?Para qu¨¦ sirve Guant¨¢namo?
La Administraci¨®n norteamericana siempre ha defendido que Guant¨¢namo es una pieza imprescindible en la guerra contra el terrorismo, hasta el punto de que ha consagrado importantes esfuerzos, no para acomodar este campo de prisioneros a la legalidad, sino para adaptar la legalidad a la existencia de este campo de prisioneros. Los abusos a los que ha dado lugar esta aberraci¨®n jur¨ªdica -reforzada por la reciente decisi¨®n de un Tribunal de Estados Unidos- han hecho perder de vista un interrogante elemental para el que no se conoce, sin embargo, una respuesta concluyente: haciendo abstracci¨®n de las violaciones de los derechos humanos y de las leyes norteamericanas e internacionales, dejando aparcados los reproches pol¨ªticos y morales contra esta pr¨¢ctica que ha demostrado que la guerra contra el terrorismo era, en realidad, una variante internacional de la guerra sucia, ?para qu¨¦ sirve hoy Guant¨¢namo?
Cabe suponer que algunos pol¨ªticos y funcionarios expeditivos pensaran tras la ca¨ªda del r¨¦gimen talib¨¢n que la creaci¨®n de un limbo jur¨ªdico, de una zona gris librada sin restricciones a los investigadores, podr¨ªa resultar ¨²til para obtener informaci¨®n sobre los autores de los atentados del 11 de septiembre o sobre la estructura y los planes de una organizaci¨®n terrorista como Al Qaeda. Cinco a?os despu¨¦s del inicio de la guerra contra el terrorismo, esta suposici¨®n resulta insostenible para explicar por qu¨¦ Guant¨¢namo sigue en funcionamiento. Entre otras razones porque la informaci¨®n de la que a¨²n pudieran disponer los prisioneros -si es que han dispuesto de ella alguna vez- habr¨¢ quedado cuando menos obsoleta. Y, sin embargo, cerca de cuatrocientos combatientes ilegales contin¨²an encerrados all¨ª, en una situaci¨®n tan confusa que no se sabe si se les retiene porque las autoridades norteamericanas esperan todav¨ªa extraerles informaci¨®n o, simplemente, porque el hecho de ser prisioneros en una guerra sin final implica que su cautiverio tampoco puede tenerlo.
Internar prisioneros de guerra en Guant¨¢namo fue, quiz¨¢, una decisi¨®n m¨¢s dif¨ªcil de adoptar que de ejecutar: superados los escr¨²pulos iniciales, lo dem¨¢s se convert¨ªa en una simple cuesti¨®n log¨ªstica. Pero sacar de Guant¨¢namo a prisioneros de guerra representa, por el contrario, una decisi¨®n m¨¢s dif¨ªcil de ejecutar que de adoptar. Primero, sin duda, porque el Gobierno de Estados Unidos se enfrentar¨ªa a una incontrolable cascada de esc¨¢ndalos; uno por cada persona detenida y torturada. Pero, despu¨¦s, porque no resulta f¨¢cil imaginar en qu¨¦ condiciones y, sobre todo, en qu¨¦ pa¨ªs habr¨ªa que liberar a los detenidos. Dependiendo de la decisi¨®n que se adoptase, Washington podr¨ªa estar suministrando infanter¨ªa a algunos grupos terroristas o paramilitares contra los que combate o, por el contrario, dictando una impl¨ªcita condena a muerte contra los internos que fuesen devueltos a sus pa¨ªses de origen con el estigma de pertenecer o haber pertenecido a Al Qaeda.
De alg¨²n modo, el Gobierno de Estados Unidos podr¨ªa estar atrapado en el laberinto que ¨¦l mismo cre¨®, y en el que, seg¨²n se ha sabido ahora, involucr¨® a otros pa¨ªses como Espa?a. Por parte del Ejecutivo de Aznar, y con independencia de que pudieran derivarse o no consecuencias legales, fue un error desde cualquier punto de vista, incluido el que coloca la eficacia en la lucha antiterrorista por encima de cualquier otra consideraci¨®n: las vergonzantes visitas de funcionarios espa?oles a Guant¨¢namo no lograron impedir los atentados de Casablanca y Madrid, ni tampoco dar pistas sobre sus autores. Lo que s¨ª lograron, en cambio, fue hacer c¨®mplice a nuestro pa¨ªs en una iniciativa para la que no es f¨¢cil encontrar una salida que deje indemnes a sus promotores. Una vez que un Gobierno escoge la v¨ªa de la ilegalidad para librar la guerra contra el terrorismo, la alternativa a la que se condena es, o bien enfrentarse a las consecuencias pol¨ªticas y, en su caso, penales de sus actos, o bien pervertir el sistema democr¨¢tico.
En este ¨²ltimo supuesto, que es el que parece estar imponi¨¦ndose, se llega al punto en el que hoy nos encontramos: Guant¨¢namo s¨®lo sirve para que pueda seguir existiendo Guant¨¢namo.
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