Cuidado con los ex
Son una especie aparte. Muchos, los m¨¢s, se dedican simplemente a ganar dinero. Gerhard Schr?der es el caso m¨¢s escandaloso. Le aup¨® en Gazprom su amigo Vlad¨ªmir Putin, y ah¨ª est¨¢ actuando como cabeza del lobby gasista ruso en Alemania. Jimmy Carter se ha dedicado a la mediaci¨®n internacional en conflictos y a escribir libros, en estricta continuidad con su benevolente visi¨®n de la pol¨ªtica. De John Major se sabe poco. La se?ora Thatcher, en cambio, siempre que ha querido ha sido noticia y su lengua cortante no pod¨ªa permitirle algo distinto. Giscard d'Estaing es uno de los ex m¨¢s longevos, debido a su precoz elecci¨®n como presidente franc¨¦s: entre sus estropicios de ex se cuenta la Constituci¨®n europea por ¨¦l promovida con gran entusiasmo de padre fundador a imitaci¨®n de los ¨ªdem norteamericanos. Hay otros m¨¢s modestos, como Helmut Kohl, que practica el discreto silencio, aunque va soltando de vez en cuando un nuevo volumen de memorias, donde siempre hay algo de inter¨¦s para sus contempor¨¢neos. Poco se sabe de Bor¨ªs Yeltsin, en contraste con su ruidosa presidencia. Lo contrario de Mija¨ªl Gorbachov, digno y solitario en sus opiniones. Lo m¨¢s ameno y colorista viene del lado de Berlusconi, vivo todav¨ªa en la oposici¨®n y capaz de monopolizar las primeras p¨¢ginas con sus peleas conyugales. Luego est¨¢n los ex que repiten, que no son muchos. Prodi es uno de ellos, aunque es en Latinoam¨¦rica donde encontramos un buen pu?ado: Alan Garc¨ªa, Daniel Ortega y ?scar Arias.
Siempre es bueno tener ex y cuantos m¨¢s mejor: es prueba de democracia. Donde no los hay es que no se da la alternancia o se produce cuando los ex van a la c¨¢rcel, al exilio o al pared¨®n; con la excepci¨®n de este r¨¦gimen extra?o que es China, donde su actual ex, Jiang Zemin, influye desde un silencio glacial. Nuestros ex sol¨ªan transitar, hasta ahora, los caminos de la normalidad. Adolfo Su¨¢rez intent¨® seguir y no pudo, y luego se ha ido eclipsando, ligeramente mitificado en vida. El breve Leopoldo Calvo Sotelo nos regal¨® con unas tambi¨¦n breves pero aceradas memorias y una discreci¨®n asc¨¦tica. Felipe Gonz¨¢lez es un buen ejemplo de la autoridad de los ex, al igual que otro ex no menor, aunque menor fuera su territorio, como es Jordi Pujol. Conferencias, libros, influencia en su propio partido y sobre todo m¨¢s all¨¢, son las actividades usuales. Los ex tienen toda la libertad del mundo y debieran constituirse en parte del patrimonio nacional. Tienen muchas m¨¢s ideas que posibilidades de ponerlas en pr¨¢ctica y con excepciones suelen tener muchas cosas que contar sobre el pasado y pocas que hacer en el futuro.
De ellos se agradece la prudencia y el consejo cuando se les pide. Si no se les pide suelen molestar. Es lo que sucede ahora en Espa?a, donde hay que lidiar con un ex muy especial, extra?o y hosco como pocos. Aunque tiene una pesada deuda pendiente con sus conciudadanos, sobre la participaci¨®n en la guerra de Irak, las armas de destrucci¨®n masiva y los interrogatorios de prisioneros de Guant¨¢namo a cargo de polic¨ªas espa?oles, ¨¦l se dedica sobre todo a denigrar al Gobierno en los foros internacionales y a trasladar la oposici¨®n all¨ª donde puede. Su actitud implica una doble cr¨ªtica: a la supuesta moderaci¨®n de Mariano Rajoy (?o ser¨¢, por el contrario, un truco para que Rajoy parezca centrista cuando en realidad se decanta cada vez m¨¢s hacia la derecha?) y al Gobierno de la naci¨®n, algo realmente ins¨®lito e incluso de escasa cortes¨ªa. Su posici¨®n profesional es de por s¨ª bastante curiosa: preside el think tank del Partido Popular y desde ¨¦l intenta y consigue influir en las pol¨ªticas de su partido, pero adem¨¢s es miembro del consejo editorial de News Corporation, el conglomerado de medios que preside Rupert Murdoch y brazo period¨ªstico de la derecha m¨¢s extrema que hay en el mundo. Con su ingl¨¦s ya a punto, y exhibiendo el pasado que lleva a cuestas, Aznar es el m¨¢s halc¨®n de los halcones de los grandes foros conservadores mundiales, donde intensifica su presencia en contraste cruel con el difuminado perfil y la debilidad de esa paloma de la pol¨ªtica internacional que es Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Un ex, un hasbeen, puede ser a veces un pozo lleno de resentimiento. Y puede causar m¨¢s da?o a su partido y a su pa¨ªs que el mayor enemigo. Siempre hay que cuidar a los ex, pero todav¨ªa m¨¢s hay que cuidarse de ellos. Aunque tambi¨¦n deben cuidarse de s¨ª mismos, principalmente cuando no se ha borrado del todo el rastro de sus errores.
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