Joseph Metcalf III, el vicealmirante estadounidense que invadi¨® Granada
Tom¨® la isla en 1983, tras el golpe de Estado de Bernard Coard
La invasi¨®n de Granada, una isla de apenas 40 kil¨®metros de largo situada al sur de Trinidad y Tobago, se produjo durante el mandato del presidente Ronald Reagan, en plena guerra fr¨ªa, cuando la obsesi¨®n del Gobierno estadounidense por derrocar cualquier atisbo de comunismo se tradujo en operaciones militares encubiertas contra gobiernos de izquierdas en pa¨ªses como El Salvador o Nicaragua o en invasiones directas como la de la isla de Granada.
Metcalf, asistido por el general Arnold Swarzkopf, quien siete a?os despu¨¦s liderar¨ªa la primera invasi¨®n americana de Irak, fue el encargado de dirigir la que fue bautizada como Operaci¨®n Furia Urgente, una de las m¨¢s controvertidas de la ¨¦poca. Apenas seis d¨ªas despu¨¦s de que el vicepresidente de Granada, el estalinista Bernard Coard, apoyado por los sovi¨¦ticos y supuestamente respaldado por Fidel Castro, diera un golpe de Estado, ejecutara al presidente Maurice Bishop y tomara el poder, Metcalf organiz¨® precipitadamente el desembarco estadounidense. En apenas 39 horas el vicealmirante ten¨ªa listos a 1.800 marines, 1.600 paracaidistas, 700 rangers y varios comandos especiales que tomaron la isla en tres d¨ªas y arrestaron a Coard, que a¨²n sigue en prisi¨®n.
La decisi¨®n de Reagan fue duramente criticada. Por un lado, los motivos esgrimidos por la Administraci¨®n republicana para convencer al pa¨ªs de la necesidad de invadir Granada fueron hinchados -al igual que ocurri¨® en 2003 para justificar la invasi¨®n de Irak-. Ronald Reagan asegur¨® que los americanos que estaban en Granada corr¨ªan serio peligro y que Fidel Castro ten¨ªa miles de efectivos all¨ª. En la pr¨¢ctica el l¨ªder cubano s¨®lo ten¨ªa en Granada a 600 hombres construyendo un aeropuerto y el millar de estadounidenses que viv¨ªan en la isla nunca fueron amenazados por los golpistas. A la pol¨¦mica contribuy¨® la prohibici¨®n de Reagan de permitir a la prensa ser testigo de la invasi¨®n, que se sald¨® con la muerte de 19 estadounidenses y 45 granadinos.
Para Metcalf el ¨¦xito de la operaci¨®n fue todo un logro, sobre todo cuando a?os m¨¢s tarde el entonces secretario de Defensa Caspar W. Weinberg, admiti¨® que la invasi¨®n se llev¨® a cabo sin los mapas adecuados, con graves problemas de comunicaci¨®n entre las diferentes unidades "y aun as¨ª, ganamos". Tras la invasi¨®n, Metcalf fue nombrado subsecretario de gabinete para operaciones navales.
Pero el vicealmirante, que hab¨ªa nacido en Holyoke (Massachusetts) el 20 de diciembre de 1927, fue puesto en evidencia en 1985 cuando se descubri¨® que a la vuelta de Granada hab¨ªa intentado entrar en Estados Unidos cargado con 24 rifles sovi¨¦ticos AK-47. En la aduana asegur¨® no saber que era un delito federal importar rifles autom¨¢ticos y adem¨¢s no tuvo reparo en decir que se los tra¨ªa como souvenir de la invasi¨®n.
S¨®lo recibi¨® una advertencia sin penalizaci¨®n y pudo continuar con su carrera. Sin embargo, otros nueve militares de menor rango que hicieron lo mismo fueron juzgados por un tribunal militar y condenados a trabajos forzosos. El secretario de la Marina, John F. Lehman, lo justific¨® alegando que los condenados, al contrario que Metcalf, tambi¨¦n hab¨ªan intentado vender las armas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.