Una galer¨ªa moral
Hay libros que son s¨®lo un atadijo de composiciones independientes, lo cual no implica necesariamente una merma de su calidad, toda vez que el poema tiene en ellos una estructura exenta. Otros muestran una configuraci¨®n unitaria, lo que no garantiza la bondad del conjunto, que depende de la de sus constituyentes. Marea humana, con el que Benjam¨ªn Prado (Madrid, 1961) obtuvo el Premio Generaci¨®n del 27, responde a este segundo modelo, atenido a una previa determinaci¨®n organizativa y que apenas debe nada al azar de lo contingente. Formado por tres partes, el t¨ªtulo es el de las secciones primera y tercera, cuyos poemas recrean arquetipos que, en alg¨²n caso, aparecen como abstracciones a partir de un ser concreto que los encarna (Rafael Alberti, "el vividor"; Antonio Machado, "el derrotado"), si bien a menudo vienen sin bulto humano reconocible: el terrorista, el fil¨®sofo, la rencorosa, el avaro... Estos dos apartados emparedan la secci¨®n intermedia, El enamorado, que podr¨ªa ser uno m¨¢s de los paradigmas reproducidos, aunque, por la vinculaci¨®n expl¨ªcita con el autor, adquiere una entidad superior, lo que se traduce en el desglose en ocho composiciones en las que el poeta, pese a estar involucrado, no oculta su condici¨®n de escritor que act¨²a en sus receptores: "Pero el lector curioso / que intente adivinarnos, / quiz¨¢ apoye el o¨ªdo en estos versos / y entender¨¢ tu nombre"; y, en otro lugar: "Ahora quiero contarles / que esta ma?ana supe / c¨®mo de un solo golpe puede ser la tristeza / un cuchillo que cierre el coraz¨®n / y una llave / que abra la poes¨ªa": inicio de un poema no directamente sobre el amor, sino sobre la formalizaci¨®n literaria del mismo.
MAREA HUMANA
Benjam¨ªn Prado
Visor. Madrid, 2006
92 p¨¢ginas. 8 euros
Marea humana se concibe como un fresco plural de estampas morales con las que, salvo la secci¨®n central, el poeta no tiene m¨¢s nexo que el que proporciona su talante de creador, teatral en este sentido, de aqu¨¦llas. Su homogeneidad no va en detrimento de su rica variedad constructiva: unas veces el poema se dispone como un mon¨®logo en primera persona (El terrorista); otras, como un monodi¨¢logo del sujeto, que se dirige en segunda persona al modelo retratado (El soberbio), y tambi¨¦n hay poemas en tercera persona (El sabio), aunque llega a fundir, mediante un proceso de identificaci¨®n entre el interlocutor y el tipo descrito las personas segunda y tercera. Al car¨¢cter unitario apunta su dedicatoria, cuya exposici¨®n inicial se complementa con una continuaci¨®n en su t¨¦rmino, en la que se evidencia la finalidad de ense?ar esta galer¨ªa a los hijos, "para que elijan su camino en la marea". Se subraya as¨ª el aire docente de una obra en la que, por encima de la intensidad l¨ªrica y de los calambres visionarios que abundaban en Ecuador, dominan los momentos descriptivos y una entonaci¨®n propia del exemplum, del que ni siquiera est¨¢ ausente la intenci¨®n paren¨¦tica, e incluso la adfabulatio con que se cierran algunos poemas.
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