Fallas s¨ª, abusos no
El conflicto por la instalaci¨®n abusiva de la iluminaci¨®n fallera en la calle de Sueca reabre el debate sobre el uso de la fiesta
Apuestan por la seguridad y contra los abusos. Los vecinos de Russafa no quieren ser calificados como antifalleros, folloneros o aguafiestas. Consideran que las incomodidades sufridas anualmente durante los meses de febrero y marzo suponen un abuso. La instalaci¨®n de la iluminaci¨®n, los cortes de las calles, la seguridad o el ruido, son aspectos regulados por el libre albedr¨ªo de las comisiones falleras que, en muchas ocasiones, se exceden. El Ayuntamiento niega el conflicto y asegura que en las reuniones con los vecinos ya han atendido las quejas. Sin embargo, un peque?o conflicto entre un portal y una comisi¨®n fallera ha desatado un torrente de quejas y ha abierto el debate sobre si es necesario poner coto a la fiesta.
Los vecinos est¨¢n convocados el 9 de marzo para decidir si toman medidas legales
"Monumento, m¨²sica y petardos. Pero las luces no son tradicionales", dice un vecino
Las voces pidiendo l¨ªmites a los abusos s¨®lo se oyen en Russafa. Este multicultural barrio aglomera 23 monumentos falleros en una superficie relativamente peque?a. Los vecinos de este barrio tocan a un monumento por cada 1.000 habitantes (En Russafa viven 25.600 personas). Cada comisi¨®n conlleva su iluminaci¨®n, chiringuitos, carpas, m¨²sica y, por supuesto, gente. Muchos de los miembros que participan y organizan las verbenas no viven en la zona. Es un dato que molesta especialmente a los vecinos. Las aglomeraciones, durante los d¨ªas importantes de la celebraci¨®n, obligan a dedicar varias horas para poder atravesar apenas dos edificios. Las luces han crecido tanto en los ¨²ltimos a?os, que la iluminaci¨®n de las diferentes fallas se suceden calle a calle.
En el centro de la pol¨¦mica, la competici¨®n. Los miembros de la falla de Sueca-Literato Azor¨ªn no han cedido ni un ¨¢pice en su empe?o de poner las luces. Temen que la multimillonaria falla de Nou Campanar les arrebate el gustazo de ser los mejores. No lo ven as¨ª los vecinos. "El monumento, la m¨²sica y los petardos. Pero esto de la iluminaci¨®n no es siquiera tradicional", se?ala un camarero.
"Yo me largar¨¦". El ¨¦xodo de los vecinos durante los d¨ªas colindantes a la festividad de San Jos¨¦ es ya una tradici¨®n creciente. Los habitantes de las calles de Sueca, Literato Azor¨ªn, C¨¢diz, Puerto Rico o Buenos Aires no quieren asumir que durante un mes no podr¨¢n aparcar en sus plazas de garaje, que las normas de tr¨¢fico se suspender¨¢n y que su casa estar¨¢ sobre la pista de baile de una discoteca, luces incluidas, en forma de carpa. "Pagaba 50 euros por una plaza de aparcamiento en la calle de Buenos Aires. Despu¨¦s de tener que pelearme a?o tras a?o por entrar, he decidido alquilar una m¨¢s alejada. Encima pag¨® 30 euros m¨¢s", explica un vecino.
La decisi¨®n de un barrio de Tenerife de llevar a los tribunales el ruido provocado por los carnavales canarios, ha despertado el miedo a una denuncia entre los responsables municipales. La tensi¨®n entre unos vecinos de la calle de Sueca y una comisi¨®n fallera, por la instalaci¨®n de 750.000 bombillas agarradas a un andamio, ha sobrepasado los l¨ªmites de tensi¨®n de a?os anteriores.
Los vecinos est¨¢n convocados el pr¨®ximo 9 de marzo en la sede de la plataforma Salvem Russafa, en la calle D?nia, para decidir si toman medidas legales. Es una decisi¨®n que tomaron el pasado viernes, cuando cerca de 50 habitantes de la calle de Sueca protestaron con una cacerolada contra los abusos. Bajo los inmensos arcos que la empresa de iluminaci¨®n terminaba de colocar las protestas se suced¨ªan. "El a?o pasado tard¨¦ tres cuartos de hora para recorrer 10 metros", explica Amparo, una joven vecina. "Cuando llevas varios a?os viviendo en el barrio te das cuenta de que esto es invivible", a?ade.
Un poco de mano izquierda de los vecinos, mezclado con una modificaci¨®n de la licencia de obra municipal por parte del consistorio y el gasto de la retirada de la obra a cargo de los falleros han servido para el acuerdo puntual del andamio. Despu¨¦s de una semana de litigios y reuniones la soluci¨®n ha supuesto un peque?o alivio para el concejal de Fiestas, F¨¦lix Crespo. Sin embargo, los vecinos est¨¢n en pie de guerra. "El seguro de la falla nunca cubre los desperfectos de las fachadas", reclama Andreu Toborra. Lleva "toda la vida viviendo en el barrio" y cree que es el primer a?o que la gente se ha atrevido a salir a la calle.
El equipo de la alcaldesa Rita Barber¨¢ ha intentado capitalizar la defensa de las Fallas. Para los socialistas, forma parte de su plan de captaci¨®n de votos que tradicionalmente ha tenido Uni¨®n Valenciana entre las comisiones falleras. Para Esquerra Unida, simplemente se trata de la politizaci¨®n de los problemas causados por los abusos.
"Todos los a?os se repite la riada humana pero un d¨ªa va a pasar algo", augura un comerciante de la zona mientras recuerda junto a unos clientes algunos momentos delicados sobre la seguridad en los ¨²ltimos a?os. Describen los problemas de evacuaci¨®n que tuvo un enfermo hace unos a?os y el caso concreto de una mujer minusv¨¢lida que tiene dos opciones durante las fiestas: o se va o no sale de casa en cuatro d¨ªas.
Los que no participan en el debate, ni en las protestas son los numerosos inmigrantes que habitan el barrio (5.000 extranjeros). Los comerciantes de las peque?as tiendas de alimentaci¨®n no encuentran tantos problemas en la celebraci¨®n de las fiestas. "Esto se llena de gente. Es brutal", describe admirado un comerciante en un castellano casi imposible de entender.
A pesar de los problemas denunciados repetidamente por la vecindad, el concejal dice estar "sorprendido" ante las dudas de seguridad. "Siempre se deja un espacio de evacuaci¨®n y un acceso por el que se pueda llegar a cualquier punto de la calle", afirma. Los afectados no son tan optimistas. En menos de trescientos metros se juntan tres monumentos falleros. Cada uno con su respectivo r¨ªo humano. "Que me expliquen c¨®mo puede entrar una ambulancia", describe molesto Tobarra.
El Ayuntamiento aboga por la excepcionalidad de las fiestas para "blindar" las Fallas. Los vecinos no saben de qu¨¦ las protege. Ellos s¨®lo quieren una opci¨®n: poder disfrutarlas.
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