El mal menor

Es m¨¢s f¨¢cil criticar lo que deciden otros que decidir cuando lo que se decide supone optar entre dos males. El ministro Rubalcaba asumi¨® ayer la responsabilidad de conceder al recluso De Juana Chaos, en huelga de hambre desde noviembre, un r¨¦gimen penitenciario equivalente al de prisi¨®n atenuada que le permitir¨¢ cumplir en su domicilio la parte de la condena de tres a?os por un delito de amenazas que tiene pendiente.

Se trata de una decisi¨®n muy impopular. Lo son todas las decisiones favorables a los etarras condenados por asesinato; mucho m¨¢s las relativas a este preso, responsable de 25 muertes y autor de comentarios repugnantes sobre el placer que le produc¨ªan determinados cr¨ªmenes de ETA. Al decidir lo que ha decidido, Rubalcaba asume esa carga de impopularidad, reforzada por movilizaciones como la de la semana pasada de la AVT. El ministro explic¨® ayer sus razones. Lo hizo de manera algo sesgada, pero con argumentos de peso; y con el valor moral necesario para ir contracorriente en una cuesti¨®n cargada de emotividad a flor de piel.

Dijo el ministro haber tomado la decisi¨®n por razones legales y humanitarias. La ley no obliga a atenuar la prisi¨®n de De Juana, por lo que ser¨ªa m¨¢s exacto decir que la decisi¨®n entra dentro de lo que la ley permite, y aun esto con una interpretaci¨®n favorable. Es esa interpretaci¨®n la que encuentra su justificaci¨®n en razones humanitarias. Es cierto que la situaci¨®n de peligro de muerte en que se pone un recluso en huelga de hambre no puede equipararse a la del preso con una enfermedad terminal al que se concede el r¨¦gimen abierto por presum¨ªrsele "escasa peligrosidad". Pero el riesgo para la vida de De Juana es real, seg¨²n los m¨¦dicos, y ello aconsejaba, seg¨²n el ministro, aplicar el art¨ªculo del reglamento penitenciario que permite una flexibilizaci¨®n, en ciertas circunstancias, de la estricta clasificaci¨®n en grados, combinando medidas de cada uno de los tres previstos en esa norma.

El dilema planteado, la elecci¨®n entre dos males, no deriva de la flexibilidad en la aplicaci¨®n de las normas, sino del hecho de que la decisi¨®n aparezca como respuesta al pulso planteado con la huelga de hambre. Seg¨²n Acebes, el Gobierno ha cedido a ese chantaje, humillando a las v¨ªctimas de De Juana. Son palabras mayores. Muy posiblemente la medida no se habr¨ªa adoptado sin el chantaje de muerte voluntaria. No hay por qu¨¦ disimular esa realidad. Sin embargo, cualquiera que hubiera sido la soluci¨®n habr¨ªa tenido consecuencias indeseables, y tal vez los mismos que critican la adoptada habr¨ªan criticado tambi¨¦n una que pasase por la muerte del preso en la c¨¢rcel, con efectos f¨¢ciles de imaginar.

El Estado, responsable de la vida de los presos bajo su custodia, estaba obligado a evitar la muerte, si hab¨ªa la posibilidad de hacerlo en los m¨¢rgenes de la ley. As¨ª lo recordaba ayer, en un auto muy medido de respaldo a la medida, el juez central de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional. Por otra parte, lo que se ha decidido no afecta al cumplimiento ¨ªntegro de la condena, que se mantiene, sino a las condiciones de cumplimiento de lo que resta de ella: 18 meses. Y la decisi¨®n no tiene nada que ver con la condena por los 25 asesinatos, que De Juana ya cumpli¨® tras 18 a?os en prisi¨®n. Se trata del ¨²ltimo preso de ETA que ha podido beneficiarse del antiguo sistema de redenci¨®n por el trabajo, ya suprimido.