Giorgio Tosatti, periodista
Dirigi¨® el 'Corriere dello Sport' y fue editorialista del 'Corriere della Sera'
Despu¨¦s de un trasplante de coraz¨®n en octubre, Giorgio Tosatti muri¨® en Pavia antes de cumplir los 70 a?os. Su vida estuvo marcada por el f¨²tbol y por el periodismo deportivo. A los 12 a?os sufri¨® la muerte de su padre, Renato, periodista deportivo, que viajaba en el avi¨®n que llevaba a los jugadores del gran Torino que se estrell¨® en la monta?a del Superga, el 4 de mayo de 1949. Incapaz de llorar y rodeado de las coronas que adornaban el carro f¨²nebre de su padre, Tosatti hered¨® el amor por el deporte. Y desarroll¨® una brillante carrera primero como redactor jefe y director del Corriere dello Sport, peri¨®dico que abandon¨® en 1985. Y despu¨¦s como editorialista del Corriere della Sera y comentarista de la RAI, en La Domenica Sportiva y en los partidos de la selecci¨®n italiana.
Su ¨²ltimo a?o de vida le result¨® especialmente doloroso. Salpicado por el fango del Calciopoli -recomend¨® a Luciano Moggi los ¨¢rbitros que consideraba m¨¢s favorables al Juventus-, fue operado del coraz¨®n. Despu¨¦s, a casa en Navidad, la recuperaci¨®n, las complicaciones, la muerte.
Para Gianni Rivera, el legendario mediocampista del Milan: "Un gran periodista nos ha dejado. Un personaje al que he conocido a fondo, apreciado por su pluma equilibrada, tanto cuando yo estaba en los campos de f¨²tbol como despu¨¦s al encontrarnos en televisi¨®n. Ha dado el m¨¢ximo de su profesionalidad".
Hace dos a?os, Tosatti escribi¨® su ¨²ltimo libro: T¨² ll¨¢malo, si quieres, emociones, una obra en la que recog¨ªa sus 40 a?os de vida de periodista, desde la desaparici¨®n del gran Torino a los triunfos del N¨¢poles de Maradona. Habla de la "majestuosa elegancia" de Facchetti. La perfecci¨®n de Luis Su¨¢rez, "el mejor". Los 1.000 goles de Pel¨¦, la "alegr¨ªa de los pobres" Bartali y Coppi. La Italia mundial de Pablito y Bearzot, en 1982. "Yo no quer¨ªa ser periodista. La comparaci¨®n con ¨¦l me fastidiaba", explica. Su padre trabajaba en La Gazzetta del Popolo de Tur¨ªn. Y los domingos llevaba al peque?o Giorgio a la redacci¨®n para que respirara la atm¨®sfera del peri¨®dico. En su libro, Giorgio recuerda la muerte de su padre: "Me persegu¨ªa la imagen de su m¨¢quina de escribir, destruida entre los hierros del avi¨®n (...). Todav¨ªa escribo con la m¨¢quina port¨¢til, soportando las iron¨ªas de colegas ya amigos que no pueden saber qu¨¦ representa para m¨ª". Y no quer¨ªa ser periodista.
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