En las afueras del sentido
En Cigarette burns (2005), de John Carpenter, un cr¨ªtico de cine, que tuvo la suerte (o la desdicha) de asistir a la ¨²nica proyecci¨®n de la pel¨ªcula maldita Le fin absolue du monde, decide dedicar su vida a glosar lo que ha visto. Su casa es un laberinto de hojas mecanografiadas en cuyo centro palpita la imposibilidad de capturar el sentido de ese cl¨¢sico esquivo y letal. Se podr¨ªa consagrar una vida entera a descifrar Inland empire, pero el empe?o tambi¨¦n estar¨ªa condenado a un razonable margen de fracaso. Cabr¨ªa utilizar el psicoan¨¢lisis lacaniano o la f¨ªsica cu¨¢ntica como hojas de ruta, pero este viaje alucinante al fondo de una identidad escindida, con la forma de un ataque de p¨¢nico que se dilata en los pasillos de un hotel Overlook redise?ado por Escher y el Mago de Oz, exige, ante todo, ser experimentado. En las afueras de toda racionalizaci¨®n.
INLAND EMPIRE
Direcci¨®n: David Lynch. Int¨¦rpretes: Laura Dern, Justin Theroux, Jeremy Irons, Harry Dean Stanton. G¨¦nero: terror on¨ªrico. Estados Unidos-Polonia-Francia, 2006. Duraci¨®n: 176 minutos.
Rodada en v¨ªdeo digital con una modesta c¨¢mara Sony PD-150 a lo largo de tres a?os, Inland empire habla, como Cigarette burns, de una pel¨ªcula maldita y, como Arrebato (1979), de Zulueta, o Videodrome (1982), de David Cronenberg, indaga en el poder vamp¨ªrico y t¨®xico de la imagen. Podr¨ªan buscarse otras afinidades: la coreograf¨ªa del doble de Meshes of the afternoon (1943), cl¨¢sico experimental de Maya Deren y Alexander Hammid; el terror subjetivo de Necronomicon (1967), o Venus in Furs (1969), de Jes¨²s Franco, anomal¨ªas como Carnival of souls (1962), de Herk Harvey, o Dementia (1955), de John Parker...
Pero Inland empire es inconfundiblemente lynchiana y orgullosamente autorreferencial: Carretera perdida (1997) y Mulholland drive (2001) no eran sino el camino hacia la experiencia extrema que ahora propone el cineasta, que ocupa la mayor parte de sus tres horas de metraje con las derivas on¨ªricas reservadas, en esos t¨ªtulos, a los momentos clim¨¢ticos del relato. El elemento m¨¢s desconcertante del conjunto es la integraci¨®n de algunas escenas de Rabbits (2002), serie creada originalmente por Lynch para su p¨¢gina web personal y que bien podr¨ªa ser el modelo de telecomedia que Samuel Beckett podr¨ªa estar escribiendo desde el m¨¢s all¨¢.
Lynch cumple, finalmente, el sue?o de los surrealistas: lograr que el inconsciente doblegue de una vez por todas a la narrativa convencional. Aqu¨ª est¨¢ la primera obra maestra del poscine.
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