La contradicci¨®n principal
Hasta ahora, todas las manifestaciones convocadas por partidos pol¨ªticos sobre la cuesti¨®n terrorista eran contra ETA. El PP ha roto esta tradici¨®n convocando a manifestarse, el pr¨®ximo s¨¢bado, contra el Gobierno. ?Qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando en la lucha antiterrorista que justifique una respuesta tan excepcional? El Gobierno de Zapatero, como hicieron sus predecesores, ha intentado un proceso negociado de fin de la violencia que qued¨® congelado con el atentado de ETA en la T-4. A pesar de ello, hay m¨¢s se?ales que nunca que hacen pensar que el fin negociado del terrorismo no es una quimera imposible. El entorno de ETA ha multiplicado los mensajes para retomar el proceso y hay indicios de que la propia ETA no da su tregua por acabada, aunque sea conforme a sus peculiares criterios. El Gobierno de Zapatero ha llevado el proceso con aciertos y errores, pero sin saltarse las reglas de juego ni hacer concesiones inadmisibles. La prueba de ello es la contundente respuesta de ETA en la T-4. Si un error se puede imputar a Zapatero es que sus gestos han ido casi siempre por delante de los de ETA, de modo que cada paso queda pendiente de la validaci¨®n por parte de la banda y genera una peligrosa sensaci¨®n de estar siempre esperando ansiosamente el pr¨®ximo comunicado de la organizaci¨®n terrorista. Tanto frente a ETA como ante el pa¨ªs, Zapatero no siempre ha sabido comunicar que la iniciativa estaba en sus manos. Y el PP se ha aprovechado de ello.
El PP no s¨®lo no ha acompa?ado al Gobierno en el proceso sino que lo ha convertido en el eje de su estrategia de oposici¨®n. Una ruptura en la tradici¨®n de lucha contra el terrorismo, que no es nueva en el PP: la inaugur¨® Aznar cuando estaba en la oposici¨®n (asesinato de Tom¨¢s y Valiente). Y no la sigui¨® el PSOE, que restaur¨® el consenso, cuando el PP lleg¨® al poder. No hay en Espa?a ning¨²n signo objetivo, m¨¢s all¨¢ del ruido de la prensa conservadora madrile?a, de amenaza para las instituciones o de fractura ciudadana por un proceso que m¨¢s del 60% ha apoyado desde el primer momento. Simplemente, el Gobierno ha tomado una medida impopular -el cambio de situaci¨®n penitenciaria de De Juana- por el principio del mal menor y el PP aprovecha la circunstancia para, a favor del viento de la opini¨®n p¨²blica, lanzarse contra el Gobierno. Es la culminaci¨®n de una estrategia de ruptura del principio de consenso democr¨¢tico frente al terrorismo. Queda muy claro cu¨¢l es la contradicci¨®n principal (la lucha contra el Gobierno) y cu¨¢l es la contradicci¨®n secundaria (la lucha contra ETA) a ojos del PP.
Desde que perdi¨® las elecciones, la actual direcci¨®n del PP ha vivido entre la ansiedad y el resentimiento. La ansiedad de recuperar el poder lo m¨¢s pronto posible porque saben que no tendr¨¢n una segunda oportunidad. Si vuelven a perder tendr¨¢n que irse a casa y dejar paso a una nueva generaci¨®n. Resentimiento porque siempre han vivido aquella derrota como una usurpaci¨®n, obligados a creer, por raz¨®n de supervivencia, que sin el atentado ¨¦sta no se habr¨ªa producido. Llevar la fractura a la lucha antiterrorista es en su mentalidad una simb¨®lica revancha. No vamos a escandalizarnos por ello. Todos sabemos que la principal tarea de la oposici¨®n en democracia consiste en conquistar el poder por m¨¦todos incruentos. El PP ha decidido ir hasta el l¨ªmite, jugando perversamente con un tema tan delicado como el terrorismo y forzando el marco constitucional para tratar de ganar en otros ¨¢mbitos, la justicia por ejemplo, lo que ha perdido en las urnas. Nada nuevo en pol¨ªtica. S¨®lo que, con estos m¨¦todos, los discursos patri¨®ticos y los rasgamientos de vestiduras que los acompa?an son puro cinismo. El electorado pronunciar¨¢ su veredicto cuando lleguen las elecciones. Bajo la presi¨®n del PP, el Gobierno est¨¢ cometiendo el error de querer devolver golpe con golpe y de sacar a relucir todo el expediente de la lucha antiterrorista. No lleva a ninguna parte, salvo a ir acrecentando la brecha. El argumento del Gobierno frente a la algarab¨ªa montada por el PP s¨®lo puede ser la responsabilidad y la prudencia. De modo que a la ciudadan¨ªa no le quede ninguna duda de que para el Gobierno la contradicci¨®n principal s¨ª es ETA y el PP s¨®lo es la secundaria.
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