La noche del r¨¦probo
Guti gana el medio del campo a Xavi,lanza a su equipo y salva el cl¨¢sico
En las tardes largas de concentraci¨®n, cuando el partido se juega a las diez de la noche, los jugadores se aburren. El tiempo pasa. La siesta parece no tener fin. La Play Station se calienta hasta embotar el cerebro y la charla t¨¢ctica se retrasa hasta las siete.
En las horas muertas que van de la comida a la merienda, y al llegar el crep¨²sculo, algunos jugadores han descubierto el sentido profundo de su oficio. Suele ocurrir en primavera, cuando la temporada se acerca a su fin y todo resulta ef¨ªmero. Tambi¨¦n ante los partidos demandantes. En territorio enemigo, cuando la trompeta de alg¨²n hincha rival inspira miedos at¨¢vicos.
Ayer los jugadores del Madrid, mientras se preparaban para subir al autob¨²s que los llevar¨ªa al partido, debieron experimentar algo parecido a una revelaci¨®n. Se asomaron al sal¨®n central del hotel Juan Carlos I y se quedaron con la mente perdida mientras una chica interpretaba Mandy, de Barry Manilow, al piano. Los clientes, los asistentes a una boda, y algunos hinchas cul¨¦s mezclados con madridistas, se arremolinaron en la puerta para verlos salir hacia el Camp Nou. Acababan de o¨ªr la charla t¨¢ctica de Capello (el mismo pe?azo de siempre, incapaz de motivar a nadie) y hab¨ªan descubierto que no les apetec¨ªa jugar el partido para salvar la cabeza del t¨¦cnico, ni para luchar por la Liga, ni siquiera para preservar el honor de la camiseta blanca. Por primera vez en lo que va de temporada, los jugadores del Madrid jugaron por ellos mismos. Para darse el gusto de ganarle al Bar?a. Para divertirse un rato en el ejercicio de las viejas costumbres olvidadas del coraje, el pase, la pared, el ca?o, el sombrero.
Guti, el chico de aire displicente, el que parec¨ªa no escuchar a Barry Manilow al acudir al autob¨²s, enfrascado en su universo cerrado, sintetiz¨® el sentimiento de todo el equipo. Guti es el jugador que lleva m¨¢s tiempo en el club de toda la plantilla del Madrid. Han pasado 21 a?os desde que jug¨® el Torneo Social.
El hombre profesa un madridismo indolente, algo arrogante, chulesco. Guti es un prototipo. Como dijo Manolo Vel¨¢zquez el viernes, al aterrizar en Barcelona con el equipo: "Yo era como Guti; a veces los hinchas me quer¨ªan matar. Pero se han olvidado. Y ahora que llevo 30 a?os sin jugar me recuerdan con cari?o".
Marginado por Capello en M¨²nich, Guti regres¨® al equipo titular para abanderar al Madrid en el Camp Nou. Durante la primera hora de partido se hizo con el medio del campo, le rob¨® el bal¨®n a Xavi y se lanz¨® a conectar con Higua¨ªn y Van Nistelrooy. Su interpretaci¨®n de los movimientos del argentino fue inmediata. Un pase suyo inici¨® la jugada del primer gol. Cuando el Bar?a se sobrepuso, traslad¨® la pelota ¨¦l mismo hasta el ¨¢rea de Vald¨¦s y provoc¨® el penalti de Oleguer. Tambi¨¦n provoc¨® al ¨¢rbitro pidi¨¦ndole una amarilla para su agresor. Undiano Mallenco le hizo caso y sentenci¨® a Oleguer y, de paso, al Bar?a, a vivir un inesperado calvario.
Guti ha vivido como un r¨¦probo. V¨ªctima de la desconfianza del entrenador desde la pretemporada. En M¨²nich, en el partido m¨¢s importante, Capello lo dej¨® fuera. Su gran noche ayer en Barcelona, exhibe la clase de prejuicios que han conducido al Madrid a desperdiciar dos tercios de campa?a. El equipo que pod¨ªa plantar batalla en la Liga inclu¨ªa un pasador como Guti. El entrenador lo comprendi¨® demasiado tarde en la Champions, pero reaccion¨® a tiempo de salvar el cl¨¢sico.
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