Coladeros de armas y drogas
Decenas de puertos deportivos carecen de los m¨¢s elementales controles. El tr¨¢fico ilegal es relativamente sencillo en ellos
Introducir armas, droga o personas a trav¨¦s de un puerto deportivo es una tarea relativamente sencilla en algunos puntos de Espa?a. Buena parte de los 84 puertos deportivos que pueblan la geograf¨ªa costera carecen de elementales medidas de seguridad. Esta situaci¨®n es motivo de queja frecuente entre agentes de las fuerzas policiales, que observan c¨®mo en los ¨²ltimos tiempos se est¨¢n produciendo entradas de droga, armas y personas no identificadas a trav¨¦s de estas instalaciones, en ocasiones con total impunidad.
Las medidas antiterroristas que se aplican en aeropuertos y puertos comerciales no tienen su traslaci¨®n a este tipo de recintos, la totalidad de los cuales han sido transferidos a las comunidades aut¨®nomas o est¨¢n gestionados por empresas privadas. Fuentes policiales aseguran que muchos de estos puertos est¨¢n considerados como aut¨¦nticos coladeros.
A los traficantes les resulta menos arriesgado introducir la droga en el puerto que en la playa
Algunas operaciones efectuadas en los ¨²ltimos a?os demuestran que los traficantes hab¨ªan llegado a considerar que resultaba menos arriesgado y m¨¢s c¨®modo introducir la carga en un puerto que descargarla en una playa m¨¢s o menos solitaria. Es una tendencia que preocupa a las fuerzas de seguridad. Prueba de ello ha sido la utilizaci¨®n cada vez m¨¢s notable de veleros para introducir cargamentos de coca¨ªna en Espa?a. Lo mismo ha sucedido con embarcaciones deportivas, yates e incluso barcos pesqueros. Intervenciones de droga de cierto tama?o se han producido recientemente en localidades de C¨¢diz, M¨¢laga, Valencia y Baleares: en todas ellas, el objetivo era introducir la carga en el mismo puerto. Los datos policiales se?alan casos de tr¨¢fico de armas e incluso de tr¨¢fico de inmigrantes, como ha sido la entrada de ciudadanos rusos a trav¨¦s del puerto de Benalm¨¢dena entre otros.
"S¨®lo a trav¨¦s de informaci¨®n previa hemos podido realizar esas operaciones. En esos casos, llegamos a tiempo, pero est¨¢ claro que el puerto deportivo es un objetivo de las organizaciones mafiosas y que en esos puntos tenemos un agujero", reconoce un responsable policial.
En el mismo sentido se manifiesta un responsable de la Guardia Civil, algunos de cuyos agentes reconocen que la vigilancia de los puertos "ha pasado a mejor vida" entre las actividades de las patrullas del Instituto Armado. Hay puertos que todav¨ªa conservan, cerrado con un candado, el habit¨¢culo que empleaba la Guardia Civil hace unos a?os. Otros, directamente, lo han derruido. La vigilancia se limita a la seguridad privada.
El problema es especialmente delicado en el sur de Espa?a, una zona que se considera sensible por su proximidad al norte de ?frica. A pesar de que la totalidad de sus puertos anuncian que disponen de un servicio de vigilancia de 24 horas, se puede observar con toda facilidad c¨®mo dicho servicio deja mucho que desear.
Hay casos paradigm¨¢ticos, como el del puerto de Barbate, una localidad muy sensible al tr¨¢fico de drogas. Barbate, en su momento, disfrut¨® de un dispositivo de la Guardia Civil e incluso de Vigilancia Aduanera, pero su transferencia a la Junta de Andaluc¨ªa motiv¨® la retirada de ambas instituciones. A pesar de ser un punto caliente en el narcotr¨¢fico, cualquier ciudadano puede entrar con un veh¨ªculo en el puerto de Barbate, sin que nadie le moleste, aparcar junto a un amarre y hacer una operaci¨®n de carga y descarga. Las puertas de acceso est¨¢n permanentemente abiertas y sin vigilancia. De forma aleatoria, alguna patrulla de la Guardia Civil accede al recinto. Los barcos entran en puerto sin otra obligaci¨®n que dar el n¨²mero de matr¨ªcula y, en todo caso, el nombre del patr¨®n.
Tarifa es otro punto muy discutido. El puerto deportivo est¨¢ pegado al puerto comercial, un recinto por cuya seguridad vela el Estado, entre otras cosas porque hace las veces de puerto fronterizo. Pues bien, a pesar de la cercan¨ªa del puerto comercial, el acceso al puerto deportivo carece de vigilancia. Incluso existe un acceso antiguo que est¨¢ permanentemente abierto. Algunos polizones que viajan en los buques que hacen la traves¨ªa Tarifa-T¨¢nger se han introducido en Espa?a con una maniobra tan simple como saltar del barco cuando ya est¨¢ amarrado, saltar tambi¨¦n una m¨ªnima valla que da acceso al puerto deportivo y perderse entre las calles de Tarifa.
No todos los puertos tienen una seguridad tan elemental. Los hay que disponen de c¨¢maras interiores y barreras que impiden el acceso a las embarcaciones, pero la seguridad est¨¢ encaminada en mayor medida a proteger los yates de posibles hurtos que a una vigilancia de las personas y mercanc¨ªas que viajan dentro de esas embarcaciones. Seg¨²n expertos en materia de derecho mar¨ªtimo, "no existe actualmente ninguna regulaci¨®n que les afecte en materia de contrabando e inmigraci¨®n, m¨¢s all¨¢ de lo que diga la ley de puertos de cada comunidad aut¨®noma o del reglamento interno de cada puerto".
Lo mismo sucede en lo que respecta al terrorismo. La mayor¨ªa de los puertos disponen de normas que les permiten solicitar la identificaci¨®n de las personas que viajan dentro de cada embarcaci¨®n e incluso inspeccionar su carga, pero sin la capacidad coercitiva de las fuerzas de seguridad. La seguridad se limita, en muchos casos, a informar a la polic¨ªa o la Guardia Civil de aquellos movimientos extra?os que observan.
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