"Hago un homenaje al hombre de la calle"
El actor y director Clint Eastwood (San Francisco, Estados Unidos, 1930) encara la presente edici¨®n de los Oscar, que se entregar¨¢n el pr¨®ximo domingo, con las cuatro candidaturas obtenidas por Cartas desde Iwo Jima: pel¨ªcula, director, gui¨®n original y sonido. Rodado en japon¨¦s y con actores japoneses, el filme se centra en la primera batalla de la II Guerra Mundial librada en el Pac¨ªfico y completa el d¨ªptico iniciado con Banderas de nuestros padres. A diferencia de esta ¨²ltima, en la que Eastwood describe la utilizaci¨®n de la guerra con fines propagand¨ªsticos, Cartas desde Iwo Jima es un filme de cine de guerra cl¨¢sico que centra su mirada en una batalla concreta y en su localizaci¨®n, la isla de Iwo Jima.
"Mis cuatro ¨²ltimos proyectos han sido dif¨ªciles de sacar adelante porque desaf¨ªan los convencionalismos"
"Me importa un bledo saber qui¨¦n es el n¨²mero uno
"La edad media de los soldados estadounidenses era de 19 a?os; la de los japoneses no era diferente"
"A veces creo que el drama se trasluce mejor a trav¨¦s de lo que no se ve en los ojos del actor"
Pregunta. ?En qu¨¦ momento decidi¨® escribir la batalla de Iwo Jima desde el punto de vista de los japoneses?
Respuesta. Fue durante la preparaci¨®n de Banderas de nuestros padres. Ten¨ªamos reuniones durante las cuales habl¨¢bamos del gui¨®n. Mientras hablaba con Paul Haggis [guionista de Banderas de nuestros padres] y con Steven Spielberg [el productor] me pregunt¨¦ qu¨¦ habr¨ªa sido desde el otro lado. Yo ya hab¨ªa ido a Iwo Jima y hab¨ªa estado en las playas donde desembarcaron los marines. Y, de repente, tuve una sensaci¨®n de melancol¨ªa. Despu¨¦s fui a los t¨²neles y a los subterr¨¢neos que cavaron los japoneses, algunos de los cuales todav¨ªa existen, especialmente el lugar en el que estaba el general Kuribayashi. Hac¨ªa tanto calor a causa del vapor geot¨¦rmico que no se pod¨ªa permanecer all¨ª m¨¢s de un cuarto de hora. A continuaci¨®n, busqu¨¦ fuentes hist¨®ricas por el lado japon¨¦s. Me ense?aron un libro de cartas del general Kuribayashi a su familia. Una correspondencia que se extendi¨® desde finales de los a?os veinte, cuando estaba en Estados Unidos, hasta el momento en que se cortaron las comunicaciones entre Iwo Jima y el cuartel general. Me lo tradujeron en unos d¨ªas. Le pregunt¨¦ a Paul Haggis si me pod¨ªa recomendar a alguien para trabajar en ello. Me present¨® a una joven, una estadounidense de origen japon¨¦s, Iris Yamashita, que ya hab¨ªa escrito guiones, pero que no los hab¨ªa vendido. Hizo otras investigaciones y encontr¨® otras fuentes, relatos de 40 a?os de antig¨¹edad, documentos.
P. Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima tienen una estructura muy diferente. La segunda est¨¢ m¨¢s cerca de una pel¨ªcula de guerra al estilo cl¨¢sico. ?Cu¨¢ndo decidi¨® esto?
R. Banderas era la historia de un enigma. La manera en que el hijo de uno de los personajes descubre la historia de su padre. Y tambi¨¦n lo que ocurri¨® al margen de la batalla, esa gira por Estados Unidos para hacer que compraran bonos de guerra. La segunda pel¨ªcula fija m¨¢s bien su mirada en esta batalla en particular y en su localizaci¨®n [Iwo Jima], un lugar al que no precisamente apetece ir todos los fines de semana. La isla est¨¢ casi desierta, desnuda, no hay agua. Tuvimos que recurrir a las playas de Islandia para reconstruir las de Iwo Jima, que son como un monumento conmemorativo para los japoneses. Cuando se est¨¢ en las playas de Iwo Jima, uno se hunde varios cent¨ªmetros en la arena negra... Entonces se piensa en los soldados que llevaban m¨¢s de 50 kilos de pertrechos. Sobre el terreno, se entiende la elecci¨®n del general Kuribayashi y su idea de enterrarse en los t¨²neles y los subterr¨¢neos de la isla en lugar de defender las playas desde las trincheras. En la isla no hay ning¨²n sitio donde esconderse. Los aviones la bombardeaban.
P. ?Cree usted que la experiencia de los soldados estadounidenses fue muy distinta de la de los soldados japoneses?
R. En estas dos pel¨ªculas hago un homenaje al hombre de la calle. La edad media de los soldados estadounidenses era de 19 a?os; la de los japoneses no era muy diferente. Todo nos devuelve al absurdo de coger a personas que apenas han empezado a vivir y ponerle fin all¨ª.
P. Su cine ama las tinieblas. A menudo, sus personajes pueden aparecer de la penumbra o desaparecer en ella.
R. Efectivamente. Pero todo depende de la situaci¨®n. Esto puede producir un efecto dram¨¢tico justificado. En mi juventud me impresionaron las pel¨ªculas en las que el trabajo del operador jefe era atrevido, en las que la luz ten¨ªa contraste, como El tercer hombre. Iban contra las normas de la ¨¦poca, que obligaban a poner mucha luz en los planos porque hab¨ªa que ver los ojos y las caras de los actores. A veces creo que el drama se trasluce mejor a trav¨¦s de lo que no se ve en los ojos del actor. Y si de repente algo aparece en su mirada, el impacto es m¨¢s fuerte. Durante el rodaje, cada vez que Tom Stern [director de fotograf¨ªa] instalaba sus luces, le ped¨ªa que me ense?ara el efecto que hac¨ªa si se apagaban. ?l sacaba a relucir el tema de la seguridad, pero yo le obligaba siempre a apagar el proyector. A veces roz¨¢bamos el l¨ªmite de lo posible y ¨¦l necesitaba que yo lo tranquilizara. Le dec¨ªa que no ten¨ªamos nada que perder, ni uno ni otro, y que a lo mejor ¨¦sta era nuestra ¨²ltima pel¨ªcula, y ¨¦l miraba al cielo. [Tom Stern tiene 61 a?os; Clint Eastwood tiene 76].
P. ?Se siente en la actualidad totalmente libre para trabajar en Hollywood?
R. Creo que he abusado un poco de su hospitalidad. En cada pel¨ªcula digo bromeando que por esto me van a quitar mi People's Choice Award [premio que se entrega por votaci¨®n del p¨²blico]. Es una vida interesante que no cesa de serlo.
P. ?Qu¨¦ va a hacer interesante su vida en los pr¨®ximos meses?
R. Hay que cabalgar las olas. S¨¦ lo que voy a hacer: pasar m¨¢s tiempo con mi familia. Respecto a las historias, no s¨¦. Mis cuatro ¨²ltimas pel¨ªculas han sido interesantes, me han permitido ir en distintas direcciones. Pero son proyectos dif¨ªciles de sacar adelante porque desaf¨ªan los convencionalismos. Se me toma por loco. Me preguntan por qu¨¦ quiero hacer una pel¨ªcula sobre una boxeadora. Tengo que explicar que no es una pel¨ªcula sobre una boxeadora, sino una historia de amor filial entre un padre y una hija. Y cuando se les explica esto a los del front office [los capitalistas de los estudios] se les ponen vidriosos los ojos. La gente me dice: "Con todo el tiempo que llevas en el oficio, ?por qu¨¦ tienes que rendir cuentas todav¨ªa?". A estas alturas, deber¨ªa ser capaz de deslumbrarlos, de hacer piruetas como Gene Kelly. Pero es solamente una sensaci¨®n de que la historia va a ser una buena pel¨ªcula, algo instintivo. En la actualidad, lo ¨²nico que quieren saber es la taquilla del viernes por la noche [d¨ªa de estreno de las pel¨ªculas en Estados Unidos]. Me importa un bledo saber qui¨¦n es el n¨²mero uno; la pel¨ªcula es lo que me interesa, su existencia. Hubo un tiempo en que la gente de los estudios hac¨ªa pel¨ªculas. Recuerdo que propuse Mystic River a un estudio, antes de que la Warner se decidiera, y una dama me contest¨®: "Nosotros no hacemos pel¨ªculas dram¨¢ticas". Y me dieron ganas de responderle: "Entonces, ?para qu¨¦ hacen pel¨ªculas?".
Traducci¨®n de News Clips.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.