Memoria de una guerra
La fotograf¨ªa dota a los acontecimientos de un atrevido grado de inmortalidad. El registro, entonces en sales de plata y ahora digital, de un instante de la existencia humana tomado desde una peque?a ventana permanece como memoria y recuerdo de generaciones venideras. Mucho han tardado soci¨®logos, historiadores e incluso expertos en comunicaci¨®n en empezar a darse cuenta de su trascendente valor. Hay quienes todav¨ªa la subestiman, concediendo mayor fiabilidad a cualquier texto escrito que a una imagen, pero la tozudez de esta disciplina se abre camino en las mentes m¨¢s apelmazadas. As¨ª, nos encontramos con que en nuestro mundo globodigitalizado resulta imposible explicar adecuadamente cualquier acontecimiento sociol¨®gico o del pasado sin recurrir a la imagen fotogr¨¢fica. Claro est¨¢, siempre que se conserven convenientemente negativos o copias multiplicadas en libros, folletos o ¨¢lbumes familiares.
Un brillante ejemplo del empleo hist¨®rico de fotograf¨ªas lo encontramos en la exposici¨®n 10 atalayas para una guerra, comisariada por el profesor de historia Josu Chueca (Ler¨ªn, Navarra, 1956) y producida por la Fundaci¨®n Sabino Arana. En ella se recuerda la guerra civil en Euskadi, no un recuerdo s¨®lo para eruditos ni para quienes padecieron aquel sangrante acontecimiento. Est¨¢ pensada especialmente para las nuevas generaciones y se les ofrece desde c¨®digos de interpretaci¨®n moderna, donde el sonido y la imagen juegan un papel fundamental.
No cabe duda, reconocen los organizadores, que esta muestra tan aleccionadora no hubiera sido posible sin el trabajo callado de quienes fotografiaron lo que se vivi¨® en el Pa¨ªs Vasco tras el estallido b¨¦lico en 1936. Fue el primer ensayo del fotoperiodismo moderno en situaci¨®n de guerra descarnada. Entre los pioneros encontramos al brigadista David Seymour, con frecuencia olvidado bajo la sombra de Capa, al inolvidable eibartarra Indalecio Ojanguren, al siempre presente Vicente Garay, con su estudio en la Gran V¨ªa bilba¨ªna, y a otros muchos reporteros menos conocidos.
Sus fotograf¨ªas ofrecen el recuerdo de la rebeli¨®n militar y la resistencia; escenas con dirigentes y soldados en el frente; ciudades y pueblos arrasados por los bombardeos; la vida cotidiana en la retaguardia; curas en misa de campa?a; ni?os con macuto al hombro en el momento de partir al exilio; prisioneros tras los barrotes carcelarios o el expolio de bienes republicanos y nacionalistas, momentos cuyo recuerdo puede ayudar a repudiar la guerra.
10 atalayas para una guerra. Varios autores. Sala de Exposiciones del Archivo Foral. Mar¨ªa D¨ªaz de Haro, 11; Bilbao. Hasta el 31 de marzo. Horarios: de lunes a viernes, de 10.00 a 13.00; s¨¢bados, de 10.00 a 14.00; domingos, cerrado.
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