Memoria viva de Juan Giralt, pintor
Con la muerte de Juan Giralt (Madrid, 1940), Espa?a pierde a uno de sus m¨¢s insignes representantes de, valga la redundancia, su generaci¨®n m¨¢s perdida: la de quienes iniciaron su carrera art¨ªstica p¨²blica durante la d¨¦cada de 1960, despu¨¦s, por tanto, de la apoteosis de los informalistas y expresionistas abstractos de los a?os cincuenta, y antes, asimismo, de todos los "post-cualquiera cosa" que vinieron a partir de 1975 hasta la actualidad.
Entre estos miembros que encuadro dentro de esta generaci¨®n perdida, hubo algunos, en cualquier caso, m¨¢s perdidos que otros, seg¨²n se ajustasen menos a los sucesivos patrones de las modas y de los compadreos. Juan Giralt fue, sin duda, uno de ellos. Inici¨® su carrera de una forma fulgurante, como se comprueba s¨®lo repasando las galer¨ªas en las que expuso individualmente entre 1960 y 1980 -Fernando Fe, Seiquer, Vandr¨¦s, Juana de Aizpuru, por citar las espa?olas de m¨¢s resonancia vanguardista-, pero ni cuando la aleatoria suerte le sonri¨®, ni cuando comparativamente se mostr¨® m¨¢s cicatera, dej¨® Giralt de hacer lo que quer¨ªa y sab¨ªa hacer, que era pintar con creciente exigencia, con lo que resulta m¨¢s apropiado decir que, m¨¢s que perderse ¨¦l, fuimos nosotros los que perdimos su rastro y somos, as¨ª, pues, nosotros, en el fondo, los perdidos que hemos de dar cuenta de su p¨¦rdida.
?Qu¨¦ p¨¦rdida, por ejemplo, tan lamentable y escandalosa que se haya muerto Juan Giralt sin que ninguno de los muchos centros de arte contempor¨¢neo, p¨²blicos y privados, que hoy pululan, entre dispendios y alharacas, por todo el pa¨ªs y, en especial, en su ciudad natal, le hubiera invitado a mostrar su trayectoria pict¨®rica de casi medio siglo!
Parad¨®jicamente, por lo dem¨¢s, la obra de Juan Giralt de este ¨²ltimo cuarto de siglo de desafecto oficial y comercial ha sido, como corresponde a todo talento art¨ªstico en la madurez, la m¨¢s audaz e interesante, y, asimismo como tambi¨¦n corresponde, la m¨¢s admirada por los artistas m¨¢s j¨®venes, entre los que encontr¨® estos a?os postreros a sus mejores interlocutores.
En este sentido, es significativo que, hace poco, ganase el prestigioso premio de arte que patrocina la firma L'Or¨¦al y que la que, si no me equivoco, fue su ¨²ltima exposici¨®n individual en Madrid, en la galer¨ªa de Antonio Mach¨®n, despertase un inter¨¦s muy especial entre los siempre escasos verdaderos amantes del arte. En fin, ni siquiera cuando tuvo que afrontar la dura brega contra la enfermedad que ha acabado con su vida, Juan Giralt dej¨® de pintar, ni de hacerlo todav¨ªa mejor que nunca. ?se es, a la postre, el privilegio de los artistas que saben serlo hasta el final: que su obra les sobrevive y no tiene p¨¦rdida, aunque nosotros tardemos en enterarnos.
Casado con Marisa Torrente, Juan Giralt es el padre de Marcos Giralt Torrente, un joven y notable escritor, a los que desde aqu¨ª abrazo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.