Coll y el humor
Fue con la muerte de Camilo Jos¨¦ Cela cuando Francisco Umbral dat¨® el final de la generaci¨®n del 98. Con la muerte de Jos¨¦ Luis Coll, bien podr¨ªamos hacer un ejercicio parecido se?alando que con ¨¦l se nos ha agotado una generaci¨®n que no ha gozado nunca del reconocimiento solemne de las dem¨¢s. Una generaci¨®n que comenz¨® con los maestros Jardiel Poncela y Miguel Mihura, que sigui¨® con los hombres de La Codorniz, y por ah¨ª todo seguido hasta llegar a la pareja formada por Tip y Coll. Una generaci¨®n unida por la coherencia del absurdo, por el juego de desglosar significados y significantes. Una generaci¨®n despojada de la seriedad que el buen humor merece y siempre tomada un poco a pitorreo por el personal, ya desde el nombre con que a ella se refieren muchos: "la otra" generaci¨®n del 27.
Dicen, en fin, que la nostalgia revaloriza y la muerte renace los amores dormidos. A todos ellos, hoy tan poco estudiados y le¨ªdos, ya los llevamos echando de menos hace tiempo. Nos quedan los libros de los antiguos y los v¨ªdeos de los nuevos.
Bendita sea pues toda esta larga generaci¨®n de genios, cuyo punto final tiene ya para siempre la forma del bomb¨ªn del maestro Coll.
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