Madera de superviviente
Meses despu¨¦s de superar un c¨¢ncer de mama, Marianne Faithfull reaparece triunfante en los filmes 'Maria Antonieta' e 'Irina Palm'
Hay justicia po¨¦tica en el hecho de que Berl¨ªn haya sido el escenario del ¨²ltimo triunfo de Marianne Faithfull (Londres, 1946). En los rincones masculinos del mundo del rock circula una maldad: "?En qu¨¦ se parece Marianne a Berl¨ªn?". Ahorremos al lector el final de la gracieta. A la mariposa del "swinging London" se le reprocha una promiscuidad que, por el contrario, se celebra cuando era protagonizada por su ex compa?ero, Mick Jagger. De todos modos, no se merece su fama de criatura sexualmente desatada. Al menos, eso se deduce de Marianne Faithfull: una autobiograf¨ªa (Celeste, 1995), libro descarnado donde repas¨® sus sobredosis, su aborto, su intento de suicidio, sus mil miserias cuando era una sin techo del Soho londinense, m¨¢s preocupada por la pr¨®xima dosis de hero¨ªna que por mantener su dignidad.
"No estoy para desnudarme ante las c¨¢maras y me llegan guiones deprimentes"
En contra de lo habitual en los textos confesionales, no busc¨® excusas f¨¢ciles para su derrumbe: "Yo fui una m¨¢s de los millones de est¨²pidos que, en los sesenta, nos sent¨ªamos atra¨ªdos por el malditismo de la drogadicci¨®n. En El desayuno desnudo, de William Burroughs, vi una gu¨ªa para la autodestrucci¨®n como opci¨®n est¨¦tica. Tuve que pasar por el infierno para comprender que, si hab¨ªa alg¨²n mensaje en el libro, es que hab¨ªa que tener mucho cuidado con las drogas. Y que la raz¨®n final de El almuerzo desnudo es su inventiva literaria, su poder¨ªo verbal".
Cierto que lleg¨® a la luz p¨²blica como un s¨ªmbolo sexual, "un ¨¢ngel con tetas grandes", seg¨²n la descripci¨®n de Andrew Loog-Oldham, su descubridor para los Rolling Stones y el resto del mundo. Se enfatizaba su parentesco con Leopold von Sacher-Masoch, el noble austriaco que escribi¨® La Venus de las pieles. Y su primer papel largo en el cine fue La motocyclette (1968), encarnando a una motorista que, vestida de cuero negro, acud¨ªa a una cita con Alain Delon.
Por contra, sus discos -se estren¨® en 1965- presentaban a una cantante virginal, una doncella reci¨¦n salida del colegio de monjas donde se hab¨ªa educado. Una consecuencia de la limitada gama de posibilidades ofrecidas entonces a las chicas que, sin repertorio propio, entraban en el negocio del pop. Pero estaba en el c¨ªrculo de los Stones cuando cimentaban su imagen de arist¨®cratas de la degeneraci¨®n. Parec¨ªa tener bula: se libr¨® de comparecer en los tribunales tras la redada en la casa de Keith Richards que desemboc¨® en condenas de c¨¢rcel para el guitarrista y Mick Jagger. Por lo tanto, de ella se pod¨ªa creer burradas: una leyenda urbana la atribu¨ªa el uso er¨®tico de una barrita de chocolate Mars. T¨ªpicamente, son esas fantas¨ªas las que perduran y no el hecho de que ejerciera de musa para los Stones durante su ¨¦poca m¨¢s f¨¦rtil. Sus aportaciones fueron tanto anecd¨®ticas -ella hizo que Jagger leyera El maestro y Margarita, la novela de Bulgakov que inspir¨® Sympathy for the devil- como cuantificables: escribi¨® la agria letra de Sister morphine, que sali¨® firmada por Jagger-Richards. Debi¨® guerrear para que se reconociera su autor¨ªa. En aquel litigio tuvo el respaldo de Keith: "¨¦l no estaba cuando se compuso pero sabe lo bastante de Mick como para creerme cuando le expliqu¨¦ que era m¨ªa".
Cuando lo present¨® en Madrid, se sent¨ªa orgullosa de ser venerada por las ¨²ltimas generaciones de rockeras, actrices, modelos: "?Ellas me quieren! Soy un ejemplo viviente de que no es cierto lo que predican los moralistas. Ven que una mujer puede vivir excesivamente y terminar convertida en una dama interesante. Como yo". Se quejaba, eso s¨ª, de no poder escapar a su estereotipo en el cine: "Ya no estoy para desnudarme ante las c¨¢maras y me siguen llegando guiones deprimentes, que se pueden sintetizar en 'sexo, drogas y rock 'n' roll'. Gracias pero no".
Uno pod¨ªa sospechar del buen funcionamiento de su detector de basura al encontrarla en ese capricho de ni?a pija que es Maria Antonieta, de Sofia Coppola. Pero Marianne se guardaba un as en la manga: le hab¨ªan ofrecido hacer de Irina Palm, un personaje tan escabroso como su reputaci¨®n. Dijo que s¨ª y acert¨®. Una dulce compensaci¨®n para una mujer brava, que en 2006 super¨® un c¨¢ncer de mama. Como siempre, una superviviente.
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