Pasteles para garantizar un futuro

Los alumnos del taller de cocina del instituto p¨²blico Heli¨®polis, en Sevilla, tienen algo en com¨²n: todos eran malos estudiantes. "La mayor¨ªa ¨¦ramos conflictivos. Ahora ya no tanto, pero antes nos aburr¨ªa estudiar", explica ?lvaro Jos¨¦ Cabrera, de 16 a?os. En este Programa de Garant¨ªa Social (PGS) sobre cocina hay inscritos 12 alumnos aunque, seg¨²n explican los propios estudiantes, es raro el d¨ªa en el que el grupo est¨¢ completo. "Es dif¨ªcil levantarse de la cama cuando est¨¢s tan a gusto", dice Cabrera entre risas.

En el taller de cocina la indumentaria es esencial: todos van vestidos con mono, delantal y gorro. "Los pearcings y los pendientes grandes est¨¢n prohibidos. Aqu¨ª son muy importantes las normas de higiene", explica Miriam Rodr¨ªguez, de 16 a?os. Ella lleva tiritas en sobre el labio para tapar los zarcillos que cuelgan de ¨¦l.

La historia de estos j¨®venes hasta el momento en que entraron en el curso es parecida: "Yo estudiaba en el instituto. Nunca se me dieron bien los estudios y, adem¨¢s, las compa?¨ªas que ten¨ªa no me animaban a coger los libros. Por eso era un poco conflictivo. Iba un d¨ªa a clase y me echaban por un mes. As¨ª, durante tres a?os, hasta que fui a hablar con la orientadora del instituto, porque mis padres no pod¨ªan aguantar m¨¢s. La orientadora quiso saber qu¨¦ me gustaba y yo le dije que la cocina, porque mi padre ha sido cocinero toda su vida y es algo que conozco", relata ?lvaro Cabrera.

Muchos de ellos dejaron los estudios para ponerse a trabajar. Como Francisco Fern¨¢ndez, de 19 a?os, el mayor de la clase. Dej¨® la ESO e intent¨® sacarse el graduado a trav¨¦s del aula para adultos, pero no lo consigui¨®. Intent¨® tambi¨¦n entrar en un programa de Garant¨ªa Social, pero en la primera convocatoria no lo logr¨®, por lo que sigui¨® trabajando. "En enero de 2005 dej¨¦ el instituto y empec¨¦ a trabajar en un restaurante, porque me encanta la cocina. Hasta hace menos de un mes, compaginaba estas clases con el trabajo, pero como ahora comenzamos el periodo de pr¨¢cticas he tenido que dejar el empleo, aunque me han dicho que me reservan la plaza". "Yo tambi¨¦n me puse a trabajar. No hacia nada y as¨ª me pod¨ªa pagar mis gastos, como una moto que me compr¨¦", cuenta Juan Enrique, de 17 a?os.

Pedro Molina es el profesor de cocina y pasteler¨ªa. "Los PGS cuentan con 30 horas semanales de clases pr¨¢cticas (12 horas) y te¨®ricas (18 horas). Los alumnos aprenden cocina, pero tambi¨¦n Ciencias Sociales, Matem¨¢ticas y Lengua, adem¨¢s de recibir una orientaci¨®n laboral", explica el docente, para quien estas clases tienen un doble objetivo: "Aprobar la prueba de acceso para incorporarse de nuevo al sistema educativo a trav¨¦s del paso a un curso de Grado Medio de FP y obtener una experiencia profesional".