"Baroja era m¨¢s tolerante de lo que parecer¨ªa por sus escritos"
Jos¨¦ Guim¨®n (Bilbao, 1943), psicoanalista y catedr¨¢tico de Psiquiatr¨ªa de las Universidades del Pa¨ªs Vasco (desde 1975) y de Ginebra (de 1993 a 2003), ha escrito cerca de 2.000 trabajos de investigaci¨®n y m¨¢s de 30 libros, varios de ellos traducidos a otras lenguas. Su obra m¨¢s reciente es Baroja en el div¨¢n (Editorial Eneida).
Pregunta. ?Un ser complejo como P¨ªo Baroja ofrece un inter¨¦s especial para estudiar su psicolog¨ªa?
Respuesta. Ten¨ªa rasgos de personalidad muy marcados y se autodesvel¨® en sus escritos como pocos autores lo han hecho, aunque naturalmente no se pueden tomar sus confesiones al pie de la letra porque, como ¨¦l mismo admite, todos intentamos mejorar nuestra imagen ante los dem¨¢s.
"Aunque dec¨ªa que era un hombre 'humilde y errante', Baroja persegu¨ªa la fama y la gloria. Se consideraba injustamente tratado"
"Maquillar la realidad, intentar embellecerla, negar la realidad de la muerte son indispensables para soportar las miserias de la vida"
P. ?Su enorme timidez, sus depresiones, la falta de atractivo y el sentirse insignificante insuflaron en ¨¦l una agresividad ultramontana?
R. S¨ª. Su sentimiento de inferioridad le hac¨ªa sentirse herido por el menor mensaje negativo que emitieran los dem¨¢s. Reaccionaba entonces con lo que algunos psicoanalistas llaman "rabia narcisista" y explotaba contra quien le hubiera ofendido como si hubiera recibido el agravio en la superficie de su cuerpo en carne viva, desprovista de la piel que le pudiera proteger.
P. ?Estudiar la agresividad de Baroja resulta clave para conocer su psique?
R. Era como la coraza con p¨²as de un erizo con la que se proteg¨ªa del medio ambiente que cre¨ªa hostil.
P. ?Su sexualidad constre?ida resulta tambi¨¦n otra faceta que sirve para conocerle mejor?
R. Pensaba que si hubiera tenido una sexualidad m¨¢s libre y gozosa no hubiese sido tan rabioso y hostil hacia la sociedad. Confesaba que m¨¢s de una vez hubiera deseado ser impotente para no sufrir sus deseos insatisfechos, que cre¨ªa que le enfermaban tambi¨¦n f¨ªsicamente.
P. ?La extrema abstinencia sexual puede llevar al individuo a la neurosis?
R. ?sa fue la primera teor¨ªa de Freud sobre las neurosis y todav¨ªa hoy tiene cierta base. Sin embargo, el mismo Freud propuso m¨¢s tarde que, al margen de la abstinencia sexual, la culpa por las fantas¨ªas sexuales, especialmente las incestuosas, jugaban un papel muy importante en la ansiedad. Hoy, cuando la sociedad es m¨¢s permisiva con la sexualidad, las neurosis se dan m¨¢s en relaci¨®n con las llamadas pulsiones "pregenitales", perversas.
P. ?No es una an¨®mala condici¨®n que en la mayor¨ªa de sus escritos pretenda equiparar su verdad con la verdad?
R. Defend¨ªa sus ideas con vehemencia, pero era m¨¢s tolerante de lo que parecer¨ªa por sus escritos. Yo prefiero esa actitud a la de los camaleones, incapaces de definirse, que encuentran bien una cosa y su contraria seg¨²n el momento.
P. ?Cada cual se hace y necesita hacerse otro mundo distinto del que ve?
R. Si no lo hici¨¦ramos no podr¨ªamos sobrevivir. Maquillar la realidad, intentar embellecerla, negar la realidad inexcusable de la muerte son indispensables para soportar las miserias de la vida.
P. Baroja quema los escritos donde se habla de ¨¦l. Lo remarca como un desprendimiento del yo. S¨®lo le importa atesorar sus propios escritos. ?Con ello eleva su yo al gigantismo? ?Puede darse en esto una suerte de patolog¨ªa?
R. En realidad, a juzgar por El escritor seg¨²n ¨¦l y seg¨²n los cr¨ªticos sab¨ªa de memoria lo que sus contempor¨¢neos hab¨ªan dicho de ¨¦l. Estaba sumamente atento a los comentarios que despertaba; aunque dec¨ªa que era un hombre "humilde y errante", persegu¨ªa la fama y la gloria. Se consideraba injustamente tratado, al igual que cre¨ªa que los retratos que le hab¨ªan hecho varios pintores no le favorec¨ªan. De todas formas ¨¦l mismo, contradici¨¦ndose, acepta en otros pasajes ser inmodesto.
P. ?Por qu¨¦ es tan cerrado como para dar cr¨¦dito a creadores de la talla de Flaubert, Jane Austen, Gide o Kafka, entre otros?
R. No dejaba t¨ªtere con cabeza, pero fue tambi¨¦n muy cr¨ªtico con muchos autores a los que admiraba o en los que incluso se inspiraba. Parece que se divert¨ªa jugando al pimpampum y escondiendo la mano.
P. ?La falta de coherencia a la hora de escribir y su dispersi¨®n le daban pie para poner de relieve su acerada individualidad?
R. Su estilo sin estilo era tan caracter¨ªstico como la incongruencia de alguna de sus ideas, pero ambos le hicieron inimitable y personal¨ªsimo.
P. ?De d¨®nde proviene su animadversi¨®n hacia Freud? ?S¨®lo por su antisemitismo?
R. Sin duda, su antisemitismo jug¨® un papel en su antifreudismo, y en esto no fue una excepci¨®n, porque ese prejuicio, muy extendido en la Europa de la primera mitad del siglo XX, fren¨® al principio el avance del psicoan¨¢lisis. Freud, consciente de ello, estaba encantado de que Jung, que no era jud¨ªo, abrazara el movimiento. De todas formas, en el rechazo inicial al psicoan¨¢lisis los psicoanalistas han querido ver una defensa inconsciente ante la doctrina sexual de la neurosis, que repugnaba a la mentalidad de la ¨¦poca. Lo mismo le pasaba a Baroja, quien en su biograf¨ªa se describ¨ªa como "un tipo maternal" y, a rengl¨®n, seguido atacaba la propuesta freudiana del complejo de Edipo.
P. ?No es sorprendente que tenga a Regoyos como el m¨¢ximo exponente de los artistas de su tiempo mientras duda de que el cubismo y Matisse lleguen a subsistir en el futuro?
R. Baroja ten¨ªa, a mi modo de ver, unas ideas avanzadas, pero gustos peque?oburgueses que no cuadraban con las vanguardias art¨ªsticas en pintura, pero tampoco en m¨²sica ni en poes¨ªa.
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