Otra conspiraci¨®n m¨¢s
En tres d¨¦cadas, se ha pasado de las conspiraciones judeo- mas¨®nicas y del contubernio de Munich, a las conspiraciones europarlamentarias y al contubernio de Estrasburgo. En tres d¨¦cadas, una derecha ultramontana, aunque transformista, ha descubierto la calle y la empa?a, no con las porras y las pistolas de Fraga, sino con el gesto desencajado de Rajoy. A la ocupaci¨®n armada le sucede la ocupaci¨®n crispada. Para algunos, la democracia se reduce a un cambio instrumental, y en lugar de disparos, utiliza un arsenal de insultos y descalificaciones. Si en el franquismo, las algaradas y conjuras eran cosas de agentes extranjeros, entre los reaccionarios de hoy, las inspecciones y denuncias son igualmente cosas de agentes extranjeros. Entonces como ahora, los de adentro apenas contaban. Y es en esa concepci¨®n ceporra, despectiva y temerosa, donde el PP, madre de todas las derechas y madrastra de todos los derechos, se entrega a ciertas fantas¨ªas disparatadas. En ellas se inscriben las acusaciones del consejero de Territorio a los delegados de la Comisi¨®n de Peticiones del Parlamento Europeo, y seg¨²n las cuales estos forman parte de un lobby que atenta contra los intereses valencianos; y que, faltar¨ªa m¨¢s, est¨¢ inspirado por la izquierda comunitaria; mientras el europarlamentario popular Carlos Iturgaiz califica esta visita institucional de "persecuci¨®n inaceptable". El victimismo recurrente del PP, adem¨¢s de muy empalagoso, resulta ya pat¨¦tico. Si el Consell hubiera resuelto las miles de denuncias de los afectados, probablemente ninguna delegaci¨®n de los organismos europeas -de los que formamos parte- tendr¨ªa que sacarle los colores, ni sacudirle un clamoroso tornisc¨®n por los frecuentes abusos, que se cometen, tan descarada como frecuentemente, en nuestra autonom¨ªa. Las ilegalidades y desmesuras perpetradas por el actual gobierno valenciano y los empresarios y especuladores inmobiliarios que lo mantienen carecen de argumentos, para justificar lo injustificable: la devastaci¨®n sistem¨¢tica e intolerable del paisaje, del litoral, del bosque, de todo nuestro patrimonio, en fin. La corrupci¨®n, la degradaci¨®n y la depredaci¨®n se han censado en la Comunidad Valenciana, con patente de corso. Confiemos en que Bruselas se pronuncie con la mayor severidad frente al desastre provocado por una administraci¨®n que ha echado mano de la LRAU y despu¨¦s de la LUV, con la mayor largueza. Para los delegados del Comit¨¦ de Peticiones de la Uni¨®n Europea, seg¨²n manifestaron en su encuentro con la S¨ªndic de Greuges, en funciones, Emilia Caballero, la dispersa y ambigua legislaci¨®n dificulta conciliar el inter¨¦s general con el derecho a la propiedad privada. Por supuesto, se refer¨ªan a la propiedad privada de ciudadanos perjudicados por arbitrarios proyectos urban¨ªsticos. Y no a la de los cargos p¨²blicos y especuladores que amparan y promueven esos proyectos y quienes presumiblemente tienen propiedades y finanzas en una opacidad paradis¨ªaca. Muchos lamerones y tipos de paja es lo que hay.
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