de la crisis de la cultura. Yo no veo a los pol¨ªticos interesados en la cultura, de ellos no espero gran cosa...
I. C. Esa especie de cuerda floja de la cultura es estimulante. Si hay confort no hay nada. Cuando un escritor tiene ya piscina climatizada, no tiene manera de crear.
J. M. Pero yo no hablaba de la creatividad; digo que a los poderes p¨²blicos se la suda. Por otra parte, a m¨ª me la suda que un creador gane o no dinero para tener una gran piscina; lo que me importa es su obra. Yo no s¨¦ si Hitchcock ten¨ªa piscina o no, pero es arte lo que hizo y sus pel¨ªculas van a estar por encima de cantidad de cosas que se han hecho. Por cierto, todos esos cineastas que tanto nos gustan -Lubitsch, Wilder, Ford, Renoir, Dreyer...-, todos mamaron del cine mudo. ?Y todos los que han venido despu¨¦s! Ninguno ha llegado a ese nivel del cine mudo.
I. C. Ten¨ªan otro desaf¨ªo.
J. M. Tuvieron que expresarlo todo con la imagen. Luego ha habido buenos directores: Kubrick, Coppola, Scorsese...
I. C. Coppola. ?Me parece que desde que hace vino...! Ha hecho hace tres a?os una pel¨ªcula, y creo que ni se ha estrenado. ?Hace a?os, una pel¨ªcula de Coppola era un acontecimiento, y ya ni es noticia! Ahora hay buenos cineastas de los que esperas cosas, pero no hay ese temblor que anticipa el acontecimiento... Vi la ¨²ltima de Scorsese; la gente a mi lado parece que vio otra pel¨ªcula. ?Me pareci¨® lo peor!
J. M. No la he visto. Pero me las huelo. Como me ol¨ª la ¨²ltima de Clint Eastwood... A m¨ª me parece que a Clint Eastwood lo han inflado, lo han convertido en un mito, empezando por su supuesta creaci¨®n del western crepuscular en Sin perd¨®n. ?Si el western lo clausur¨® John Ford much¨ªsimos a?os antes, y mucho mejor que ¨¦l, con El hombre que mat¨® a Liberty Valance! Volv¨ª a ver Mystic River, y le vi todos los trucos. ?C¨®mo manipula la informaci¨®n que va dando alrededor del personaje que interpreta ese estupendo actor amigo tuyo, Tim Robbins!
I. C. Que est¨¢ muy bien...
J. M. Los actores en el cine americano siempre est¨¢n muy bien, son muy competentes...
I. C. Tim Robbins. Estuve con ¨¦l en Madrid, cuando vino, despu¨¦s de la primera manifestaci¨®n contra ETA... Me pregunt¨® qu¨¦ hab¨ªa pasado, y le cont¨¦ el atentado, la manifestaci¨®n... Le cont¨¦ que el terrorismo se estaba convirtiendo en Espa?a en un arma electoral. Y le habl¨¦ de la manifestaci¨®n contra ETA del 13 de enero... ?l lleg¨® luego a Madrid, a presentar Atrapa el fuego. Y se encontr¨® en medio del tinglado del Festival de Cine Solidario, y le empujaron a un cartel, a darle la mano al alcalde Gallard¨®n... Y le dijo a Gallard¨®n que si quer¨ªa ser solidario, por qu¨¦ no fue a la manifestaci¨®n del otro d¨ªa.
J. M. Yo tampoco le dar¨ªa la mano a un pol¨ªtico de la derecha de este pa¨ªs.
I. C. Yo he estado en situaciones en que no te queda m¨¢s remedio que dar la mano.
J. M. Probablemente yo tambi¨¦n lo har¨ªa, no soy tan radical. Pero me gustar¨ªa hacerlo como ¨¦l, aunque no soy actor y quiz¨¢ no me saldr¨ªa.
I. C. ?Por la noche no hab¨ªa ni uno de los que quisieron darle la mano!
J. M. Ese desinter¨¦s por el producto en cuesti¨®n me recuerda mucho a las ruedas de prensa del Premio Planeta. ?Por eso, entre otras cosas, dej¨¦ de ser jurado! ?Ning¨²n periodista parece interesado por la literatura en esas ruedas de prensa! Se lo dije a Lara: ?supr¨ªmelas! ?Y mira que hab¨ªa periodistas, venidos de todas partes, y con regalos de la editorial! ?Y ni una sola pregunta sobre literatura! "?Se presenta Almudena Grandes? ?Se presenta Rosa Montero?". Nada de literatura. Algo pasa, ?no? Estar all¨ª de florero era insoportable. El segundo a?o, ya no me pude aguantar, y mont¨¦ el n¨²mero aprovechando una pregunta sobre qu¨¦ opinaba de las obras presentadas.
I. C. Es cuando hay que hacerlo.
J. M. Por volver a lo que dec¨ªa, yo a esta derecha de ahora en Espa?a no le dar¨ªa la mano. Le podr¨ªa dar la mano, tal vez, a la derecha hawaiana. ?Pero a ¨¦sta! Me parece cada vez m¨¢s cavern¨ªcola.
I. C. Con respecto a lo que pasa, me parece que estamos secuestrados por un debate que crean los que ponen las bombas. ?No puede ser que sea todo el terrorismo! ?No puede ser que ¨¦ste sea el ¨²nico debate de este pa¨ªs! ?No puede ser que sea lo ¨²nico que la derecha tenga para machacar al PSOE!
J. M. Date cuenta de que el nacionalismo identitario y radical es un tipo de c¨¢ncer de muy dif¨ªcil curaci¨®n. Es un c¨¢ncer sentimental, como una especie de floraci¨®n emotiva, que se le sugiere a la gente que si reafirma su identidad va a ser m¨¢s alta, m¨¢s guapa y m¨¢s rica. ?La hostia, vamos!
I. C. Y vas a joder a tu vecino que es un placer... Es un gen. Yo no lo tengo, y no perder¨ªa un minuto para comprenderlo.
J. M. Hay un independentismo que se queda en lo festivo y en lo folcl¨®rico, la sardana y esas cosas, y merece respeto. Como la lengua. Pero cuando convierten la lengua en un arma es deplorable... Y vaya por delante que tambi¨¦n estoy hasta el gorro de nuestros gobernantes, y de la mala fe de la oposici¨®n, que ha sido incapaz de solidarizarse con el Gobierno ni siquiera ante el asesinato terrorista de dos trabajadores ecuatorianos que ven¨ªan aqu¨ª a buscarse un futuro mejor.
I. C. Aderezado todo con esa perversi¨®n de que ETA acusa de la muerte de los trabajadores al Gobierno, por no haber desalojado la terminal a tiempo.
J. M. De la miseria moral de ETA, ni comento, la doy por supuesta. ?Y de Batasuna, esos monigotes grotescos manejados por ETA! Y mientras, el presidente del Gobierno y el l¨ªder de la oposici¨®n se enzarzan en una dial¨¦ctica que no conduce a nada. Aunque en ese debate estoy con el presidente: enfrente ha habido una gran miseria moral por parte del PP para sacarle partido al atentado. No querer ir a la manifestaci¨®n fue muy revelador.
I. C. ... Con respecto al nacionalismo, ?si sirviera para que la gente viviera mejor! Con tanta burocracia, y con tanto coche oficial, con todo ese dinero que se gasta, se podr¨ªan hacer much¨ªsimas cosas. ?De repente vas a un acto oficial de una autonom¨ªa y hay siete consejeros con siete coches oficiales! ?Las empresas de coches deben de estar encantadas!
J. M. Ya que t¨² est¨¢s harta de eso, yo quiero que conste en acta lo siguiente: estoy hasta el gorro de los obispos espa?oles. ?Por qu¨¦ tengo que pagar a una Iglesia todav¨ªa franquista si ni siquiera soy creyente?
Pregunta. ?Qu¨¦ les indigna?
J. M. Que el Gobierno socialista no haya puesto a¨²n en el lugar que se merece y que le corresponde a la Iglesia espa?ola y a los obispos. ?Que a¨²n tenga que o¨ªr esas voces de otro tiempo a trav¨¦s de la Cope! ?Mangoneando y mandando en cuestiones important¨ªsimas como la educaci¨®n, la ¨¦tica, el sida, el cond¨®n y la FET y de las JONS, y lo que queda de la Gloriosa Cruzada que a¨²n no se han dignado condenar...!
I. C. Comparto la indignaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ le har¨ªa feliz, Mars¨¦?
J. M. Me har¨ªa feliz tener la oportunidad de conversar otra vez con mi madre. Enamorarme locamente de un amor imposible. Pero muy locamente. Nada probable. Y que se hiciera una buena pel¨ªcula de alg¨²n libro m¨ªo.
I. C. ?A m¨ª qu¨¦ me har¨ªa feliz? La paz, que Rajoy y Zapatero se entiendan. ?Tener amores imposibles? ?Lo son todos!
J. M. A partir de cierta edad, la felicidad es un referente que est¨¢ en el pasado. La felicidad que me produjo la primera novela no est¨¢ en relaci¨®n con la calidad que pueda tener ni con la vida que yo viv¨ªa entonces, cuando trabajaba en un taller y ten¨ªa que escribir de madrugada. Yo no he vuelto a tener aquella felicidad. Una de las ideas de felicidad es que todav¨ªa pueda trabajar. Y otra imagen de felicidad m¨¢xima es de cuando era chaval, cuando viv¨ªa en el campo con los abuelos, nadando en las albercas, cruzando los campos en pelotas... Es la imagen de la felicidad m¨¢s persistente y entra?able que me acompa?a. Ya ves qu¨¦ tonter¨ªa.
I. C. Imagino que ir en bolas por un trigal es la hostia. Me gusta escribir, pero cuando entro en el rodaje y veo que est¨¢n haciendo lo que imagin¨¦, me entra una felicidad enorme, una gran plenitud: la luz, los actores...
La verdadera historia del nacimiento de Mars¨¦
Hablando de la identidad surgi¨® una sorpresa. Mars¨¦ ten¨ªa una idea de sus or¨ªgenes, como ni?o adoptado, y ahora ha sabido que esa historia fue muy distinta. As¨ª lo cuenta el escritor."Eso de poner tanto ¨¦nfasis en las se?as de identidad de uno... F¨ªjate la experiencia que acabo de vivir, por si a¨²n me quedaba alguna duda con respecto a esa dichosa identidad. Tiene que ver con mi origen, con mi nacimiento, en el terreno m¨¢s pr¨®ximo, que es el de mi familia. Porque hasta hoy he estado manejando una versi¨®n de mi nacimiento y de mi adopci¨®n, y ahora resulta que parece completamente falsa. Lo que yo contaba y ten¨ªa por veraz era como una novela de Dickens: que mi madre biol¨®gica muri¨® al nacer; entonces, a los pocos d¨ªas, en una cl¨ªnica de Barcelona, una mujer perdi¨® a su hijo, y adem¨¢s el m¨¦dico le dice que ya no podr¨¢ tener m¨¢s. Sale llorando del hospital, toma un taxi, y ¨¦ste lo conduce mi padre biol¨®gico, que era taxista. Escucha que la mujer llora y oye la historia. 'Ah, usted ha perdido a su hijo', le dice. 'Pues a m¨ª me ha pasado que ha nacido mi hijo y ha muerto su madre. Y no s¨¦ qu¨¦ hacer con el beb¨¦'. Y el taxista, mi padre biol¨®gico, desv¨ªa el trayecto y lleva a esta mujer a ver a su beb¨¦; es decir, yo. ?sta es la historia que me cont¨® mi madre adoptiva. Ella me cogi¨® en brazos; mi padre le dijo que se quedara conmigo, que ya se ocupar¨ªan de los tr¨¢mites m¨¢s adelante. Y ahora mi hermana Regina, que naci¨® despu¨¦s que yo, porque los m¨¦dicos se equivocaron, dice que esta historia no se corresponde con la realidad.Seg¨²n mi hermana, aquel primer hijo que perdi¨® nuestra madre no lo perdi¨® en Barcelona, sino en un pueblo de Tarragona, Sant Jaume dels Domenys, y est¨¢ enterrado all¨ª. Y me pregunta: 'Cuando ibas a jugar al cementerio, ?no sab¨ªas que ese ni?o muerto era tu hermano?'. No, no sab¨ªa nada. 'Y nuestros padres, adem¨¢s, no viv¨ªan todav¨ªa en Barcelona, se instalaron aqu¨ª m¨¢s tarde. As¨ª que eso del taxista es mentira. No es cierto que el primer hijo de nuestra madre naciera en Barcelona, ni que ella saliera de la cl¨ªnica llorando y cogiera un taxi. Ocurri¨® que nuestro padre, viendo que madre estaba en el pueblo muy deprimida por haber perdido a su beb¨¦, vino a Barcelona y conoci¨® a un se?or que acababa de perder a su mujer de una complicaci¨®n posparto, dej¨¢ndole un ni?o y una ni?a de cinco a?os'.La historia que yo cre¨ªa cierta es falsa. Estoy trabajando en una novela que indirectamente trata de esto, y tengo que investigar. Casi nadie queda vivo de los que pueden corroborar esta historia. S¨®lo mi prima Rosita, que tiene ochenta y tantos a?os. O sea, que ahora no tengo nada claro ni c¨®mo llegu¨¦ a este culo del mundo que era Espa?a en los a?os treinta.Ahora me tengo que recuperar de lo que me han contado. Una historia inventada por mi madre adoptiva".
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