Figura
Una noticia y su correspondiente foto muestran a Josep Lluis Carod Rovira en India, donde ha proclamado que Catalu?a es un pa¨ªs solidario ante personas que seguramente esperan que acabe de perorar y empiece a repartir salchich¨®n. Carod Rovira tiene algo de don Quijote. Y por si alguien cree que incurro en falta de respeto o en blasfemia, doblar¨¦ la apuesta: don Quijote tiene algo de Carod Rovira.
Don Quijote se echa al campo inspirado por unas historias que s¨®lo existen en sus libros favoritos, pero que han arraigado en su cabeza y en su coraz¨®n. Numerosos tortazos y la buena o mala fama que de ellos se derivan no le disuaden de sus convicciones, pero imperceptiblemente le llevan a cambiar el sentido y el prop¨®sito de su andadura. No reh¨²ye los encuentros con enemigos fabulosos, incluso cuando percibe, cada vez con m¨¢s nitidez, que esos enemigos son producto de su imaginaci¨®n o trampas de los otros, pero ahora su empe?o y su denuedo van destinados mayormente a justificar su persona y su empresa ante los dem¨¢s y ante s¨ª mismo. A cada lanzada le sigue una larga explicaci¨®n dirigida a quien lo recibe y, en especial, a su escudero. Con el paso del tiempo y la acumulaci¨®n de golpes y denuestos, Sancho se ha convertido en un problema. Cuestiona las nociones de su amo, reclama ver cumplidas las promesas materiales que se le hicieron y, como a cualquier v¨ªctima de un producto t¨®xico, hay que aumentarle la dosis para que haga efecto. De este modo don Quijote se va acercando a la derrota final a manos de quien cre¨ªa un amigo y aliado, sin que nadie le ayude ni recoja porque la gente, que esperaba haza?as o payasadas pero no explicaciones, se ha cansado de este h¨¦roe virtual.
A Carod Rovira le est¨¢ pasando lo mismo y para colmo de males, no le acompa?an ni el f¨ªsico ni el talante. Es p¨ªcnico, risue?o, afable, instruido y de trato cort¨¦s. Don Quijote es una estantigua: por m¨¢s que haga el indio, posee una sequedad castellana en sus rasgos que remiten a una seriedad primigenia, hija natural de la m¨ªstica y el hambre. Carod es de otra especie y otro tiempo, y s¨®lo de tanto en tanto, a quien le ve de cerca, su mirada y su sonrisa revelan que en realidad es un trasunto anacr¨®nico del Caballero de la Triste Figura.
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