Enganchados al trabajo
La adicci¨®n, legal y solapada, se acompa?a de otros factores de riesgo cardiovascular
La adicci¨®n al trabajo, que puede aparecer en cualquier etapa y ¨¢mbito de la vida laboral, se suele presentar a partir de los 30 a?os en personas con un nivel socioecon¨®mico medio-alto y, sin embargo, procedentes de un estrato bajo. Muchos se sumergen en esta vor¨¢gine para llenar su gran vac¨ªo existencial. Es actualmente una de las formas de adicci¨®n legal sin droga m¨¢s establecidas, y m¨¢s sutilmente solapadas, en una sociedad en la que priman los valores de la productividad, la competitividad, el ¨¦xito social y la b¨²squeda de bienes materiales.
Uno de cada cuatro enfermos coronarios de 40 a 60 a?os padece adicci¨®n al trabajo
Los laboroadictos tienen una personalidad hostil, hiperactiva, impaciente y controladora
Como recoge en el libro Las nuevas adicciones Francisco Alonso-Fern¨¢ndez, presidente de la Sociedad Europea de Psiquiatr¨ªa Social y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, las consideraciones antropol¨®gicas, hist¨®ricas y sociales del trabajo han ido variando notablemente con el paso del tiempo.
La propia acepci¨®n etimol¨®gica del vocablo trabajo procede del t¨¦rmino latino tripalium, que era un instrumento compuesto de tres estacas o palos, que se empleaba hasta bien entrada la Edad Media, para torturar a los esclavos que se negaban a trabajar. A partir de la revoluci¨®n industrial del XIX el trabajo empieza a tener muchas caras y pasa a ser un derecho que dignifica al hombre y a la mujer. Como tal derecho est¨¢ recogido en el art¨ªculo 35 de la Constituci¨®n espa?ola y de ¨¦l gozan, en mejores o peores condiciones, m¨¢s de 17 millones de personas en Espa?a.
"Tras la industrializaci¨®n, las innovaciones aportadas por las nuevas tecnolog¨ªas han hecho que en siglo y medio el promedio de tiempo de vida por persona dedicado al trabajo pase de 220.000 horas a las 77.000 actuales, es decir, casi la tercera parte. Es en las d¨¦cadas de 1940 y 1950 cuando empiezan a estudiarse en EE UU los factores psicosociales del trabajo que pueden incidir sobre la salud. Esta nueva concepci¨®n se rige por la idea de que el trabajador es ante todo un ser humano, cuyo trabajo est¨¢ al servicio de su vida y no al rev¨¦s", indica Alonso-Fern¨¢ndez.
?C¨®mo puede pasar un derecho humano a convertirse en una verdadera droga no qu¨ªmica, que altere la salud del propio afectado y perturbe toda su vida?
El catedr¨¢tico de la Complutense advierte de que "s¨®lo puede entenderse el trabajo como un objeto adictivo en tanto que hoy es una fuente de placer indirecto, que aporta al individuo una compensaci¨®n material, una independencia econ¨®mica, un reconocimiento social y la catapulta hacia el ¨¦xito y el poder".
La psiquiatra Rosa Sender afirma en su libro El trabajo como adicci¨®n que "para llegar a ser un laboroadicto es fundamental poseer rasgos de personalidad que impliquen un alto nivel de actividad y de receptividad a los logros obtenidos, con grandes toques de hostilidad e impaciencia".
El trabajador entregado y sano es, por el contrario, muy afiliativo, sabe delegar y transmitir entusiasmo a sus compa?eros, subordinados o superiores. Adem¨¢s se desenvuelve perfectamente en equipo y sabe compartir responsabilidades y disfrutar de los ¨¦xitos de los dem¨¢s. Todas estas bondades se convierten a menudo, sin embargo, en el blanco de los trabajadores hiperactivos, envidiosos y hostiles.
Para Sender, ex profesora de Psiquiatr¨ªa de la Universidad de Barcelona, el llamado patr¨®n A de conducta es el principal responsable o uno de los m¨¢s destacados factores de riesgo de la laboroadicci¨®n. "Quienes presenta este patr¨®n son, por definici¨®n, personas con altos grados de impaciencia, hostilidad y actividad; muy sensibles al ¨¦xito social obtenido, y recelosos a evaluar los ¨¦xitos de los dem¨¢s. Pese a su aparente prepotencia, son siempre vulnerables a los vaivenes ambientales y dispuestos a dirigir su actividad a la adquisici¨®n de ¨¦xitos a corto plazo. Suele ser tambi¨¦n muy exigentes, despectivos, autoritarios e incluso tir¨¢nicos con sus subalternos. Son incapaces de delegar y tienen la convicci¨®n de que nada saldr¨¢ bien si algo escapa a su control".
El patr¨®n A de conducta, tan vinculado al laboroadicto, tiene asimismo un gran nexo de uni¨®n con lo que los japoneses llaman el problema social del Karoshi, que es la muerte ocasionada por un exceso de trabajo. Las v¨ªctimas de este fallecimiento son en el 95% de los casos hombres y s¨®lo el 5% restante mujeres. La mayor parte son directores y gerentes, pero tambi¨¦n hay otras profesiones, como marineros o taxistas. El desenlace se suele producir entre los 40 y 60 a?os en forma de enfermedad coronaria (angina de pecho, infarto de miocardio o muerte s¨²bita) y de hemorragia cerebral.
Seg¨²n Alonso-Fern¨¢ndez, se ha constatado que en torno a un 25% de enfermos coronarios de entre 40 y 60 a?os son adictos al trabajo, con una entrega desproporcionada e irrefrenable a la actividad laboral a costa de suprimir la vida personal y familiar y de sacrificar otros aspectos gratificantes de la existencia humana. Adem¨¢s de la adicci¨®n al trabajo, suelen presentar otros factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensi¨®n, las alteraciones de los l¨ªpidos, el sedentarismo, la obesidad y el consumo de drogas qu¨ªmicas.
"Viven s¨®lo para su ocupaci¨®n", dice, "y se sienten desolados e irritados cuando est¨¢n alejados de ella. No saben disfrutar del tiempo libre ni de las relaciones personales. Est¨¢n sometidos a un gran estr¨¦s y son incapaces de armonizar las cuatro grandes dimensiones vitales: trabajo, vida familiar y social, descanso y tiempo libre. Los puestos directivos de empresa implican un estr¨¦s m¨¢s competitivo; los escritores y artistas son a menudo embargados por el estr¨¦s de la creatividad; los m¨¦dicos y dem¨¢s personal sanitario, por el estr¨¦s de la responsabilidad; los periodistas, por la prisa; los pilotos, polic¨ªas, mineros y trabajadores de industrias nucleares y qu¨ªmicas, por el riesgo; los no cualificados, por el aburrimiento y el vac¨ªo, y las amas de casa, por la soledad. La personalidad con base hipercompetitiva e insegura es f¨¢cilmente absorbida por el estr¨¦s".
En palabras de Rosa Sender, las mujeres se est¨¢n incorporando cada vez m¨¢s al patr¨®n A de conducta: "Suelen m¨¢s impacientes que hostiles, si bien se admite que la impaciencia deriva de la hostilidad. Lo cierto es que las adictas al trabajo superan con mucho a los hombres en cuanto al espectro de operaciones. Esto es, pueden ser tan autoritarias y competitivas como los hombres, pero son capaces de abarcar m¨¢s actividades".
Los especialistas consultados coinciden en que el paciente laboroadicto s¨®lo pide ayuda m¨¦dica cuando las agresiones del mundo laboral son lesivas en extremo para ellos, ya sea mediante somatizaciones (dolencias org¨¢nicas) o procesos psiqui¨¢tricos (ansiedad, depresi¨®n). El tratamiento terap¨¦utico se combina a trav¨¦s de una intervenci¨®n mixta de recursos farmacol¨®gicos (medicaci¨®n facilitadora del autocontrol), psicoterapia y socioterapia. En este ¨²ltimo caso se intenta reestructurar y armonizar las dimensiones vitales del trabajo, la vida personal y social, el descanso y el tiempo libre.
"Dada la extrema exigencia y hostilidad en forma de desconfianza de estos pacientes, el m¨¦dico o especialista se juega la continuidad de la ayuda en la primera consulta. Pero tambi¨¦n es justo reconocer a su favor que, cuando se sienten bien tratados, comprendidos y valorados, son muy agradecidos a las propuesta del facultativo y se puede negociar cambios con ellos a un ritmo adecuado y sin estr¨¦s", asegura Sender.
![Un agente de la Bolsa de Mosc¨² mira las pantallas de informaci¨®n de la sesi¨®n.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/YG53O4XHOEE4CZ43Y7JZG2I6TE.jpg?auth=735d33f03728e508593a3262169fc939ff87c7caaa4e3e7b8aa6ffb7e98ca197&width=414)
Perfil del laboroadicto
Hiperambicioso: habituado a la lucha despiadada para promocionarse e imponer sus proyectos profesionales; competitivo: necesitado de obtener supremac¨ªa sobre los dem¨¢s; culpabilizado: con una mentalidad masoquista que asume la sobrecarga del trabajo como una gratificaci¨®n para aliviar su necesidad de revivir castigos y refuerzos negativos; inseguro: busca en la aprobaci¨®n de los superiores una mayor autoestima y autoafirmaci¨®n; aislado y solitario: sin v¨ªnculos de amistad y familiares de cierta solidez y que s¨®lo encuentra en las relaciones personales del entorno profesional la ansiada interacci¨®n con los dem¨¢s.?stos son algunos de los rasgos m¨¢s relevantes del laboroadicto, seg¨²n las categor¨ªas que establece en su libro Psicopatolog¨ªa del trabajo Francisco Alonso-Fern¨¢ndez, presidente de la Sociedad Europea de Psiquiatr¨ªa Social."La unidad de vida que suele alterarse con frecuencia y celeridad ante una adicci¨®n al trabajo es la familiar. A menudo la salud mental del c¨®nyuge y de sus hijos se resiente al poder soportar los repetidos enfados y ataques de c¨®lera, que adem¨¢s sumen al adicto en un marco de incomunicaci¨®n y trato autoritario. Algo muy similar se desencadena en el trabajo con sus subordinados, aunque a veces, y s¨®lo en un principio, esa conducta de laboroadicci¨®n se convierta en una motivaci¨®n de satisfacci¨®n y estima para quienes trabajan con ¨¦l", explica.Socialmente, es "descontrolado, tambi¨¦n por el consumo abusivo de caf¨¦, alcohol, coca¨ªna, tranquilizantes e hipn¨®ticos que persigue neutralizar el agotamiento emocional que le atenaza", seg¨²n este psiquiatra. Su estilo de vida es adem¨¢s an¨¢rquico e irregular.
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