El regreso de Rusia y el nudo gordiano
Rusia es evidente que ha vuelto; Ir¨¢n no se hab¨ªa ido nunca, y China est¨¢ cada vez m¨¢s ah¨ª. Los tres pa¨ªses tienen intereses comunes poco conciliables con los de Estados Unidos, que parece cada d¨ªa m¨¢s el hegemon tentado de inventarse un nudo gordiano, porque le conviene creer que cort¨¢ndolo puede resolver de un tajo todos sus problemas. Algo as¨ª le ocurri¨® tanto a la monarqu¨ªa universal hisp¨¢nica, como a la IV Rep¨²blica francesa.
De ese regreso de Mosc¨² las pruebas menudean. Estos d¨ªas, en la Conferencia de Seguridad de M¨²nich, Vlad¨ªmir Putin criticaba el gatillo f¨¢cil de Washington que se debate en Irak; acusa a Ir¨¢n de querer hacerse con el arma nuclear, y le amenaza con dos flotas de portaaviones en el Golfo, mientras contempla el env¨ªo de una tercera; encuentra crecientemente incontrolable Afganist¨¢n, donde en 2006 ha habido 4.000 muertos y de ellos casi 200 del contingente internacional, cuatro veces m¨¢s que el a?o anterior; abre un nuevo frente en Somalia para sostener a un Gobierno antiislamista, y va a instalar sistemas antimisiles en la Europa del Este contra futuros ingenios at¨®micos de Ir¨¢n; pero ya en la reuni¨®n de junio pasado de la Shanghai Cooperation Organization se hab¨ªa levantado un acta formal de rebeld¨ªa contra Estados Unidos.
Los dos pesos pesados, el chino Hu Jintao y el ruso Putin, flanqueados con el estatus de observador por el presidente iran¨ª Mahmud Ahmadineyad, reiteraban acuerdos de mucho confort para Teher¨¢n. Rusia aspiraba a construir varias centrales nucleares, adem¨¢s de la ya comenzada en Bushehr, en la cabeza del Golfo; Gazprom, el gigante gas¨ªstico ruso, quer¨ªa participar en un gasoducto entre Ir¨¢n, Pakist¨¢n y la India, y China devoraba glotona el crudo iran¨ª. Mosc¨² y Pek¨ªn coinciden en la pr¨¢ctica de un nuevo tipo de containment de Washington en Asia Central, bien que no por afecto a un islamismo que combaten, sino porque desprecian por ignorante y contraproducente la f¨®rmula de guerra antiterrorista norteamericana.
Estados Unidos -como ya hizo con Irak- tendr¨ªa que pasar a la acci¨®n contra Ir¨¢n sin la cobertura del Consejo de Seguridad, donde Rusia y China enarbolan el derecho de veto. Y, paralelamente, toda tentativa de aislar a Teher¨¢n parece condenada al fracaso, por mucho que Washington exhorte a los Estados sun¨ªes, Egipto, Arabia Saud¨ª y Jordania, a la alianza contra el enemigo chi¨ª, porque, aun siendo mucho lo que temen a Ir¨¢n, m¨¢s a¨²n recelan de una acci¨®n militar norteamericana que pondr¨ªa patas arriba todo Oriente Pr¨®ximo. El presidente George W. Bush ha hipotecado su presidencia a la victoria contra el terrorismo internacional. Y el empantanamiento en Irak, el retroceso en Afganist¨¢n, el do de pecho de Rusia y la machacona porf¨ªa de China desatan una crisis poli¨¦drica, en la que parece imposible coger a un mismo tiempo todos los puntos de la media, que a barullo se escapan. Ah¨ª puede entrar en juego la gran panacea: que Ir¨¢n pague los platos rotos.
En 1588, una Armada que Espa?a llam¨® Invencible y los ingleses ¨²nicamente Espa?ola fracas¨® en su intento de derrotar en su retaguardia a los protestantes holandeses, porque la operaci¨®n se basaba en que era el apoyo en bastimentos y tropa de Isabel I lo que sosten¨ªa la rebeli¨®n calvinista en los Pa¨ªses Bajos, y se pensaba que s¨®lo cortando ese cord¨®n umbilical, tambi¨¦n gordiano, se pod¨ªa ganar la guerra. Esa idea se mantuvo, con sucesivos intentos de invasi¨®n de las Islas, hasta Felipe IV, en el siglo XVII.
Y el jefe de Gobierno de la IV Rep¨²blica francesa, Guy Mollet, organiz¨® en 1956 la expedici¨®n de Suez contra Gamal Abdel Nasser -para el que se acu?¨® el ep¨ªteto de nuevo Hitler, que con gran ingenio se ha aplicado 40 a?os despu¨¦s al iraqu¨ª Sadam Husein- porque el l¨ªder socialista se hab¨ªa empe?ado en que El Cairo era la placenta del Frente de Liberaci¨®n Nacional (FLN), con lo que, destruyendo esa retaguardia, ca¨ªa la revoluci¨®n argelina. ?sa es la tentaci¨®n que puede sufrir el presidente Bush: acabar con la insurgencia iraqu¨ª en Teher¨¢n y eliminar as¨ª de ra¨ªz -como Espa?a no pudo hacer con Inglaterra- la gran potencia en ciernes de Oriente Pr¨®ximo.
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