El capitalismo contra el planeta / 4
El capitalismo anglosaj¨®n, cuya expresi¨®n m¨¢s ejemplar encontramos en EE UU, ha desplazado al renano/europeo en casi todas partes, y es hoy ampliamente mayoritario en todo el mundo. Su dimensi¨®n principal es la financiarizaci¨®n de la vida econ¨®mica que ha desembocado en un fundamentalismo financiero. Hoy todo se traduce en la formalizaci¨®n monetaria de la riqueza, no s¨®lo en su c¨®mputo sino en los procesos para generarla. Las dimensiones materiales y sociales de la actividad econ¨®mica han sucumbido a manos de su registro en t¨¦rminos monetarios susceptibles de ser reflejadas en la renta. El reduccionismo monetario que de ello se ha derivado ha producido una nueva forma de dinero que Jos¨¦ Manuel Naredo en su libro Ra¨ªces econ¨®micas del deterioro ecol¨®gico y social, llama dinero financiero. Es decir, que junto a las modalidades del dinero que representan el papel-moneda y el dinero bancario, apoyados respectivamente en la responsabilidad del Estado y en la fiabilidad de los bancos, respaldada esta ¨²ltima por el coeficiente obligatorio de caja -que impone a los bancos el deber de mantener intocada una parte de los dep¨®sitos de que se sirve para sus negocios-, emerge una nueva especie dineraria de condici¨®n estrictamente financiera, que activada por la desregulaci¨®n econ¨®mica general, y basada en los activos financieros de las grandes empresas, convierte sus acciones en dinero. Lo que les permite no s¨®lo captar los fondos correspondientes a su valor papel sino funcionar directamente como medio de pago para la compra de otras compa?¨ªas y las retribuciones a sus accionistas y personal dirigente. Las grandes empresas se enriquecen pues compr¨¢ndose y vendi¨¦ndose unas a otras, imponiendo una econom¨ªa de casino y alimentando una burbuja financiera mundial que hace creer que todos somos cada d¨ªa m¨¢s ricos. Es m¨¢s este tipo de intervenciones, basadas en la emisi¨®n y compraventa de las propias acciones por parte de las compa?¨ªas, es mucho m¨¢s importante que el de las operaciones. El profesor Naredo subraya que la avasalladora primac¨ªa de lo financiero ha generado una asimetr¨ªa entre econom¨ªa real y magnitudes financieras que encuentra su reflejo en que el crecimiento de los activos financieros mundiales tenga un ritmo medio anual que duplica el de las rentas nacionales, o en que el volumen de las operaciones financieras supere en m¨¢s de cincuentas veces la suma de los intercambios de bienes, productos y servicios y tambi¨¦n en que el conjunto de las reservas de todos los bancos centrales del mundo se quede muy por detr¨¢s de la cuant¨ªa que representan las operaciones del mercado de cambios de Nueva York en un solo d¨ªa. Lo que hace que los tipos de cambio no oscilen como antes, en funci¨®n de los bienes y servicios, sino que dependen de los movimientos de capitales.
EE UU cuya importancia econ¨®mica es muy inferior a su importancia financiera, a pesar de haber pasado desde su posici¨®n de primer acreedor mundial neto a deber m¨¢s de dos billones y medio de d¨®lares representa, por su contradictoria condici¨®n de ser el pa¨ªs m¨¢s endeudado por ser el m¨¢s rico, el ejemplo m¨¢s ilustrativo del integrismo financiero. Integrismo que ha reducido a su m¨ªnima expresi¨®n lo f¨ªsico y lo material que apenas cuentan y por ello no son contados, lo que elimina autom¨¢ticamente los costes de reposici¨®n en toda actividad productora y justifica el furor esquilmador con que tratamos al planeta. Sobre todo porque la perdida de vigencia de la econom¨ªa real nos ha establecido en el reino de la modernidad liquida de que habla Zygmunt Bauman, en la que es muy dif¨ªcil saber a que atenerse. De ah¨ª reactivamente la mitificaci¨®n doctrinal del crecimiento y del desarrollo; el culto al productivismo, sobre todo agr¨ªcola, con una agricultura sin agricultores; el imperio de la publicidad, en especial, medi¨¢tica como alimento cotidiano de la adicci¨®n consumista; la glorificaci¨®n del comercio curalotodo. Rasgos esenciales del fundamentalismo financiero propio del capitalismo anglosaj¨®n, amenaza capital para nuestro desvalido planeta.
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