Fronteras intermitentes
Expertos de distintas disciplinas analizan hoy en el CCCB el crecimiento disperso del ?rea Metropolitana de Barcelona
Jordi Tod¨® est¨¢ acostumbrado a ver Barcelona desde el cielo. En 1988 empez¨® a trabajar como fot¨®grafo a¨¦reo y en sus a?os de experiencia ha sido testigo aventajado del crecimiento de la capital catalana a golpe de cemento. Esta expansi¨®n, explica, se ha llevado por delante kil¨®metros y kil¨®metros de enclaves naturales y pasillos ecol¨®gicos, cuyo espacio ha sido ocupado por urbanizaciones de casas adosadas y unifamiliares, en muchos casos, con piscina incluida. "S¨®lo se observan algunos espacios verdes en el Vall¨¨s", explica Tod¨®. Seg¨²n datos del Observatorio de la Urbanizaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, que dirige el ge¨®grafo Francesc Mu?oz, entre 1985 y 2005 se construy¨® una casa unifamiliar cada hora en la provincia barcelonesa, lo que supone el 31,9% del total de las viviendas construidas en este periodo, que fueron 542.796.
Entre 1985 y 2005 se construy¨® una casa unifamiliar cada hora en Barcelona, el 31,9% del total de las 542.796 viviendas levantadas en estos 20 a?os
Las carencias, fruto del aislamiento de las urbanizaciones dispersas, se traducen en lagunas de seguridad o falta de servicios b¨¢sicos
Las fronteras que abrazan el ?rea Metropolitana de Barcelona, que coinciden con los l¨ªmites de las siete comarcas que la configuran, comienzan a ser cosa del pasado. La ciudad y sus aleda?os se extienden hacia el Baix Pened¨¨s, Selva y Osona, entre otros lugares. Esta dispersi¨®n, estudiada ampliamente por expertos de distintas disciplinas, ser¨¢ el motivo del debate Las nuevas murallas de Barcelona que se celebra hoy a lo largo de todo el d¨ªa, con entrada libre, en el Centro de Cultura Contempor¨¢nea de Barcelona (Montalegre, 5. www.cccb.org).
Un hombre de la Edad Media o de principios del siglo XIX identificaba perfectamente las lindes de su ciudad porque estaba rodeada por una muralla. Con su derrocamiento, se inicia una colonizaci¨®n de terreno que en el caso barcelon¨¦s no tiene freno. El ciudadano es incapaz de saber d¨®nde empieza y acaba la urbe. Mu?oz sostiene que en la ciudad hay muchas murallas en vez de una continua. A su juicio, por citar un ejemplo, un peaje se podr¨ªa considerar un trozo de esa muralla intermitente -endeble para el imaginario colectivo- que refleja un nuevo estilo de vida.
"La expansi¨®n del ¨¢rea metropolitana ha generado sus propias din¨¢micas sociales. Hay gente que duerme en un municipio, trabaja en otro y se va a divertir a otro. A la que se sale con el coche del centro hist¨®rico todo es igual. Una hilera de casas adosadas, una rotonda y un centro comercial; otra hilera de casas, otra rotonda y otro centro comercial...", explica Mu?oz, que recuerda que este paisaje urban¨ªstico, t¨ªpicamente anglosaj¨®n, disuelve las identidades locales, aunque en ocasiones surjan nuevos fen¨®menos identitarios como el actual auge del hip-hop entre los j¨®venes de la periferia. Las urbanizaciones eran otrora el emplazamiento de la segunda residencia, pero hoy no; una evoluci¨®n que causa ciertos desajustes y desigualdades. "A pesar de la existencia de equipamientos sociales y sanitarios distribuidos por el territorio, la mayor dependencia respecto a Barcelona en cuanto actividades de ocio, culturales y de determinados servicios; unida a la inexistencia de transporte colectivo en las ¨¢reas m¨¢s perif¨¦ricas, aumenta el grado de aislamiento de ¨¦stas ¨²ltimas", afirma la arquitecta Silvia Banchini. Las carencias fruto de este aislamiento, consecuencia tambi¨¦n de un crecimiento poco planeado, se traducen en lagunas de seguridad, algo que se ha hecho evidente estas ¨²ltimas semanas, o falta de servicios b¨¢sicos. Sin olvidar el impacto medioambiental y energ¨¦tico de este difuso modelo urban¨ªstico: el agua escasea para tanta piscina y campo de golf. "Las urbanizaciones ocupan el espacio de un pueblo entero, pero sin apenas habitantes", constata Tod¨®.
El fen¨®meno alcanza a la est¨¦tica. Octavi Rofes, especializado en antropolog¨ªa e historia del arte, recuerda que el crecimiento urban¨ªstico de Barcelona en los ochenta se acompa?¨® de una iniciativa para ubicar esculturas de artistas prestigiosos en la periferia, un empuje que ha ido perdiendo coherencia y se ha sustituido, dice, por el pseudoarte puramente decorativo que engalana tantas rotondas y zonas residenciales: "En una urbanizaci¨®n cercana a Valls hay una escultura de Mazinger Z de dos metros de altura", indica.
?Soluciones? Joan Roca, ge¨®grafo y urbanista, considera urgente la unificaci¨®n municipal del gran "coraz¨®n metropolitano de Barcelona", dejando de lado su periferia m¨¢s difusa, a trav¨¦s de un organismo pol¨ªtico como la extinta Corporaci¨®n Metropolitana "que funcion¨® entre 1976 y 1985, a?o en que fue disuelta por Jordi Pujol". Su influencia podr¨ªa, adem¨¢s, poner fin al escaso poder de administraciones locales d¨¦biles que en muchos casos acatan sin m¨¢s las imposiciones de las empresas constructoras, que no s¨®lo alzan casas, sino que tambi¨¦n promueven h¨¢bitos pautados que parecen pensados para aut¨®matas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.