"Soy diferente y eso me hace sentir feliz"
"Uno de los motivos por los que me march¨¦ de Alemania fue porque no quer¨ªa vivir entre asesinos"
Rodeado de libros y obras de arte que llenan su casa, villa La Leprara, el compositor habla en v¨ªsperas del estreno en Espa?a de Boulevard Solitude (1952), el pr¨®ximo viernes en el Liceo de Barcelona, de su amor por la ¨®pera, su rechazo a la vanguardia musical y su b¨²squeda de la belleza y la armon¨ªa.
No lejos de la antigua Tusculum de Cicer¨®n y del Monte Cavo, donde los romanos rend¨ªan culto a J¨²piter y Diana, Hans Werner Henze (G¨¹tersloh, Westfalia, 1926) vive en permanente conexi¨®n con las ra¨ªces latinas de la civilizaci¨®n occidental. A finales de la primavera de 1953, el que est¨¢ considerado como el compositor alem¨¢n m¨¢s importante de la segunda mitad del siglo XX abandon¨® las brumas centroeuropeas para abrazar el sol meridional de Italia en busca de los or¨ªgenes de la m¨²sica y de s¨ª mismo. Medio siglo despu¨¦s e instalado en Marino, en las colinas de Albano, desde las que se divisa Roma, no puede imaginarse un lugar mejor donde vivir. "Todo lo que veo desde esta colina est¨¢ lleno de belleza e historia; de nuestra historia como civilizaci¨®n occidental", afirma en voz queda y cansina en una conversaci¨®n salpicada de silencios y regada con el whisky escoc¨¦s que llena un enorme vaso del que sorbe a menudo y que no permite que permanezca vac¨ªo.
PREGUNTA. ?C¨®mo ha influido la meridional Italia en la m¨²sica de un compositor nacido en Alemania como usted?
RESPUESTA. En la b¨²squeda de la armon¨ªa, de la forma elegante, de la verdad. Porque en arte, la verdad est¨¢ en la elegancia y en Italia la he hallado en la naturaleza, en las cosas hechas por los hombres, que aqu¨ª, en las colinas de Albano, siguen una tradici¨®n de la que me siento continuador. Es algo que tambi¨¦n me sucede cuando viajo a Espa?a.
P. ?Le atrae Espa?a?
R. S¨ª. Tambi¨¦n siento la conexi¨®n con la historia a trav¨¦s de la gente, de su manera de andar y hablar. Los que no hemos nacido en su pa¨ªs vemos con admiraci¨®n c¨®mo Espa?a ha sido capaz de crear aut¨¦nticas maravillas en el mundo del arte.
P. Precisamente usted eligi¨® en 1948 un autor espa?ol, Cervantes, para su primera obra para teatro, El retablo de las maravillas.
R. S¨ª. Cinco de mis obras tienen textos de autores espa?oles. Cervantes, Lope de Vega, Federico Garc¨ªa Lorca... no recuerdo a los que faltan.
P. El retablo fue su primera composici¨®n para teatro, sin embargo, en textos sobre usted se afirma que su verdadera primera ¨®pera es Boulevard Solitude, estrenada en la ?pera de Hamburgo en 1952. ?Me resuelve el dilema?
R. El retablo es una partitura originalmente compuesta para ser interpretada en la representaci¨®n de un entrem¨¦s. En la primera versi¨®n s¨®lo hab¨ªa actores. Posteriormente, en 1964, hice una nueva versi¨®n para cantantes. Si nos atenemos a las convenciones del g¨¦nero, Boulevard Solitude debe ser considerada como mi primera ¨®pera. ?Un whisky?
P. No, gracias, debo conducir. Usted ha sido uno de los pocos compositores que tras la II Guerra Mundial se atrevi¨® a escribir ¨®peras cuando sus colegas renegaban del g¨¦nero al considerarlo burgu¨¦s y decadente. ?Qu¨¦ le atrajo tanto de la ¨®pera para no haber dejado nunca de escribir nuevas obras?
R. Me enamor¨¦ del teatro. Si hubiera trabajado como yo en un teatro, entrando cada ma?ana por la puerta de artistas, viendo c¨®mo la enorme maquinaria bajo el escenario era capaz de producir ilusi¨®n, tambi¨¦n se habr¨ªa enamorado. El teatro es un espacio m¨¢gico, lleno de maravillas.
P. ?Por qu¨¦ eligi¨® el mito literario de Manon para escribir Boulevard?
R. Me gust¨® mucho el nombre: Manon Lescaut. Cuando a finales de 1949 empec¨¦ a buscar un tema para escribir una ¨®pera coincidi¨® que se hab¨ªa estrenado una pel¨ªcula del director franc¨¦s Henri-Georges Clouzot sobre el personaje creado por Pr¨¦vost. El filme me hizo pensar en los dos personajes protagonistas: la mujer infiel y el chico infeliz. En esa ¨¦poca yo manten¨ªa una estrecha amistad con la escritora Grete Weil, una mujer muy inteligente y simp¨¢tica, y su marido, el director teatral Walter Jockisch. Cada fin de semana nos reun¨ªamos para discutir c¨®mo nos gustar¨ªa que fuera la ¨®pera moderna.
P. ?Y c¨®mo deb¨ªa ser?
R. No deb¨ªa tener nada que ver con la forma de la ¨®pera rom¨¢ntica, wagneriana. Deb¨ªa ser seca, como las obras de Kurt Weill. Primero fue una especie de juego del que gradualmente fue saliendo el libreto, que escribi¨® Grete sobre un argumento de Walter. Me fui enamorando progresivamente de la idea y me pas¨¦ todo el verano de 1951 trabajando en casa de Grete, en Baviera, donde empec¨¦ a componer la partitura. Segu¨ª durante el invierno en Wiesbaden, donde ten¨ªa mi primer trabajo como director musical en el ballet de la ¨®pera. En ese proceso naci¨® tambi¨¦n mi personal est¨¦tica oper¨ªstica que nunca he abandonado. Todo comenz¨® como un juego y termin¨® como un empe?o cultural y moral: escribir ¨®peras que sean un espejo donde el p¨²blico pueda reconocerse. Porque nuestra historia, la de los hombres, debe estar en la partitura, en la que no s¨®lo ha de reflejarse nuestra vida, sino tambi¨¦n la de la historia de nuestra cultura. Los compositores debemos mostrar en nuestras obras las pasiones humanas actuales. Pasiones que poco difieren de las de Trist¨¢n e Isolda o de Manon Lescaut.
P. Pero durante d¨¦cadas el p¨²blico no se ha sentido reflejado en la m¨²sica surgida tras la II Guerra Mundial, en la m¨²sica de vanguardia.
R. Me importa un pito la vanguardia. He compuesto en Italia, lejos de los enfrentamientos provocados por la llamada m¨²sica de hoy. Incluso mi estilo de vida ha sido diferente. Soy diferente y eso me hace feliz.
P. Pero no le ahorr¨® acusaciones y el calificativo de traidor.
R. ?Traidor de qu¨¦? No creo en la m¨²sica moderna como algo com¨²n. Viv¨ª los horrores de la guerra. ?Debo entender que despu¨¦s de las atrocidades en que la m¨²sica hab¨ªa permanecido inm¨®vil no pod¨ªa resurgir, deseosa de una nueva forma de armon¨ªa y belleza, superando la muerte, las injusticias, la crueldad y todas las debilidades de que fueron capaces los hombres, en especial los alemanes, los nacionalsocialistas? Al inicio de la conversaci¨®n me pregunt¨® por qu¨¦ me fui de Alemania, por qu¨¦ me instal¨¦ en Italia. Uno de los motivos fue porque no quer¨ªa vivir entre asesinos. ?Me he explicado? ?Basta! ?Un whisky?
P. No, gracias. Debo conducir.
R. ?A¨²n tiene m¨¢s preguntas?
P. S¨ª
R. Buf. Contestar preguntas que tocan los puntos d¨¦biles del hombre me perturba. ?Ha visto mi jard¨ªn?
P. No.
R. L¨¢stima, ya es de noche. Tengo un bell¨ªsimo olivar, con ¨¢rboles de m¨¢s de 500 a?os que cuidamos con gran respeto y cari?o. No puedo separarme de ¨¦l. Jes¨²s pas¨® sus ¨²ltimas horas orando en un olivar.
P. ?Es religioso?
R. No. Busco cosas de las cuales todos dependemos. La gracia de Dios, la bondad, el destino. S¨®lo pido ser bueno, hacer lo mejor. En general, el artista tiene el deber no s¨®lo de cambiar el mundo, sino tambi¨¦n de cambiarse a s¨ª mismo, de mejorar art¨ªstica y moralmente. ?Basta ya! Estoy muy cansado. ?Quiere un escoc¨¦s? Ah, no, que tiene que conducir.
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